La autenticidad es un concepto sumamente importante para una persona u organización en el largo plazo. Howard Schultz, fundador de Starbucks, dice que “la publicidad masiva puede ayudar a construir marcas pero es la autenticidad que las sostienen a través del tiempo. Si las personas comparten sus valores con los valores de la empresa, se convierten en clientes leales de esta marca.” (2012 Schultz: Pour Your Heart Into It)
El Marketing 3.0 del “padre del marketing moderno” Philip Kotler también se basa en la autenticidad. En Marketing 3.0, Kotler habla de la presencia de tres “niveles” de marketing: 1.0 hacia producto (marketing del pasado), 2.0 hacia clientes (marketing del presente) y 3.0 hacia el espíritu humano (marketing del presente y futuro).
Lo importante en los negocios del futuro es que las empresas -y sus representantes- actúen con coherencia y con autenticidad; que los valores de la empresa se concreten en sus acciones del día a día. De esta manera, una empresa o marca puede superar la publicidad del corto plazo para realmente crear una conexión con sus stakeholders.
Si la autenticidad es tan importante, no es sorprendente, creo yo, que las empresas realicen estudios para ver cómo pueden ser más auténticas. Pero hay un elemento irónico en esto: ¿por qué una empresa debería pagar miles de dólares en investigación de mercado para saber cómo ser más auténtica?
La información de mercado es importante para tomar decisiones; sabemos que con los datos sobre quien compra nuestros productos o servicios podemos mejorar nuestra oferta y construir empresas relevantes y exitosas. Pero ¿hasta donde llega la información y empieza la intuición, “la personalidad” y la autenticidad de una empresa?
Mi opinión es que las acciones tomadas sobre la base de “lo que quiere el mercado”, siempre tienen que alinearse con los valores de la empresa. Hoy en día los consumidores son más conscientes de sus opciones y su poder de decisión para comprar productos y servicios; hay más transparencia que exige más coherencia corporativa. Ser autentico -con sus valores, con sus clientes, en sus productos o en su misión de cambiar el statu quo- es una de las grandes pruebas de las empresas que quieren perdurar a través del tiempo.