Pasar al contenido principal

ES / EN

¿Hacia dónde va el tren en América Latina?
Mar, 18/02/2014 - 23:51

Natalia Carla Sanz

¿Hacia dónde va el tren en América Latina?
Natalia Carla Sanz

Natalia Sanz es Economista y trabaja en la División de Transporte del Banco Interamericano de Desarrollo, en la preparación, supervisión y gestión de la cartera de proyectos en América Latina y el Caribe. Participa también en la preparación y gestión de productos de conocimiento de las áreas estratégicas del Banco en el sector transporte. Posee una Licenciatura en Economía y una Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y participó del programa de Maestría en Política Económica del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional de Costa Rica. Previo a su entrada al BID, trabajó en el análisis de proyectos de infraestructura para la Agencia Córdoba de Inversión y Financiamiento y como investigadora para el Cinpe. Sus principales áreas de estudio e interés son la economía de transporte, la seguridad en el sector y la relación entre género y transporte.

Los trenes en América Latina fueron protagonistas de la conformación social y cultural durante gran parte del siglo pasado. Esto lo compruebo cada vez que mi mamá, entre mate y mate, me cuenta sus experiencias en las vías. 

Ella trabajaba en el Policlínico Ferroviario de San Juan, Argentina, y cada tanto iban a vacunar, llegando en tren a los lugares más inhóspitos y lejanos para que todos tuvieran acceso a la salud. Siento en ella y sus colegas el orgullo de ser ferroviarios, y la nostalgia de aquellas épocas.

También tuve mis propias experiencias viajando en tren desde San Juan a Buenos Aires, entre 20 y 24 horas de trayecto. Llegábamos llenos de polvo y con el traqueteo resonando aún en los oídos (hoy ese mismo viaje se hace en autobús en aproximadamente 14 horas, o en avión en hora y media).

Los trenes en la región tuvieron una época de retracción muy fuerte (y si no lo han reconocido aún, piensen cuantas veces cruzaron rieles abandonados en sus países). Una interesante infografía sobre la evolución de los trenes en Argentina puede encontrarse en el Ministerio de Educación de ese país:

En el estudio del BID “Más y mejores trenes: Cambiando la matriz de transporte en América Latina y el Caribe” vemos que el esquema ferroviario está resurgiendo, dando más importancia al transporte de cargas (que compite y se complementa con el transporte automotor de cargas), seguido por los trenes de pasajeros urbanos y suburbanos, y dejando atrás el transporte de pasajeros de larga distancia. Esto último se basa en la necesidad de grandes inversiones iniciales, altos costos de operación y velocidades bajas en comparación con los autobuses, y es el punto más discutido de esta reforma, ya que conlleva fuertes emociones de diversos sectores y de todos los que vivieron en esa época, como mi mamá.

Intermodalidad, cargas y pasajeros urbanos y suburbanos parecen ser el nuevo esquema ferroviario en la región. Una nueva página en la historia de los trenes… o mejor dicho, un cambio de vagón.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Moviliblog, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).