La energía podría definirse como aquella materia prima o recurso que el hombre necesita para alcanzar la producción deseada, siendo el consumo de energía uno de los grandes medidores del progreso y bienestar de una sociedad.
Se dividen en dos grandes grupos, y la clasificación de más abajo no es una mera diferenciación de las fuentes de energía, sino que representa un cambio que necesariamente se está produciendo y se va extendiendo en todo el mundo: el paso de las fuentes fósiles actualmente explotadas terminarán agotándose en el transcurso de este siglo XXI y el mundo debe estar preparado para suplirlas con fuentes alternativas.
*Energías Primarias: el carbón, el petróleo, gas, los metales, entre otras. La energía primara es un recurso escaso y agotable. Se las denomina también energías “convencionales”.
*Energías Alternativas: energía solar, eólica, mareomotriz y geotérmica, entre otras que aún se encuentran en pleno desarrollo. Además de energía “alternativa”, se la denomina “renovable” ya que tiene la característica de regenerarse por medios naturales y ser una fuente inagotable.
Se ha hablado mucho acerca de las energías primarias o convencionales frente a las energías alternativas o renovables, ya que estas últimas son una fuente de explotación en constante crecimiento y con excelentes oportunidades de inversión hoy.
Una fuente de energía alternativa es aquella que puede suplir a las energías o fuentes energéticas actuales, ya sea por su menor efecto contaminante, o fundamentalmente por su posibilidad de renovación. Según esta definición, algunos autores incluyen la energía nuclear dentro de las energías alternativas, ya que generan muy pocos gases de efecto invernadero.
A pesar de tener elevados costos de explotación, y de requerir espacios físicos importantes, las energías renovables se han trasformado en fuente de explotación y con una demanda insatisfecha en constante evolución que es empujada por los gobiernos y los distintos foros mundiales en la materia ante una energía primaria cada vez más limitada. Cualquier reducción en la ambición nuclear será positiva para las fuentes renovables necesarias para llenar algunas de las diferencias en el cumplimiento de los objetivos de emisiones de carbono.
Entre los principales ETFs del sector de energías renovables, se destaca el Global Alternative Energy ETF (GEX) como el ETF más relevante. Este fondo de inversión pasivo replica de la mejor manera posible el rendimiento del índice Ardour Global Index, que está compuesto por las principales compañías del mundo del sector de la energía alternativa.
Son miembros del ETF GEX las acciones de empresas de los Estados Unidos más importantes del sector energía solar, como First Solar Inc. (FSLR) o SolarCity (SCTY).
¿Hay que tener acciones del sector? Antes de incorporar empresas de este sector, al menos deberíamos tener en cuenta los siguientes factores a la hora de invertir en este tipo de activos riesgosos y enfocar la estrategia al largo plazo:
NEGATIVO I: Si bien han contado con el aval del Partido Demócrata para su desarrollo en los EE.UU., la situación fiscal de este y del resto de los países desarrollados hace que seamos cuidadosos a la hora de proyectar la evolución de los subsidios por parte de los gobiernos a estas empresas.
NEGATIVO II: Las nuevas tecnologías luchan contra los elevados costos de explotación y el hecho de necesitar espacios físicos importantes.
NEGATIVO III: Luego de algunos trágicos acontecimientos (en Rusia y Japón), la energía nuclear se ha puesto en duda y los principales países del mundo como China han decidido disminuir la expansión de la misma en importantes proporciones para el futuro.
El empleo de las fuentes de energía actuales, tales como el petróleo, gas natural o carbón acarrea consigo problemas como la progresiva contaminación, o el aumento de los gases invernadero.
¿Serán las energías alternativas una buena alternativa para el futuro? ¿Seguirá su demanda en constante crecimiento apta para un inversor de largo plazo?
Lo que sí es cierto es que las fuentes de energía fósil son finitas, y es inevitable que en un determinado momento la demanda no pueda ser abastecida, lo que obliga ya a que se descubran y se desarrollen otros nuevos métodos para obtener energía: energías alternativas.
El desarrollo de energías alternativas y renovables no es por tanto una cultura o un intento de mejorar el medio ambiente, sino una necesidad independientemente de lo que pensemos.
La implementación del modelo denominado de “desarrollo sostenible” de largo plazo se basa en las siguientes premisas:
*Uso de fuentes limpias, abandonando los procesos de combustión convencionales.
*Uso de fuentes de energía renovable, especialmente la electricidad fotovoltaica derivada del sol.
*Fomentar el autoconsumo, que evite en la medida de lo posible la construcción de grandes infraestructuras de generación y distribución de energía eléctrica.
*Disminución de la demanda energética eliminando el consumo energético innecesario.
*Disminución de la demanda energética mediante la mejora del rendimiento de los dispositivos eléctricos (electrodomésticos, lámparas, etc.). No se trata sólo de consumir menos sino más eficientemente.
Poniendo la lupa en las energías alternativas, hay que mencionar que deben dividirse a su vez en dos categorías distintas: no contaminantes o limpias, y contaminantes:
1) Entre las ENERGIAS RENOVABLES LIMPIAS se encuentran la mayoría de las renovables:
*El Sol: energía solar.
*El viento: energía eólica.
*El calor de la Tierra: energía geotérmica.
Los ríos y corrientes de agua dulce: energía hidráulica.
*Los mares y océanos: energía mareomotriz.
*Las olas: energía undimotriz.
2) Las ENERGIAS RENOVABLES PERO CONTAMINANTES tienen el mismo problema que la energía producida por combustibles fósiles: en la combustión emiten dióxido de carbono, gas de efecto invernadero, y a menudo son aún más contaminantes porque la combustión no es tan limpia, emitiendo polvo y otras partículas sólidas. Se obtienen a partir de la materia orgánica o biomasa, y se pueden utilizar directamente como combustible (madera u otra materia vegetal sólida), bien convertida en bioetanol o biogás mediante procesos de fermentación orgánica o en biodiésel, mediante reacciones de transesterificación y de los residuos urbanos. Se encuadran dentro de las energías renovables porque mientras puedan cultivarse los vegetales que las producen, no se agotarán.
Está claro que son más limpias que sus equivalentes fósiles, porque teóricamente el dióxido de carbono emitido en la combustión ha sido previamente absorbido al transformarse en materia orgánica mediante fotosíntesis. En realidad, no es equivalente la cantidad absorbida previamente con la emitida en la combustión, porque en los procesos de siembra, recolección, tratamiento y transformación, también se consume energía, con sus correspondientes emisiones.
También se puede obtener energía a partir de los residuos sólidos urbanos y de los lodos de las centrales depuradoras y potabilizadoras de agua. Energía que también es contaminante, pero que también lo sería en gran medida si no se aprovechase, pues los procesos de pudrición de la materia orgánica se realizan con emisión de gas natural y de dióxido de carbono.
Aunque podamos realizar la transición a estas nuevas energías de forma suave y gradual, tampoco van a permitir un crecimiento mundial continuo y perpetuo. Pero sí podemos ahondar en la implementación del modelo denominado de “desarrollo sostenible” que está generando alternativas de inversión que hoy requieren de mucho capital, pero que a nivel hogares o pequeñas empresas está generando un cambio que no se detendrá.
*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.