A pesar de ser histórico, el resultado de la reciente votación de la sesión extraordinaria del Comité Olímpico Internacional (COI) no es para nada sorprendente. Después de todo, los miembros votantes del COI ya tienen bastante experiencia llevando a cabo los cometidos de la alta directiva de la organización.
La idea de conceder dos candidaturas al mismo tiempo para los juegos olímpicos fue concebida por el comité ejecutivo del COI en junio. Dicha acción no había ocurrido desde hace cien años cuando se le otorgaron a París y a Ámsterdam los juegos de 1924 y 1928 respectivamente.
El presidente del COI, Thomas Bach, no perdió ni una oportunidad para promoverla, "con Los Angeles y Paris tenemos a dos ciudades fantásticas, provenientes de países con una historia olímpica profunda” explicó, alentando que representaba "una gran oportunidad” que no se podía dejar pasar.
Éxodo de candidatos
En pocas palabras: no se podían dejar escapar. Al fin y al cabo, los tiempos en que una multitud de ciudades hacían fila y debutaban por la oportunidad de ser anfitrionas olímpicas han quedado en el pasado. Para los juegos del 2024 había al principio cinco ciudades candidatas, pero rápidamente el número se redujo a dos.
Primero, Boston se retiró, para ser reemplazada por Los Ángeles. Luego la población de Hamburgo votó en contra de que la ciudad fuera anfitriona por medio de un referendo. Finalmente, Roma y Budapest también se retiraron a falta de apoyo político y popular. Un éxodo parecido ya había ocurrido para las olimpiadas de invierno de 2022, que al principio contaba con 9 candidatas y terminó con solo dos. Así que la alarma ya venía sonando en el centro de operaciones del COI en Lausana.
Mucho dinero pero nada de moral
De ese modo estaba quedando claro que los costos exorbitantes de candidaturas y luego de ser ciudad anfitriona no eran justificables para países democráticos. A consecuencia de esto, las candidaturas han comenzado a llegar de lugares donde el dinero es un obstáculo, pero donde no se respetan o no se valoran la democracia y los derechos humanos.
Tampoco valoran ni respetan las reglas del juego limpio, como lo demostró el escándalo de dopaje en los juegos olímpicos de invierno de 2014 en Sochi, Rusia. A fin de cuentas, tantos titulares negativos tienen su efecto en el COI.
Espacio para candidaturas menos costosas
Ahora que las ciudades que aspiren a los juegos del 2028 tendrán que esperar unos 4 años más, Thomas Bach y el COI tienen tiempo para respirar y recomponerse. Algunas ciudades y regiones, como la región del Ruhr-Rin de Alemania, han señalizado su interés pero aun carecen de planes concretos. Ahora el COI tiene la ventaja del tiempo.
La organización tiene la esperanza de poder otorgar las olimpiadas a ciudades en África y en otros países emergentes, pero para que eso ocurra, debe existir la posibilidad de ofrecer candidaturas menos costosas. Porque la directiva del COI ya sabe que como así, como está ahora, no puede seguir. O se reforma, o de verdad se extinguirá la llama olímpica.