Trump, enfurecido por una oleada de inmigrantes ilegales en los últimos meses, había amenazado con imponer un arancel del 5% a las importaciones mexicanas a partir del lunes.
San Luis.- Un republicano de toda la vida, Russ Jones apoya al presidente Donald Trump y está de acuerdo en que debe tomar medidas para enfrentar una crisis de inmigración en la frontera con México.
Sin embargo, Jones también tiene un negocio de corretaje de aduanas, y dice que la persistente amenaza de Trump de imponer aranceles a las importaciones desde México, a menos que su gobierno detenga el flujo de migrantes centroamericanos a través de la frontera entre Estados Unidos y México, es una política terrible.
Trump, enfurecido por una oleada de inmigrantes ilegales en los últimos meses, había amenazado con imponer un arancel del 5% a las importaciones mexicanas a partir del lunes, e incrementarlo constantemente al 25% en los próximos meses, a menos que México actuara para detener lo que él describe como una invasión.
Este viernes, Trump accedió a dar marcha atrás al gravamen, diciendo que México había acordado ayudar a detener el tráfico ilegal en la frontera, pero dejó en claro que volverá al plan si el país vecino no coopera completamente.
Como agente de aduanas, Jones, de 71 años, maneja los trámites y la logística de miles de clientes, incluidos Toyota y Sony, que envían mercancías desde y hacia México todos los días. Dirige 10 establecimientos a lo largo de la frontera en California, Arizona y Texas, y tiene oficinas en México.
Dijo que la amenaza de aranceles afectará a las empresas que dependen del comercio con México y que probablemente le haya costado a sus clientes millones de dólares para financiar y prepararse para los envíos transfronterizos a una tarifa más alta.
"No conozco a ninguno de mis clientes que considere la imposición de impuestos y aranceles sobre un tema no comercial como algo bueno. Están muy descontentos con eso y no importa si son demócratas o republicanos", dijo Jones a Reuters en su almacén en San Luis, a sólo unos cientos de metros de la frontera.
"El uso de tarifas simplemente no tiene sentido".
El almacén de Jones estuvo inusualmente lleno la semana pasada, ya que los clientes almacenaron productos y se retrasaron en el envío de materias primas a México en caso de que los productos ensamblados se vieran afectados por los aranceles al regresar a Estados Unidos.
Había cajas llenas de resortes de freno para camiones y componentes para dispositivos médicos, todos con tarifas de almacenamiento adicionales.
Los clientes de Jones tienen que pagar una fianza para cubrir las multas y tarifas asociadas con los bienes importados y dijo que la semana pasada se vieron afectados por importantes pagos adicionales, debido a que el precio de esos bonos subió en previsión de los aranceles.
Las empresas estadounidenses que comercian con China ya han visto cómo se disparan los costos de los bonos aduaneros estadounidenses en los últimos meses y quienes trabajan con México temen que les pueda pasar lo mismo.
Jones dice que, a menos que Trump elimine irrevocablemente la amenaza de los aranceles, les está diciendo a los clientes que paguen el precio más alto por sus bonos aduaneros, en caso de que se impongan tarifas en el futuro.
"¿Vamos a enfrentar continuamente esta amenaza?", dijo. "Mientras los aranceles sean una posibilidad, es una sombra sobre la relación comercial. Es una espada de Damocles que se cierne sobre el comercio transfronterizo", agregó.
Jones no está solo entre los empresarios republicanos de la frontera que creen que el uso agresivo de los aranceles de Trump sobre el tema de la inmigración amenaza a los negocios y empleos de los Estados Unidos.
Jaime Chamberlain dirige una empresa de distribución de alimentos en Nogales, Arizona, e importa alimentos para empresas estadounidenses, como Costco, Walmart y Kroger. También apoya a Trump, pero está molesto porque ha usado tarifas "para negociar un problema de inmigración con nuestro socio comercial número 1".