Las perspectivas para el crecimiento mundial han mejorado en los últimos meses, impulsadas por una recuperación más vigorosa en las economías avanzadas. Sin embargo, en América Latina y el Caribe el crecimiento probablemente continúe desacelerándose, aunque algunos países mostrarán un mejor desempeño que otros. En nuestra última edición del informe Perspectivas económicas: Las Américas analizamos los desafíos a los que se enfrenta la región y examinamos cuál es la mejor manera de hacer frente a los mismos.
Aún perdiendo velocidad. El crecimiento económico en la región se ha estado debilitando desde 2010, y parece poco probable que 2014 sea una excepción. Según nuestras proyecciones más recientes, el producto regional crecerá a un ritmo de solo 2½%, la tasa más baja en 11 años (excluido 2009, cuando la crisis financiera mundial repercutió fuertemente en la actividad). La desaceleración de la inversión en los últimos años ha sido incluso más pronunciada (gráfico 1).
Según nuestras proyecciones, no todos los países se desacelerarán en 2014. De hecho, México y algunas economías en América Central y el Caribe se beneficiarán del ritmo de crecimiento más vigoroso de Estados Unidos. Sin embargo, es probable que el repunte de la actividad económica en estos países no sea lo suficientemente fuerte como para contrarrestar la desaceleración en varias de las economías más grandes de América del Sur.
Viento en contra: los precios de las materias primas. Un factor clave que está enlenteciendo el crecimiento regional es el debilitamiento de los precios internacionales de las materias primas. Nuestro análisis sugiere que el crecimiento del producto durante los próximos años en los países exportadores de materias primas, como Chile, Colombia o Perú, podría ser considerablemente más bajo que durante el boom de los años 2003–11, aun si los precios de las materias primas se mantuvieran estables en los niveles relativamente altos de hoy en día. Esto se debe a que el impulso al crecimiento derivado de las materias primas parece estar más asociado a los aumentos sostenidos de los precios de las mismas que a sus niveles elevados per se. Y los pronósticos actuales sugieren claramente que el período de aumentos sistemáticos de los precios de las materias primas ha llegado a su fin (gráfico 2).
Una desaceleración mayor a la esperada en las principales economías importadoras de materias primas empeoraría las cosas. Según nuestro análisis, una caída en el PIB de China del 1% con respecto a su tendencia reduciría el índice de precios de las materias primas relevante para los países de la región entre 1% y 8%.
Posible turbulencia ante una suba de las tasas de interés en Estados Unidos. Otro factor a monitorear es la normalización de la política monetaria de Estados Unidos, la que se inició con el repliegue de las compras de bonos por parte de la Reserva Federal a principios de este año. Existen varios argumentos que sugieren que la región debería poder manejar adecuadamente una normalización ordenada de la política monetaria estadounidense:
*Aunque la política ha comenzado a normalizarse, nuestras proyecciones indican que las tasas de interés estadounidenses se mantendrán relativamente bajas durante algún tiempo.
*La recuperación más vigorosa en Estados Unidos, en la que se basan las expectativas de un aumento de las tasas de interés, impulsará la actividad en la región, sobre todo en su zona norte.
*Al fomentar la desdolarización de la deuda pública, la mayoría de los gobiernos en la región han reducido considerablemente su exposición directa a las tasas de interés estadounidenses.
Sin embargo, la turbulencia experimentada en los mercados a mediados de 2013 constituye una advertencia de que el ajuste a unas condiciones de financiamiento externo más difíciles podría causar algunos sobresaltos. Nuevas sorpresas sobre la trayectoria futura probable de las tasas de política monetaria en Estados Unidos, o un aumento general de las primas de riesgo, podrían generar nuevos estallidos de volatilidad y provocar una salida de capitales de la región.
Tomando como base la experiencia reciente, el impacto sería más pronunciado en las economías con posiciones externas más débiles y desafíos internos de política económica. En efecto, el aumento del rendimiento de los bonos desde el inicio del repliegue del estímulo monetario en mayo de 2013 ha sido mayor en aquellos países que enfrentan una combinación de presiones inflacionarias y cambiarias, a menudo relacionadas con elevados déficits en cuenta corriente (gráfico 3).
Políticas para proseguir con éxito el viaje. En un contexto de moderación de los precios de las materias primas, mayores costos de financiamiento externo y desaceleración del crecimiento, las autoridades se pueden ver en la tentación de impulsar la actividad mediante un nuevo estímulo fiscal.
Sin embargo, es muy probable que hacer esto sea contraproducente, dado que la mayoría de las economías están operando en niveles cercanos al potencial, y los márgenes de política fiscal, en todo caso, deberían fortalecerse para poder hacer frente a shocks negativos en el futuro. De lo contrario, la región podría volver a perder pronto la capacidad para implementar políticas anticíclicas que adquirió recientemente.
Una estrategia más promisoria sería centrarse en reformas estructurales destinadas a eliminar los cuellos de botella que limitan el crecimiento. Las prioridades al respecto incluyen orientar los escasos recursos disponibles para atender necesidades de infraestructura críticas, mejorar los resultados en términos educativos y promover un clima de negocios que aliente la inversión y la innovación.
Mientras tanto, marcos de política económica creíbles, tipos de cambio flexibles y una adecuada supervisión prudencial del sector financiero, deberían desempeñar un rol fundamental al momento de amortiguar los shocks externos y mantener la estabilidad financiera. Si se establecen estos elementos, estarán dadas las condiciones para que el próximo tramo del camino que la región tiene por delante siga siendo seguro y exitoso, incluso en un contexto de condiciones más desafiantes.
*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Diálogo a Fondo del FMI.