Su anuncio de que buscaría la nominación republicana fue recibido con poca seriedad. Casi como una nueva broma del magnate. Pero unas semanas después y varias declaraciones bravuconas más tarde, Donald Trump está entre los punteros para ganar la nominación de su partido.

La gran pregunta es: ¿qué le ven los republicanos a este hombre como para creer que puede competir con los demócratas por las llaves de la Casa Blanca y que, si llega a ser presidente, lo va a hacer bien?

¿Cómo pueden apoyar a alguien que ha criticado una de las instituciones más sagradas para los norteamericanos, como lo son los veteranos de guerra, cuando atacó a John McCain y su falta de heroísmo en la guerra?

¿Cómo pueden apoyar a quien, en materia migratoria, ofrece más de lo mismo —más seguridad y un mayor muro en la frontera—, cuando eso es justo lo que ha probado ser un fracaso para lidiar con los migrantes? Al romper la posibilidad de circularidad, los que se van a EU y que preferirían trabajar ahí un poco para luego regresar con el dinerito ahorrado a su casa, se ven imposibilitados para hacerlo. La alternativa ha sido quedarse, a pesar de extrañar sus casas, familias y raíces.

Pero ese es el Trump que llega al primer debate entre los diez aspirantes republicanos punteros el próximo jueves como el contrincante a vencer.

Las estrategias en las casas de campaña de Jeb Bush, Marco Rubio, Ted Cruz, Scott Walker y los demás están centradas en cómo lidiar con Trump frente al electorado republicano.

Aun cuando hoy son varios los estrategas republicanos que dicen que para marzo de 2016 Trump ya no estará en la contienda, ya que se le ve más como un blockbuster veraniego que como un candidato serio, me parece que el magnate haya logrado despuntar y despertar tanto interés habla de un síntoma serio dentro de la sociedad norteamericana.

La figura presidencial ha estado tan golpeada en los años de Barack Obama y antes de George W. Bush, que ya un segmento importante de los norteamericanos parece estar tan desesperado porque las cosas funcionen o funcionen de manera distinta que incluso coquetean con la idea de un hombre como Trump para la Presidencia.

Un hombre que, de acuerdo con artículos del Wall Street Journal, permite a algunos fantasear con la idea de que, finalmente, un presidente le va a decir las verdades a Vladimir Putin, por ejemplo.

La desesperación es tal que ese bravucón bufón que ha demostrado ser Donald Trump tiene a los otros contendientes temblando.

El jueves podría ser un día importante. Basta recordar, hace cuatro años, cuando Rick Perry estaba más o menos en la posición que está hoy Trump, pero que en el primer debate entre republicanos se quedó paralizado durante varios segundos y, con ello, pasó de ser el puntero a ser el hazmerreír de la campaña.

Habrá que estar pendiente del debate en Cleveland.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.