Quiero dedicar este artículo a uno de los más notables economistas del siglo XX, Ludwig Von Mieses, quien nació un 29 de septiembre de 1881 en Austria. Fue durante muchos años profesor en la Universidad de Viena, hasta que tuvo que emigrar a Suiza en 1934 debido a la persecución nazi. En 1940 se mudó definitivamente a Estados Unidos, para ser profesor en la Universidad de Nueva York.
Von Mieses representa un exponente fundamental de la Escuela Austriaca. Para la Escuela Austriaca la economía tiene como objetivo el estudio de la conducta humana, no referida a los bienes, sino a los hombres, a sus juicios, a sus preferencias y acciones.
Von Mieses fue un valiente defensor de la verdad, aún cuando la incomprensión se le opusiera, se mantuvo fiel a sus principios. De acuerdo a Von Mieses, el economista no sólo debe buscar la verdad científica, debe también desenmascarar errores o falacias del mundo de las ideas.
En una serie de conferencias dictadas por Von Mieses en Argentina en 1959, dejó clara su posición respecto al papel del gobierno en la sociedad. Dijo específicamente que el gobierno debe proteger y defender contra las agresiones internas y externas, las vidas de los ciudadanos que se encuentren bajo su jurisdicción, así como sus propiedades. Todo lo demás que haga el gobierno dentro de la economía es intervencionismo.
Von Mieses afirmó en esas conferencias dictadas en Buenos Aires, que si el gobierno protege los derechos de los individuos para que hagan lo que quieran, por supuesto, sin infringir la libertad de los demás para hacer lo que les depare felicidad, harán lo que es natural: trabajar, cooperar, comerciar y prosperar. También aseveró que en materia de política económica no hay milagros, por lo tanto el mal llamado “Milagro Alemán” de recuperación de la economía alemana después de la Segunda Guerra Mundial, sólo fue el resultado lógico de la aplicación de los principios de la economía libre de mercado. Por lo tanto, la mejor política económica de un país consiste en limitar la acción del gobierno a crear condiciones de paz y estabilidad institucional, protegiendo la vida y la propiedad de los ciudadanos.
Se ha demostrado que cuando un gobierno no se limita a cumplir ese único objetivo que enuncia Von Mieses, sino que asume todo el poder económico, como ocurrió con el nazismo, el socialismo soviético o como sigue ocurriendo en América Latina, estrangula la economía de mercado y se convierte en destructor de la libertad humana.
Para Von Mieses, la economía de mercado es el espacio donde mejor se concreta la democracia, pues cada empresa tiene la oportunidad de servir a su cliente de la mejor manera para sobrevivir a la competencia, y son los consumidores con su libre elección los soberanos que conducen al sistema. Aunque teóricamente se haga una distinción entre empresas y consumidores, en la práctica no hay tal diferencia, porque todos los empresarios son también consumidores. En el sistema capitalista, los ahorros de los consumidores o empresarios significan beneficios para todos aquellos que ansían producir o ganar un salario.
Von Mieses expresó durante sus conferencias en Argentina, que la posición de desdén de Marx respecto al capitalismo, como sistema diseñado para que los ricos se vuelvan más ricos y los pobres más pobres, parte de premisas falsas, condiciones pre-capitalistas que ya no existen en el mundo real. Si estudiamos la historia del mundo desde 1865, podemos verificar que las economías occidentales capitalistas han mejorado notoriamente sus condiciones materiales. No sucede lo mismo con las economías socialistas, que tienden a fracasar, llevando a la población a una vergonzosa pobreza económica. Es impactante la vigencia de esta afirmación cuando analizamos la situación de Venezuela, donde se han deteriorado al extremo las condiciones de vida de los ciudadanos, por el peso de los controles de precios y el intervencionismo del gobierno.
Von Mieses expresó también en sus conferencias en Argentina, que la libertad económica es la base del resto de las libertades sociales. En un sistema donde no existe el mercado, donde el gobierno dirige y se apropia de todo, todas las demás libertades se vuelven ilusorias, aunque aparezcan en las constituciones, simplemente porque ya no son viables. Si el gobierno se apropia de los medios de comunicación, no dejará que se exprese ningún pensamiento contrario a sus ideales. Lo mismo ocurrirá si el gobierno, como administrador del Estado, se convierte en propietario de las empresas, pues se impondrá como el patrono más severo, quedando abolidas todas las demás libertades. En eso consiste el socialismo, que deviene de un profundo intervencionismo del gobierno en la economía.
Para Von Mieses, la libertad en sociedad significa que una persona depende de las otras, tanto como las otras dependen de ella. La sociedad bajo una auténtica economía de mercado muestra que las necesidades se satisfacen en conjunto, no por un gobierno que se comporta como monarca, repartiendo y quitando privilegios. La libertad es simplemente el derecho de los ciudadanos a cometer errores y aprender de ellos, enmendar los errores y progresar, sin el yugo de un gobierno que tome las decisiones de millones. En el caso de Venezuela, recuperar la libertad económica es vital para recuperar el resto de las libertades sociales, si eso no ocurre, la democracia no será viable.
Finalmente, quiero resaltar una de las conclusiones de Von Mieses en las conferencias dictadas en Buenos Aires: “Todo lo que ocurre en el mundo de nuestros días es el resultados de las ideas, las cosas buenas y las cosas malas. Lo que se necesita es combatir las malas ideas. Debemos combatir lo que nos disgusta de la vida pública, debemos sustituir las malas ideas por buenas ideas… Debemos oponernos a la confiscación de la propiedad, el control de los precios, la inflación y todos los males que nos traen sufrimiento. Las ideas y sólo las ideas pueden llevar luz a la oscuridad.” La realidad del mundo ha verificado con contundencia, la veracidad de las ideas que defendió Von Mieses con firmeza durante toda su vida.