Nadie se salva del fenómeno Trump, ni sus enemigos ni sus amigos. En 2016, el candidato presidencial y novato político Donald Trump desbarató la campaña electoral de experimentados gobernadores y senadores, llevándose la victoria. El magnate inmobiliario se burló de sus adversarios, les puso apodos denigrantes y dañó profundamente la cultura política estadounidense.
En esta ocasión, el ministro de Justicia de Estados Unidos, Jeff Sessions, salió en defensa del presidente norteamericano. En su comparecencia ante el Comité de Inteligencia del Senado el pasado martes (13.06.2017), se enfrentó a las insistentes preguntas de los senadores acerca de la influencia de Rusia en las elecciones presidenciales o las razones del despido del exdirector del FBI James Comey.
El ministro de Justicia no reveló información que pudiera dañar a Trump. Durante su comparecencia, Sessions presentó síntomas de falta de memoria y se rehusó a declarar cuando la situación se puso incómoda. Tiene derecho a negarse, pero esto no contribuye a la transparencia. La declaración de Sessions no fomentó la confianza ni en su persona ni en la administración.
Muchas preguntas pendientes
Tras la comparecencia de Sessions, a los enemigos del presidente estadounidense les siguen faltando pruebas de contactos ilegales entre el equipo de la campaña electoral de Trump y Rusia. ¿Acaso los demócratas dejarán de investigar? Seguramente no.
El fantasma de la injerencia rusa en la campaña del magnate seguirá rondando por los pasillos del Congreso. Los tribunales volverán a rechazar el veto de Trump a la inmigración de personas procedentes de países de mayoría musulmana. Habrá nuevas investigaciones acerca de si Trump incurrió en tráfico de influencias. El presidente, por su parte, se seguirá presentado como el defensor de los intereses de los ciudadanos de a pie, como el único político honesto en Washington.
Avanzando hacia el pasado
Sus seguidores celebran la reapertura de una mina de carbón en Pensilvania como modernización de la economía estadounidense. Al mismo tiempo, el Gobierno abandona el Acuerdo Climático de París, pone en entredicho tratados de comercio internacionales y busca construir un muro fronterizo. En lugar de avanzar, Estados Unidos está retrocediendo.
Donald Trump vive en un mundo de "hechos alternativos", hechos que solo considera reales cuando le sirven. El presidente norteamericano atrae mágicamente las verdades a medias y posee un instinto innato para provocar caos. En su comparecencia ante el Senado, Jeff Sessions defendió las decisiones tomadas por el presidente y su proceso de toma de decisiones. Esperemos que no se arrepienta algún día.