Fue el marco de la Cumbre Asia-Pacífico celebrada el fin de semana pasado en Lima, Perú, una evidencia de lo patas para arriba que se encuentra el mundo. Ahí, el mandatario chino, Xi Jinping, declaró que su país no se va a cerrar al comercio tras el triunfo de Donald Trump en la elección de Estados Unidos. Que, por el contrario, China se va a abrir más.
Ésa es la respuesta de China al proteccionismo anunciado de Estados Unidos. Y cuando China es quien pugna por el libre comercio y EU invita a la cerrazón, sabemos que el mundo como lo conocíamos ha cambiado.
¿Qué debe hacer México frente a la amenaza Trump en la materia? Ya sabemos que la Cancillería ha puesto en marcha un plan de acción consular para defender a los migrantes mexicanos en EU. Esperemos que sea una medida suficiente ante lo que se prevé que será una estrategia de hacerle a los connacionales —con o sin documentos— la vida miserable en ese país buscando la autodeportación. Mucho más eficiente y menos costosa que la idea de poner a los agentes migratorios a hacer este trabajo.
Pero, ¿y el libre comercio? México depende del intercambio comercial con Estados Unidos como con ningún otro país. ¿Podemos pensar en sumarnos a China y planear seguir adelante sin el vecino del norte?
Me pareció atinado el encuentro entre Peña Nieto y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en el mismo marco de la Cumbre APEC. En la amenaza de EU de salirse del TLCAN México no está solo. Si el Estados Unidos de Trump se quiere salir y México sigue confiando en esta herramienta como palanca del desarrollo económico nacional, lo peor que podemos hacer es esperar a ver si pasa la tormenta y no hacerle frente a la inestabilidad que esta espera conlleva.
No podemos esperarnos a ver qué hará Trump.
Acercarnos a Canadá, el otro integrante del tratado, es la mejor respuesta para enfrentar una relación David versus Goliat que marca la política exterior de México hacia Estados Unidos. Sí, EU es el que lleva el sartén por el mango en materia comercial porque nosotros dependemos mucho más de que sus consumidores compren nuestros productos que viceversa, pero es cierto también que existe ya una dependencia por todas las cadenas comerciales generadas a lo largo de más de 20 años de tratado comercial que hace que la postura de México no resulte irrelevante para Estados Unidos.
En estos días de incertidumbre, el gobierno mexicano debe hablar con claridad. Decir que fue una elección poco afortunada, lejos del ideal para la relación, pero que ello no dejará al gobierno de brazos cruzados. Y asumir esa actitud proactiva en materia comercial con Canadá y con otros países y bloques con quienes ya tenemos relaciones.
Responder que México está en las condiciones y cuenta con las variables para enfrentar la tormenta que se avecina, así sin más, no ayuda a que inversionistas nacionales e internacionales se apacigüen, como hemos visto claramente en estas dos primeras semanas de golpeteo fuerte a la economía mexicana.
*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.