Esta contienda electoral ha sido tan loca que no hemos visto una sino varias sorpresas de octubre y en ambas campañas.
El 1 de octubre, The New York Times publicó un reportaje en donde se mostró una pérdida económica reportada en 1995 de Donald Trump por US$900 millones, lo que implicaba que el candidato republicano dejó de pagar impuestos durante 18 años.
A partir del 7 de octubre, WikiLeaks ha estado publicando correos electrónicos con información comprometedora sobre la campaña de Hillary Clinton con la intención de dañar su resultado electoral.
El 8 de octubre publicó The Washington Post un video de Trump presumiendo que podía manosear a cuanta mujer quisiera, generando una cadena de acusaciones de acoso sexual de varias otras mujeres en contra del magnate.
Y ahora, el 28 de octubre -apenas once días antes de las elecciones-, el director del FBI, James Comey, envió una carta al Congreso estadunidense diciendo que reabriría la investigación sobre el uso del servidor privado de correos electrónicos de Hillary cuando era secretaria de Estado.
Desde el viernes, el ciclo noticioso ha girado en torno a qué tanto esta actuación de Comey afectará el resultado electoral. ¿Lo suficiente como para que Hillary pierda la Presidencia? Hasta el momento, las encuestas muestran que Trump ha ganado terreno. Sus probabilidades de triunfo han aumentado en el pronóstico de Nate Silver. De estar en 12% tras el tercer debate presidencial, ayer lunes se ubicaban en 24,6%.
En las páginas de apuestas y en el promedio de Real Clear Politics también se han cerrado los pronósticos. Real Clear Politics tenía una diferencia en favor de Hillary de 7 puntos después del segundo debate y hoy esa diferencia se ha cerrado a 4 puntos.
Por ello, Trump ha estado intentando maximizar el hecho señalando que es un tema tan grave como en su momento fue el escándalo de Watergate que llevó a la renuncia del presidente Nixon y recalcando que Hillary debe estar tras las rejas.
Por su parte, la campaña de Clinton ha pedido a Comey que esclarezca lo antes posible el contenido de los correos. Además, el influyente senador demócrata por Nevada, Harry Reid, envió una carta a Comey señalando que su acción violentaba el Acta Hatch. Ésta se aprobó en 1939 como una ley que sanciona acciones de empleados federales que apoyen intencionalmente a un candidato en periodo electoral. Aquí el argumento para saber si Comey será sujeto a una sanción administrativa, porque el Acta Hatch no prevé castigo penal, girará en torno a si su actuación tuvo la intención de dañar a Hillary o no, algo que será complicado de comprobar.
Por lo pronto, la elección presidencial sigue dando giros inesperados. Todo indica que Trump está ganando terreno no a costa de los simpatizantes de Hillary, sino de los indecisos o independientes que, acercándose la fecha de acudir a votar, están optando por él. Y esto venía ocurriendo desde unos días antes de que Comey reapareciera en escena.
La probabilidad de que Trump gane la elección sigue siendo baja: 1 de 4 probabilidades según Nate Silver. Y así, a una semana de que concluya este largo proceso electoral, el resultado sigue dependiendo en gran medida del número de electores que logre sacar a votar cada campaña.
*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.