La semana pasada se celebró en Cali la XII cumbre de la Alianza del Pacífico (AP). Sus cuatro miembros (México, Perú, Colombia y Chile) reafirmaron las intenciones de seguir el proceso integracionista, diferenciándose de no ser simplemente una zona de libre comercio, sino parecerse cada vez más a un mercado común.
Para lograr esto se han venido perfeccionando los procesos de movilidad laboral, empresarial y estudiantil; la facilitación del comercio y de las inversiones; la consolidación del MILA y lógicamente el avance en el proceso de desgravación de productos, de los cuales el 92% de ellos ya goza de arancel cero y el resto tiene una desgravación automática.
La Alianza del Pacífico, como lo ratifican los presidentes de los cuatro países, es el proceso integracionista más rápido que ha ocurrido en los últimos años en el mundo económico. Todo se debe a que sus miembros son democracias consolidadas, con mente aperturista, países, catalogados en el “Doing Business”, donde es más fácil hacer y crear negocios y con intereses reales de incrementar su exposición a nuevos mercados. Los más de 40 países observadores de la AP es una muestra de que el proceso va bien y es atractivo.
En términos de comercio exterior las exportaciones no han crecido mucho, comparando 2016/2017. Esto se debe a que somos países productores de materias primas y poco valor agregado. La AP necesita socios que tengan economías complementarias, es decir, que necesiten lo que nosotros producimos y que ellos produzcan lo que nosotros necesitamos; pero más que productos y servicios la AP busca inversión extranjera y transferencia de conocimientos y tecnología.
En la cumbre actual ocurrieron importantes avances: se inició el proceso de acabar con la doble tributación en el sistema pensional y ya se puso sobre el tapete el tema de terminar el “roaming” entre los países de la cumbre (esto lo está acordando la Unión Europea después de más de 20 años de su iniciación). Pero lo más destacable en esta cumbre fue la vinculación de cuatro nuevos “Estados asociados”: Canadá, Singapur, Australia y Nueva Zelanda.
Es importante destacar el caso del desarrollo agropecuario de Nueva Zelanda, que con una población de 4,6 millones de personas, similar a la del Valle del Cauca, produce comida para alimentar cerca de 40 millones de personas.
La agricultura en el país austral es el mayor empleador de su economía dando trabajo al 11% de su población laboral. Su sistema agrario es de los más eficientes del mundo ya que las exportaciones de bienes agrícolas en el país rondan los US$32.000 millones. Además, el sector lechero es la industria más grande de Nueva Zelanda, con exportaciones de casi US$13.000 millones, representando el 27% del total de bienes exportados.
Y cuál es su secreto? Desde 1985 eliminaron todos los subsidios al agro; las granjas, cuyos propietarios son familias, reciben del Estado apoyo en la capacitación profesional para una mayor productividad; con esta capacitación crearon cooperativas, determinaron los animales que más se acoplaban al clima, terreno y pastos del país, en resumen, profesionalizaron la industria agrícola.
Hoy Nueva Zelanda es el primer exportador a nivel mundial de carne de oveja, el primer exportador de leche (con el 3% de la producción global) y el segundo exportador de lana. En términos monetarios, ocupa el puesto número 15 entre los mayores exportadores de productos agrícolas. En este ejemplo, el Valle del Cauca, con su potencial agrícola e industrial tiene todas las oportunidades de aprender de nuevos desarrollos y tecnologías para mejorar la competitividad internacional, crecer y diversificarse; así lo demuestran sus cifras de exportaciones con productos agroindustriales, farmacéutico y tecnológicos.