Revisando los programas de los principales partidos españoles (PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos) para las elecciones municipales y autonómicas de este domingo, pude constatar que no dedicaban ni una sola línea a la acción exterior de estas entidades.
Una ausencia que sorprende cuando se sabe cuánto esta competencia constituye una fuente de conflicto permanente entre el Estado central y las comunidades autónomas (CCAA), que sacude la vida constitucional y política del reino peninsular. Las CCAA con veleidades independentistas (País Vasco, Cataluña, pero no solamente ellas) siempre intentaron aumentar su autonomía en las relaciones internacionales pretendiendo convertir su acción en el extranjero en política exterior. O, por lo menos, ser reconocidas como sujetos con proyección internacional.
La sentencia emitida, en mayo de 1994, por el Tribunal Constitucional Español sobre la apertura de una oficina vasca en Bruselas abrió la puerta hacia una autonomía amplia para las CCAA en el ámbito exterior. Si bien el máximo tribunal español no le concede el ius contrahendi, tolera sin embargo que tengan un rol en las actuaciones internacionales.
La globalización favorece la competencia entre distintos actores (Estados, regiones, ciudades) y cada uno de ellos trata de seducir y atraer proyectos e inversiones de todo el mundo. Pero también aumentar su visibilidad. En el caso de las regiones españolas, el territorio iberoamericano era, por su proximidad cultural y lingüística, el lugar ideal donde buscar oportunidades y afianzar la cooperación. Se han multiplicado entonces a lo largo del continente americano oficiosas embajadas de las CCAA, las “oficinas autonómicas”. Así, en 2012, la Generalitat de Cataluña mantenía 48 oficinas a lo largo del mundo; Andalucía 23 y el País Vasco 15. Estas oficinas de las CCAA son de dos tipos: delegaciones autonómicas, con funciones de representación institucional y oficinas comerciales que se dedican en promover el turismo y las empresas regionales, pero también agencias de cooperación.
La justificación o no sobre la cantidad de estas oficinas en el extranjero (casi 200 en 2010, según un informe gubernamental de 2010) fue, es y será una fuente de polémicas y enfrentamientos en el debate nacional español por distintas razones: serían un despilfarro en tiempo de crisis económica, pondrían en peligro la coherencia de la política exterior de Madrid y podría, además, convertirse en una herramienta para favorecer el separatismo de Cataluña o del País Vasco.
La cooperación con América Latina: ¿rehén de las elecciones autonómicas españolas? No obstante, varias de estas oficinas se encuentran en América Latina. Son actores claves para la cooperación y el desarrollo de la región. Cataluña mantiene dos oficinas de su Agencia Catalana para la Cooperación y el Desarrollo en Colombia y Nicaragua, cinco oficinas de negocios: en México, en Bogotá, Santiago de Chile, San Pablo y Buenos Aires y también ocho centros de estudios del catalán (Cuba, México, Chile, Uruguay, Buenos Aires). La Comunidad de Galicia tiene oficinas (Red Pexga) en Colombia, Brasil y Delegaciones en Buenos Aires y Montevideo. El País Vasco también tiene una Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo que lidia proyectos en numerosos países latinoamericanos (Perú, Bolivia, Ecuador, Brasil, Colombia, Venezuela, Cuba, México, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Honduras). En 2012, en su Informe sobre la Política de Cooperación al Desarrollo de las Comunidades Autónomas, la Coordinadora de ONG para el Desarrollo – España informaba que la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) total (Estado Central + CCAA) alcanzaba los 328 millones de euros para 2011 y que América Latina era prioritaria como destino de estos fondos (más del 50 % del total). Los proyectos financiados tocan varios ámbitos: Cooperación al Desarrollo, Acción Humanitaria y de Emergencia, Educación, Comercio Justo, formación de cooperantes, etc. A pesar de su crecimiento económico, la región sigue albergando países con preocupante tasa de pobreza, en particular en América Central. Y ellos necesitan más que nunca ayuda del exterior. ¿Podrán seguir contando con el vital apoyo de las Comunidades Autonómicas de la Madre Patria?
No hay nada más lejos de la realidad. El sitio web español Si me importa denuncia que desde el inicio de la crisis económica en 2008, el presupuesto para la cooperación se ha recortado en 70%. Según su informe publicado en noviembre de 2014, las 17 CCAA “desembolsaron una Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) de 139 Millones de Euros, 17% menos que en 2012; prácticamente, se trata de la cifra de ejecución más baja desde que se hace seguimiento de la Cooperación Descentralizada, con un recorte acumulado desde 2008 superior al 70%”. Este mismo sitio trata de frenar esta tendencia contando historias reales que demuestran que “la ayuda funciona”.
La ausencia en el debate electoral sobre la acción exterior de las CCAA y su aporte para el desarrollo y la cooperación es un grave error político y la negación de una competencia clave para enfrentar el mundo de hoy y decisiva herramienta para generar prosperidad para los españoles. Un silencio ensordecedor. La Comisión Europea declaró al año 2015 como “Año Europeo para el Desarrollo”. Y según una encuesta publicada en enero de este año, el 85% de los europeos piensa que “ayudar a las personas que viven en países en vía de desarrollo es importante”. El ex-Secretario General de la ONU, Kofi Annan decía: “el único camino que ofrece la esperanza de tener un mejor futuro para toda la humanidad es el de la cooperación y el de la colaboración”.
*Esta columna fue publicada originalmente en revista Panorámica Latinoamericana.