En su libro La innovación y el empresario innovador, Peter Drucker dice que la mayoría de las revoluciones que hemos experimentado en los últimos 100 años nos han fallado; las promesas de los líderes se han quedado vacías o a medias. Hace algunos años Drucker presentó la transformación en administración de empresas como una alternativa viable a la revolución en una sociedad porque es una forma en que la sociedad se renueva a sí misma.
Drucker –y muchos de sus seguidores hoy día– opinan que el “management” y los “managers” enfocados al ser humano y comprometidos en la construcción y desarrollo de empresas humano-céntricas son las claves en un proceso de transformación y el buen funcionamiento de la sociedad. ¿No es cierto que antes de calcular los datos de crecimiento de un país se enfoca en el nivel micro: el crecimiento actual de firmas que son administradas con éxito?
El “management” es la práctica diaria de tratar con personas y organizaciones. Los gerentes pueden hacer la diferencia en los resultados de una organización (y luego de la sociedad) con sus conocimientos, sus valores, su creatividad y su manejo de emociones y empatía. El tema del Foro Global Drucker en Viena, Austria en noviembre del año pasado era “la gran transformación” y pasamos tres días conversando de estrategia de negocios e innovación con Clayton Christensen, Gary Hamel, Roger Martin, John Hagel III y Nilofer Merchant, etc. Nos preguntábamos ¿qué significa la transformación para personas, sociedad, negocios y organizaciones públicas y privadas?
Como representante de América Latina en el Foro Drucker, contemplaba la relevancia del tema para nuestra región. ¿Cómo podemos conversar de la transformación cuando todavía experimentamos altos niveles de inequidad y corrupción? ¿Cómo hablar de negocios cuándo nosotros los emprendedores – y como dice Drucker “el empresario innovador” - sufren a causa de la corrupción y el afán de hacer dinero fácil aprovechando de las buenas intenciones del emprendedor? En resumen, el ecosistema a favor del emprendimiento y del “management” exitoso todavía nos queda corto y es justo el ecosistema que, según los líderes de opinión en “management thinking,” ofrece a la sociedad esta oportunidad para renovarse.
Existen empresas que caminan hacia un paradigma humano-céntrico en nuestra región pero no hay comparación con la cantidad de empresas en países más desarrollados donde consideran el “management” como arte liberal; “liberal” porque se trata de los fundamentos de conocimiento, conocimiento de uno mismo, sabiduría y liderazgo; “arte” porque es práctica y aplicación. Muchas veces los administradores de una organización manejan la empresa para generar activos para sus accionistas - sin pensar en su contribución a la humanidad. Suena idealista pero concretamente si las decisiones están tomadas en base a la generación de riqueza (o en compensaciones y niveles de poder) y no necesariamente en la generación de valor, la sociedad sufre porque la organización tiene un círculo limitado de intereses. Según Christensen - en su trabajo acerca de innovación “disruptiva” – estas decisiones generan un espiral descendente donde la inversión no se destina a áreas de alto crecimiento como productos o servicios innovadores.
¿Pintamos un cuadro para tenerlo guardado en una bodega para conservar su color? El “management” es arte liberal: sacamos nuestra obra maestra a la mirada de los demás para poder generar valor para la sociedad y hacer crecer no solo en activos sino en productos innovadores, servicios relevantes, y más empatía hacia el cliente y la sociedad.
The Great Transformation (la gran transformación) – libro de Karl Polanyi que inspiraba en parte el último Foro Drucker - habla de los trastornos sociales y políticos que tuvieron lugar en Inglaterra durante el auge de la economía de mercado y la transformación que se necesitaba. Creo firmemente que el “management” ofrece a la sociedad oportunidades de renovarse a sí misma a través de organizaciones que realmente sirven a su cliente, su público y la sociedad. Como emprendedores y gerentes tenemos la oportunidad de crear empresas - obras de “arte liberal” – donde aplicamos conocimiento, sabiduría y liderazgo a proyectos y organizaciones que generan valor para la humanidad. Con un ecosistema saludable de emprendimiento podemos empezar a transformar a América Latina para la generación que viene.
