Salvo las empresas sin fines de lucro o aquellas compañías estatales que están conformadas para cumplir un fin social o tienen el objetivo de prestar algún servicio o producir determinado producto pero sin tener como meta ganar plata, todas las empresas tienen el objetivo de la rentabilidad como su primer logro a alcanzar. Y cuanto más, mejor.
En la medida que existan proyectos de inversión con tasas internas de retorno positivas y superiores al rendimiento del uso alternativo de ese dinero con el mismo nivel de riesgo, la firma emprenderá ese proyecto para obtener una rentabilidad luego de pagar todos los costos asociados al proceso de fabricación o de prestación del servicio, los gastos de estructura administrativos y de comercialización, así como el pago de impuestos y de intereses, entre otros gastos que debe realizar.
¿Qué puede hacer una empresa con el efectivo que le sobra? La primera respuesta es reinvertirlo; es decir, volver a inyectarlo en el ciclo operativo de la empresa mientras su rentabilidad sea positiva y creciente, y en tanto su negocio permita una expansión orgánica que le permita generar una rentabilidad en aumento en términos absolutos, medida en dólares o en cualquier otra moneda que sea considerar a una divisa “dura”.
Pero existen determinados períodos en los que las empresas no invierten. O bien porque las oportunidades están más limitadas, o bien porque la coyuntura no lo permite porque la economía podría caer en recesión o se estancó, por ejemplo, el consumo. Aquí juegan las expectativas de bajos retornos o de precios en baja (deflación), o bien por falta de predictibilidad o incremento del riesgo.
También podría ser por una simple decisión del management de no expandirse en ese mercado o en determinado segmento de negocios por razones estratégicas.
Asimismo, puede ocurrir que una determinada crisis global o específica de un país produzca que las tasas de fondeo sean prohibitivas, por más que la empresa pueda ser seria, respetada, y hasta contar con una calificación de grado de inversión por parte de alguna calificadora seria.
En este último caso, si las empresas creen que no existe un entorno propicio para el normal desarrollo de sus negocios, no invierten en proyectos productivos o para expandirse.
Como en la mayoría de los casos las empresas generan ganancias operativas, muchas lo hacen en forma creciente por el solo hecho de contar con más facturación año tras año por la inflación o porque les genera un exceso de capital que tiene que buscar otros destinos para que el atractivo de invertir en la empresa por parte de sus accionistas no decaiga.
Los flujos de caja libres después de pagar las amortizaciones de capital y las inversiones en mantener el stock de capital (reposición) deberían buscar otras alternativas. Pueden quedar estacionadas como posiciones de caja e inversiones de corto plazo, pero nadie invertiría en una empresa que realiza plazos fijos o inversiones de corto plazo que uno no pueda hacer por su cuenta, ¿no es así? ¿Qué sentido tendría comprar la acción de una empresa que se dedique a aplicar su flujo de caja excedente en hacer plazos fijos? Uno invierte en acciones de ideas o proyectos que uno no pueda llevar a cabo por su cuenta, porque no conoce del tema o porque son proyectos cuya indivisibilidad (tamaño de la inversión) nos limitan enormemente.
¿Cuáles son las alternativas a la hora de buscarle un uso alternativo al dinero que no sea el método tradicional de retribuirle al accionista valor no a través de la inversión productiva y de flujos de caja positivos y crecientes en el tiempo? ¿Qué pueden hacer las empresas con ese dinero?
Básicamente, tienen dos alternativas:
1) Las empresas pueden decidir el pago o incrementos en los pagos de dividendos. El dividendo en efectivo es dinero en mano, un retorno “semi-fijo” no despreciable en algunas empresas.
2) Implementar o incrementar (si ya está vigente) programas de recompras de acciones ya emitidas: consiste en reducir el stock de acciones emitidas recomprando las acciones propias, y efectuar una reducción de capital inmediata que le dé a los inversores minoritarios más participación en la empresa. A menor cantidad de acciones, las empresas son más baratas en términos relativos medidas por algún método
Aunque:
3) Un tercer uso del dinero puede consistir en comprar otras compañías, es decir crecer por adquisiciones, en lugar de crecer en forma orgánica.
¿Cómo invertir en empresas que pagan buenos dividendos? ¿Cuáles son las alternativas diversificadas para poner en manos de un administrador serio la inversión en ese tipo de compañías?
El ETF que apunta a empresas de elevados retornos por dividendos más capitalizado es el iShares DJ Select Dividend (DVY), que tiene una composición de más de 100 empresas. Le sigue el iShares S&P US Preferred Stock (PFF) y el PowerShares Financial Preferred (PGF), ambos de acciones preferidas exclusivamente y con elevados rendimientos anuales.
Con inversiones fuera de los Estados Unidos, existen asimismo otros ETFs con determinado perfil de empresas que pagan buenos dividendos, como el WisdomTree LargeCap Dividend (DLN) de firmas de gran capitalización bursátil, o bien el PowerShares International Dividend Achievers (PID), de empresas globales, ambos listados en los EE.UU. y denominados en dólares.
*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.