Nos tocó vivir en un mundo hiperconectado donde el acceso a internet, ya sea en nuestros hogares, en el trabajo o en nuestros dispositivos móviles, ya no nos sorprende. La conectividad se ha convertido en una especie de ente omnipresente al que extrañamos cuando se aleja. Querámoslo o no, la economía digital que está rigiendo la competitividad y productividad de hoy, le está dando más poder a este ente que cada vez parece extender más y más su red de influencia.
Sin embargo, el océano es demasiado vasto y la red no está alcanzando para entregar la “pesca digital” a todos. Según el último reporte de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés), solo 2.700 millones de personas tienen acceso a internet al 2013, mientras que 4.400 millones viven aún en la oscuridad digital. ¡Cerca de tres quintos de la población mundial no tienen acceso a internet! Dicho de otro modo, más de dos tercios de la población de los países en desarrollo aún no tiene internet.
Ahora bien, más allá de los factores económicos, regulatorios, políticos, geográficos y culturales que influyen en una mayor o menor penetración de internet en una zona o país determinado, la pregunta que más de alguien se está formulando es, ¿quién conecta a los no conectados?, ¿quién se hace cargo de tamaña inversión en infraestructura?
Esta fue precisamente una de las mejores y más mediáticas discusiones de la última versión del Mobile World Congress de Barcelona, cuando el mismísimo Mark Zuckerberg expuso su plan Internet.org para iluminar con internet a los 4.400 millones de desplazados digitales de aquí a cinco años. Según las palabras de Zuckerberg, el ingreso de los no conectados contribuiría a un mayor acceso a la educación, la salud y a una mejor economía. El joven CEO señaló además que el precio de la red es "un problema", por lo que el proyecto contempla lograr acuerdos con las operadoras y otros actores claves de la industria. Su plan es poder entregar a todos una conexión gratuita con servicios básicos y de utilidad, como mensajería, servicios meteorológicos o Wikipedia.
Pero la cruzada del CEO de Facebook sonó demasiado filantrópica para pasar desapercibida por los líderes de la industria presentes en el auditorio principal del MWC. Fue el mismo presidente de Telefónica, César Alierta, quien alzó la voz contra el plan maestro de Zuckerberg, diciendo que las telcos no pueden seguir llevándose el peso de toda la inversión en infraestructura que significa llevar conectividad a zonas oscuras, y que debe generarse un modelo donde las compañías de internet, como Facebook, Twitter, WhatsApp o Skype, también conocidos como los OTT (Over the Top) aporten al desarrollo y mejoramiento de la infraestructura que debe y deberá soportar la avalancha de datos que se pronostican para los próximos tres años. El big data se transformará en un gran problema si la infraestructura y sus tecnologías asociadas no aumentan sustancialmente.
"A mí me ha dejado impresionado", dijo Alierta para la agencia EFE refiriéndose al plan de Zuckerberg, para a continuación preguntarse retóricamente sobre "quién va a hacer las conexiones en Zambia o en Angola. Pues las harán las compañías de telecomunicaciones de Zambia y Angola, ¿no? ¿Y es necesario que Zambia y Angola estén conectadas? Evidente. ¿Es buenísimo para Zambia y Angola? Es evidente. Pero primero tendrán que tener las redes, eso es así", señaló Alierta.
Para Alierta esta situación es "totalmente asimétrica" y va a cambiar "este año o el que viene", reclamando en Barcelona "un campo de juego justo, en el que todo sea simétrico y que cada uno reciba según su esfuerzo. Para hacer el mundo digital hay que invertir billones y billones", finalizó el presidente de Telefónica. ¿Pensarán los creadores de LINE lo mismo?, ¿destinarán alguna porción de los US$19.000 millones que les pagó Facebook en dotar de infraestructura a las zonas no conectadas?
La creciente popularidad de los OTT está significando que, de algún modo, las telcos paguen el precio. El arribo de los OTT está creando una revolución en los consumidores de banda ancha móvil, a la vez que está generando una disrupción y/o catástrofe para los operadores y proveedores de internet, quienes ven cómo los servicios de voz y SMS bajan su popularidad, teniendo que bajar sus precios. Un estudio de la firma de investigación Ovum dice que este cambio en el juego costará a las telcos US$54.000 millones para 2016. Cerca de 1.500.000 OTT son creadas cada año en el mundo.
El tema es complejo. Los 50.000 millones de dispositivos conectados que se esperan para el 2020, muchos de ellos sin la necesidad de la intervención humana, llaman a generar un new deal entre telcos y OTTs, un nuevo modelo de negocio que se centre en el usuario y en la calidad del contenido ofrecido como en la calidad de las redes que lo soporten. Además, la delgada línea con que los proveedores de servicios de internet (ISP) manejan la Neutralidad de la Red, podría generar otros problemas y/o dilemas, puesto que hay sectores de la industria que dicen que un ISP podría dar mejor conectividad a ciertas compañías y servicios, por medio de contratos entre las partes.
Uno de los OTT de mayor éxito, Netflix, alzó la voz en enero de este año ante esta posible vulneración de la neutralidad de la red, diciéndole su CEO a las ISP, Reed Hastings, que no interfieran en su negocio y sugirió que alentará las protestas de sus clientes en caso de que alteren la neutralidad en la red. "Si este fuera el escenario draconiano con algunos ISP, vamos a protestar vigorosamente y a alentar a nuestros clientes a exigir a su ISP la internet abierta por la que le están pagando", dijo Hastings.
La paradoja OTT-Telcos debe ser resuelta con la única estrategia que hará posible la hiperconectividad prometida de la Internet de Todo (IoE): la cooperación. Una intensa y estudiada cooperación entre las telcos, gobiernos, OTTs y fabricantes de dispositivos. Los gobiernos deben cooperar con una regulación que apalanque la economía del sector, adicionando entrenamiento y educación para los no conectados, mientras que los fabricantes de dispositivos y OTTs deberán desarrollar hardware y software más útil (no solo ocio y entretenimiento) y sencillo para quienes no entiendan la tecnología. Las telcos deben transformarse en el corazón de esta revolución digital. Tanto telcos como OTTs necesitan más clientes, los gobiernos necesitan crecer más y los no conectados necesitan entrar al mundo digital.
Esta cooperación podría además contemplar, tal como decía Alierta, un ecosistema de inversiones más equitativo, donde los OTT puedan, en ciertas condiciones y contextos, co financiar infraestructura. Los OTT deben pensar que necesitan de redes rápidas, confiables y sin latencia para que sus servicios sean bien considerados, por lo tanto, la oportunidad de mayor cooperación es inevitable.
La discusión y el debate está sobre la marcha y aún no hay claridad si las telcos y los OTT deben competir o colaborar.
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