Los eventos de vinos están en crisis en Latinoamérica, ¿quizás necesitan una reingeniería? O en el peor de los casos, ¿hay escasez de muestras o degustaciones que abran opciones para otros segmentos de consumidores?
En Argentina y Chile el fenómeno es similar. Estamos siendo testigos de una tendencia en la que destaca la suspensión de eventos emblemáticos por falta de apoyo de los auspiciadores, baja en la asistencia de degustadores debido al poco interés del público o pésima comunicación de los organizadores que siguen apostando al mismo consumidor de siempre.
Para aquellos que gustamos de catar vinos, los actuales eventos no son suficientes. A su vez, las muestras actuales están llegando a un techo, porque se degustan los mismos vinos, y muy pocos de éstos se diferencian como para determinar que hay un real aporte entre ellos.
Las explicaciones son diversas. "Los vinos gran reserva y ultra premium no son altamente consumidos en Chile y Argentina, por ende, abrir una botella no potenciará el consumo del mismo". Esa frase la vengo escuchando desde hace 13 años, cada vez que asisto a un evento de degustación, y vaya que sorprende cuando viene de parte de un gerente de marketing de una viña o un gerente de exportaciones, que sólo ven en el mercado extranjero una opción para vender sus vinos de alta gama. Esto se debe al efecto del boom exportador que hizo del mercado nacional algo similar a lo que ocurre con la fruta de exportación, que sólo tenemos acceso cuando hay algún problema de un embarque o una baja en el precio.
También puede significar que quienes dan directrices sobre cómo la industria del vino se debe presentar al consumidor nacional, no han logrado entender que el consumidor busca algo diferente, que ha cambiado o simplemente que aquellos consumidores que fueron a eventos por muchos años ya no se sorprenden fácilmente. Si vamos más allá, al target de mercado que estaban orientados, definitivamente no es el adecuado y hay que generar un cambio de estrategia.
La falta de comunicación es evidente. Los eventos de vinos en Santiago y Buenos Aires son muy bien comunicados para las mismas personas de siempre, generando de esta forma una distancia natural con aquellos consumidores que sí compran vinos y no se sienten bien recibidos por el "snobismo" que muchos de estos eventos poseen.
En el lado positivo, hay varios eventos que tienen su público cautivo, fieles seguidores de un concepto que se realiza en un hotel de prestigio, pero que en la mayoría de los casos ha llegado a un tope. La mayoría presenta vinos que son el promedio de consumo, que fácilmente son adquiridos en el supermercado o alguna tienda especializada, pero apostaría a que si comenzamos a abrir botellas de mayor valor, los consumidores se animarían a comprar los mismos.
Según comenta Fernanda Valenzuela M., Magister e Ingeniero de Industrias PUC y Docente del Instituto Profesional Culinary y Director de Instante de Vinos, "definitivamente, los eventos de vinos son seguros y confiables, por lo mismo idóneos para aquel segmento de los consumidores chilenos, que dada su edad, género y situación socioeconómica, son aversos al riesgo, porque temen equivocarse o no gustan de las experiencias, que los descolocan. De esta manera, la semejanza reiterada entre uno y otro evento es desde esta perspectiva bastante favorable, en cuanto la gente sabe anticipadamente qué esperar y conoce exactamente a dónde se dirige, lo que garantiza en gran medida su personal disfrute. Otro aspecto que vale la pena mencionar es que son educativos, teniendo en cuenta que se enfocan fundamentalmente hacia quienes buscan conocer íntimamente el producto, comprender su diversidad y aprender de los procesos productivos, que explican sus diferencias técnicas. Finalmente, es importante destacar que los eventos de vino son sin duda correctos al no incentivar explícitamente el beber y poniendo en práctica técnicas de servicio propias de la degustación, que apelan naturalmente al criterio y madurez del consumidor".
Valenzuela recalca: "en definitiva, bastante se ha recorrido en el camino de la realización de eventos de vinos en Chile, muy probablemente varios ejemplos tienen impacto positivo real y son dignos de rescatar, pero la misión de continuar encantando al público y lograr su compromiso es cuando menos desafiante y sus exigencias dignas merecedoras de la debida atención, así como atractivos pueden llegar a ser los retornos posibles de lograr en el proceso".
Finalmente, cabe destacar que los eventos de vinos sufren de lo mismo que la publicidad del vino: no ha sido suficiente, no se ha generado una nueva forma de hacer las cosas y estamos frente a un estancamiento creativo de la industria, una falta inapelable de estrategias de marketing de vinos, que en su efecto práctico den una respuesta concreta a cómo elevar el consumo de forma sustentable, y a la vez, que logre enfrentar la gran arremetida de licores, espirituosos y cervezas. Nos hemos olvidado que hay un segmento de consumidores nuevo que está ávido por ser conquistado con un producto noble y tradicional como es el vino.