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El tipo de cambio ideal
Mié, 24/02/2016 - 13:28

Iván Franco

México: mercados de consumo antes y después de la crisis
Iván Franco

Economista del ITAM (México), con estudios de Econometría en la misma institución. Es consultor de negocios para diversas organizaciones en America Latina. @IvanFranco555

El tipo de cambio es una herramienta del comercio internacional. Tiene la función original de convertir el valor de una moneda a otra moneda. Como consecuencia de la globalización financiera, el tipo de cambio es también un parachoques de la especulación que ocurre en los mercados globales. Estas dos funciones son una mala combinación que evidencia un error en el diseño de política económica mundial. 

Todos los países emergentes están sufriendo las consecuencias de la volatilidad porque a pesar de que cuentan con la política monetaria como instrumento de reacción, sus economías se ajustan con el tipo de cambio. La constante depreciación de las monedas provoca además de mayor incertidumbre, impactos para la economía que ya conocemos: inflación, aumento de las tasas de interés y posiblemente, menor crecimiento. 

En el caso de México, la política cambiaria ha servido como sustituto de la política monetaria. En los meses que tardó el banco central en modificar su tasa de interés como reacción a la volatilidad global, el tipo de cambio fue el que amortiguó los embates sobre la economía. Esto a pesar de los riesgos que acarrea sobre la formación de precios y de los impactos sobre la balanza de pagos. 

Cuando el tipo de cambio fluctúa, mucho o poco, afecta los términos de intercambio comercial entre dos países. En el caso de México, 72% del PIB equivale a transacciones comerciales con el exterior, principalmente con Estados Unidos. Una devaluación del peso de 1% o de 10%, implica ajustes de miles de millones de pesos en las cuentas con el exterior. México importó de Estados Unidos mercancías con un valor de US$187 mil millones en 2015. La pérdida cambiaria nominal para México fue de US$478 mil millones de pesos al tipo de cambio de 2014. Casi nada. 

El problema es que el tipo de cambio nominal y también el real son subjetivos porque valoran los productos importados de forma distorsionada, posterior a una devaluación. Es como un espejismo. Por ello, el tipo de cambio no debería existir como lo conocemos, ni bajo el régimen fijo ni bajo la libre flotación.  

¿Por qué la devaluación no impacta a los precios? En México, la depreciación del peso con respecto al dólar desde 2014 a febrero de 2016 fue de 37% como promedio anual acumulado. No obstante, todavía no impacta por completo al nivel de precios, aunque debería haberlo hecho hace varios meses. La inflación registró una tasa promedio mensual de sólo 3,3% durante el mismo periodo. 

En el corto plazo, una devaluación modifica el precio de los insumos importados. Pero el costo de los demás insumos no se ajusta, a menos que la depreciación continúe y lastime los márgenes de utilidad del fabricante. Existen al menos tres explicaciones para entender por qué la devaluación del peso no ha impactado a los precios. En primer lugar, los fabricantes nacionales que usan productos importados han aceptado una disminución de sus márgenes de utilidad temporalmente. En segundo lugar, los salarios nominales que son un importante componente del costo de los productos no crecen en el tiempo. Además, otros costos como la energía y el transporte han disminuido. Finalmente, es posible que el cálculo de la inflación esté perdiendo precisión y no esté reflejando los verdaderos aumentos en el nivel de precios. De este tema hemos hablado antes en este mismo espacio.

Se dice también que la devaluación de la moneda no ha afectado el nivel de precios porque las expectativas no han deteriorado su proceso de formación. Los ajustes de los precios se generan en parte por las expectativas, pero estas se basan en la composición de los costos de las empresas. Si las empresas no están ganando con las condiciones actuales, deben aumentar sus precios. 

¿Cuál es el nivel ideal para el tipo de cambio? El equilibrio del tipo de cambio no existe. Por esta razón, no tiene sentido cuando se dice que la moneda de un país está sobrevaluada o subvaluada con respecto a otra moneda.  ¿Por qué? El tipo de cambio no es una variable económica sino es una herramienta del comercio. También porque la oferta y la demanda de las monedas con fines de comercio internacional es completamente previsible, no volátil. El problema es que existe un mercado paralelo de monedas nacionales que está sujeto a la especulación e impacta al comercio.  

Una sola moneda para el comercio. El comercio internacional debe estar exento de la especulación que existe para las monedas nacionales. Las transacciones comerciales deberían realizarse con una moneda única y que no sea fiduciaria. Existen las condiciones para operar una moneda única exclusiva para el comercio, legalizada y controlada por una autoridad global. Una moneda única con tasa de interés cero, no almacenable, implicaría que los ajustes de las cuentas comerciales de cada país estarían dados por los costos relativos de los productos, no por el volátil tipo de cambio.

Cualquier noticia económica se vuelve un capricho para la especulación. Mientras las autoridades monetarias globales deciden hacer algo, es necesario que se vigile el nivel del tipo de cambio. Ya que el juego especulativo liderado por el dólar está hundiendo a las economías emergentes. Más aun, debe limitarse al mecanismo de parachoques llamado libre flotación, porque afecta al comercio entre países y al proceso de formación de precios. El impacto de la volatilidad de las monedas es un impuesto que pagan los habitantes con los bancos centrales y con los gobiernos con menor credibilidad.

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