Estamos viviendo en una sociedad que está completamente conectada. Esto ha dado pie a una enorme cantidad de información disponible generando una explosión de datos sin precedente. La tecnología ha penetrado en todos los aspectos de la vida cotidiana. Tenemos nuevas formas de trabajo y de conectividad. El 90% de los datos que existen actualmente fueron creados en los últimos dos años, por lo tanto, es oportuno afirmar que los datos son el recurso natural del siglo 21.
Nuestra época es la era de la revolución digital, donde las empresas tienen valor, no por sus activos físicos, ni por su capacidad de producción, ni por cuán eficientes son, sino por su capacidad de gestionar los datos para comprender mejor a sus clientes, gestionar la información y obtener insights de ellos. El juego ha cambiado y todos los sectores están siendo impactados por la tecnología. Los datos están por detrás de todo este cambio.
Para aprovechar al máximo los flujos de datos, extraer el conocimiento mediante su análisis, alcanzar su valor de negocio y su potencial social, se requiere de la Inteligencia Artificial. Esta tecnología tiene la capacidad de analizar, comprender, aprender y generar insights de todo tipo de datos, estructurados y no estructurados, lo cual permite el aprovechamiento de los mismos, ayudando a resolver los desafíos que hasta entonces parecían insuperables e impulsando el potencial de los negocios basados en tecnología hacia un nuevo nivel. Al fortalecer la tecnología cognitiva, las personas transformarán por completo sus negocios e industrias, así como al mundo.
A fin de poder alcanzar esta promesa y garantizar el éxito de las nuevas plataformas, las empresas, los gobiernos, la academia y en general la sociedad, tenemos el desafío de atender las implicaciones sociales y de política pública que estas nuevas tecnologías conllevan. Otro importante reto es la seguridad. Incluso antes del lanzamiento de la inteligencia artificial, considerábamos que las organizaciones que recogen, almacenan, administran o procesan datos tienen la obligación de tratarlos con responsabilidad. Como líder global en sistemas de seguridad corporativa, IBM tiene una perspectiva integral acerca de las crecientes amenazas que enfrentan el mercado y la esfera pública en un contexto cada vez más abierto. Con relación a la propiedad, IBM sostiene que los datos son propiedad de quien los genera. Por ello, los datos de los clientes son de su propiedad y las políticas de datos de los gobiernos deben ser justas e imparciales, priorizando la transparencia. Los clientes no deben renunciar a los derechos sobre sus datos para tener los beneficios de las soluciones tecnológicas.
Todo lo anterior indiscutiblemente nos lleva a replantearnos nuevos desafíos como empresarios y como líderes organizacionales. El momento de actuar es ahora. Necesitamos crear una sinergia entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana. Los sistemas cognitivos son una realidad que está impactando no sólo a las empresas, sino también a sus profesionales. Por esta razón, debemos responsabilizarnos en la creación duradera de puestos de trabajo que se adapten a esta nueva revolución tecnológica, donde la computación cognitiva es aplicada para incrementar las capacidades del ser humano, democratizando su uso para el beneficio y progreso de la Humanidad.
