"China no quiere librar una guerra comercial, pero no nos asusta librar una guerra comercial", dijo el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Geng Shuang, quien añadió que la puerta de China estaba abierta a conversaciones entre iguales.
Pekín. China responderá con firme determinación si Estados Unidos insiste en escalar las tensiones comerciales, dijo el ministerio de Asuntos Exteriores después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, dijera que había nuevos aranceles listos para ser implementados si no se alcazanba un acuerdo en la reunión del G20 de junio.
Trump ha dicho repetidamente que se está preparando para reunirse con el presidente chino Xi Jinping en la cumbre de Osaka a finales de junio, pero China no lo ha confirmado.
Trump dijo la semana pasada que después de la reunión de los líderes de las economías más grandes del mundo decidiría si poner en práctica la amenaza de imponer aranceles a productos chinos por un valor de al menos US$300.000 millones.
Este lunes, Trump dijo que estaba dispuesto a imponer otra ronda de aranceles a las importaciones chinas si no podía avanzar en las conversaciones comerciales con Xi en Osaka.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Geng Shuang, no se vería en la necesidad de confirmar una reunión de Xi-Trump en el G20, diciendo que la información se daría a conocer una vez que estuviera disponible para el ministerio.
"China no quiere librar una guerra comercial, pero no nos asusta librar una guerra comercial", dijo, y añadió que la puerta de China estaba abierta a conversaciones entre iguales.
"Si Estados Unidos sólo quiere intensificar las fricciones comerciales, responderemos con determinación y lucharemos hasta el final".
Las tensiones entre Washington y Pekín aumentaron bruscamente en mayo después de que la administración Trump acusara a China de haber incumplido sus promesas de hacer cambios económicos estructurales durante meses de conversaciones comerciales.
Estados Unidos está buscando cambios radicales, incluyendo el fin de la exportación forzada de tecnología y el robo de secretos comerciales estadounidenses. También quiere frenar los subsidios a las empresas estatales chinas y mejorar el acceso de las empresas estadounidenses a los mercados chinos.
El 10 de mayo, Trump subió los aranceles a productos chinos por valor de US$200.000 millones hasta en un 25% y tomó medidas para recaudar impuestos sobre otros US$300.000 millones en importaciones chinas. Pekín tomó represalias con subidas de tarifas en una lista revisada de US$60.000 millones en bienes estadounidenses.
El Gobierno de Estados Unidos también ha enfurecido a China al poner a Huawei Technologies Co Ltd en una lista negra que prohíbe efectivamente a las empresas estadounidenses hacer negocios con la firma china, el mayor fabricante de equipos de telecomunicaciones del mundo.
Los inversores temen que China tome represalias al poner a las empresas estadounidenses en una lista negra o prohibir las exportaciones a Estados Unidos de metales de tierras raras, que se utilizan en productos como chips de memoria, baterías recargables y teléfonos celulares.