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Trump y su búsqueda de lo imposible
Mar, 21/03/2017 - 10:12

Miodrag Soric

Reanudación de relaciones diplomáticas Cuba-EE.UU.: buen comienzo, pero tardío
Miodrag Soric

Miodrag Soric es Editor Jefe en Deutsche Welle Radio.

James Comey tendrá que determinar cuándo y cómo el gobierno de Barck Obama interceptó las comunicaciones al equipo de campaña del entonces candidato presidencial Donald Trump. El director del FBI -y otros colaboradores anónimos- han declarado en varias ocasiones que sobre la presuntas escuchas a Trump no existe evidencia alguna.

Cualquier ser humano razonable terminaría, entonces, con esa intención de continuar haciendo investigaciones. Pero Donald Trump no. Él no cede a ninguna presión. Y así su portavoz anunció que las investigaciones recién están comenzando. En otras palabras, Comey y sus colegas se ocuparán, por muchos meses, de investigar algo que nunca ocurrió. Del mismo modo se podrían poner a buscar un unicornio, sólo porque un autor de libros para niños, afirma que existe. Desperdiciando así millones de los impuestos de los contribuyentes estadounidenses.

Pero los demócratas no lo hacen mucho mejor. También ellos buscan material para atacar e insinuar que el actual presidente fue elegido sólo gracias a la ayuda del Kremlin. Si bien es cierto que hay evidencias de reuniones entre el personal del equipo de campaña de Trump y algunas autoridades rusas, todavía no existe una prueba clara de que se hubiera acordado algo con el Kremlin o de que la influencia de Moscú fuera decisiva en las elecciones estadounidenses. Las correspondientes investigaciones de inteligencia de Washington no han mostrado hasta ahora ningún avance.

Algo que no molesta a los demócratas. Ellos insisten en que el FBI, la NSA o la CIA continúen investigando la relación entre el presidente Trump y Moscú. ¿Llegarán quizá a encontrar algo? Y si no es así: con sólo repetir acusaciones colocan al presidente Trump en la sombra. Los efectos se pueden ver en el índice de aprobación de Trump, que actualmente se encuentra en 39 por ciento. Esta confusión en Washington perjudica su autoridad.

Sin tiempo para los ciudadanos

Los diputados estadounidenses están ocupados con juegos políticos. No tienen -a diferencia de Alemania- apenas tiempo para dedicarse a tratar de solucionar problemas reales. Pues sus compatriotas eligen cada dos años una nueva Cámara de Representantes. Como un año antes de la votación predomina la campaña electoral, los diputados se pueden ocupar en aprobar iniciativas de ley sólo después de entrar al Parlamento. Lo que convierte a este tiempo en muy valioso; o lo debería hacer.

Estados Unidos bajo Donald Trump es un país lleno de emociones, un estado de emergencia escenificado que se resiste a terminar. La clase política ha reprimido y olvidado los intereses de su propio pueblo. La lucha por el poder es el fin último. Para la reforma de salud, del sistema de impuestos o de infraestructuras no hay tiempo ni energía.

Los enemigos de Estados Unidos se alegrarán. Sus amigos y aliados, entre ellos Alemania, deberán analizar: ¿podemos realmente seguir confiando en la política estadounidense, o la búsqueda del unicornio absorbe esta en su totalidad?

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