Casi una década después de su creación, la Alianza del Pacífico tiene puesta la mira en la creación de un mercado común digital, que promueva eficazmente el intercambio de bienes y servicios digitales entre las economías del bloque, según la Cancillería chilena. AméricaEconomía entrevistó a la máxima autoridad en comercio internacional respecto del actual trabajo del bloque latinoamericano y el esfuerzo pendiente para lograr una mayor integración.
Esta semana, en Santiago de Chile, será la cumbre de líderes de la Alianza del Pacífico (AP). La cita será en parte presencial y en parte telemática, debido a la pandemia, que está mostrando indicios de una segunda ola de contagios en buena parte del continente. Todo se inicia el miércoles 9, con la reunión del Grupo de Alto Nivel (GAN) compuesto por los viceministros de relaciones exteriores y comercio. El jueves 10 es la reunión Ministerial de Comercio y de RREE, y la Cumbre del CEA, el Consejo Empresarial de la Alianza, además de la reunión de la Comisión Interparlamentaria de Seguimiento a la Alianza (CISAP). Finalmente, el viernes 11, será la cumbre presidencial en La Moneda, a la que solo asisitirá el presidente de Colombia, Iván Duque.
Como toda cita global, ese momento permitirá emitir una declaración de intenciones futuras de los cuatro países que integran el bloque, y Chile hará entrega de la presidencia Pro Témpore a Colombia, luego de 16 meses de gestión extendida debido al COVID-19. Esa será la cara más visible detrás de una serie de reuniones de coordinación previas, que distintos grupos de trabajo de los cuatro países del bloque han desarrollado a lo largo de este año. En Chile, esas coordinaciones son lideradas por la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (SUBREI), cuyo timonel, Yáñez, conversó con América Latina sobre la actual labor de la Alianza.
- ¿Qué está pasando con la Alianza del Pacífico?
Queremos que la Alianza dé un salto hacia lo digital, en la misma línea de lo que hemos venido haciendo desde la política comercial con el Acuerdo de Asociación de Economía Digital (DEPA) –firmado por Chile con Nueva Zelandia y Singapur– porque nos dimos cuenta desde marzo, cuando empezó la pandemia, de que claramente aquí fue evidente una brecha, en términos de acceso y en términos de una oportunidad, de todos los [sectores] vinculados a la economía digital, al comercio de bienes digitales, de productos y servicios. Vimos que era un sector que creció exponencialmente: en semanas pasó lo que tenía que pasar en años. Se ha dado, en el fondo, la evidencia de que es un sector más resiliente y, por lo tanto, dijimos ‘bueno, la Alianza del Pacífico tiene que contar con un marco para generar también un mercado común digital’. Por eso hemos creado el Mercado Regional Digital (MRD), trabajando a partir de un diagnóstico común a los cuatro países, realizado por la Cepal, sobre cuáles son las barreras que está enfrentando [la Alianza] y también ciertos lineamientos de políticas públicas que ya estamos trabajando. Existen 14 grupos, o Comités de Protocolos de la Alianza, que están trabajando en definir las bajadas de políticas públicas y de metas que debe tener este MDR.
- ¿Cuáles son esos lineamientos?
El primero es infraestructura digital. Ahí tenemos los temas del despliegue de redes de banda ancha, el tema de la interconexión regional, la gestión compartida de redes troncales internas, el acceso abierto a infraestructura y otros temas tecnológicos más específicos, como la promoción del despegue de puntos de intercambio de tráfico y XP, y el fomento también de la adopción del protocolo de internet ipv6, que permite más y mejores conexiones, a través de espacios de trabajo público-privados. También estamos lanzando un estudio sobre roaming para estudiar las mejores fórmulas de ir reduciéndolo, o definitivamente eliminándolo, idealmente. Para eso tenemos que generar una interacción entre reguladores, sector privado y la industria. Pero ahí la idea es tener una hoja de ruta con metas definidas y un plan de acción que podemos implementar el próximo año, durante la presidencia colombiana.
El segundo es el tener un entorno habilitador del intercambio de bienes y servicios digitales, y eso lo queremos hacer maximizando la interoperabilidad, que se refiere a temas como firma digital, ventanilla única electrónica, esa interconexión que ya venimos trabajando y tenemos que profundizar trabajar temas de neutralidad de la red, que son principios que están incorporados en acuerdos como el DEPA, pero que es importante consolidar al interior de la alianza. Y también los temas de nueva generación, como privacidad, protección del consumidor, datos personales, libre uso de los datos, como para ser compatibles justamente con los marcos normativos adecuados, considerando un énfasis en los temas de ciberseguridad y de propiedad intelectual.
El tercer eje es la promoción de una economía digital y, en esa línea, lo que queremos es fortalecer el emprendimiento en el ámbito digital, la promoción del intercambio de contenidos digitales y la internacionalización de las industrias de TI que tenemos. Y eso, con base en el fortalecimiento del comercio electrónico [e identificación] de qué debates tenemos que dar en distintos ámbitos regulatorios y cerrar esas brechas.
- ¿Por qué la relevancia del Mercado Regional Digital?
Nosotros tenemos también que pavimentar la economía y el comercio digital con reglas. En ese sentido, lo que hemos venido desarrollando con otros países, como el DEPA o MDR, va en la línea de tener un esquema que dé certeza, predictibilidad a los operadores comerciales, y por eso también hemos hecho una serie de talleres virtuales previos como parte del camino, porque lo digital está centrado en la Alianza en el Mercado Regional Digital, pero también en la hoja de ruta para la creación de talento digital. Y ahí es súper importante cómo nos preparamos para ese trabajo del futuro, qué van a necesitar las empresas de esos trabajadores y cómo podemos conectar la oferta y la demanda, porque hoy además esa actualización de los trabajadores se da también en formatos digitales, de e-learning y hay una serie de herramientas que queremos canalizar para así conectar lo que ofrecen las empresas que tienen operaciones en estos sectores con los trabajadores del futuro. Por eso mantuvimos, con el BID y el Centro para la Cuarta Revolución Industrial del World Economic Forum (WEF) de Medellín, una serie de diálogos público-privados, para desarrollar esa hoja de ruta en la creación de talento digital, que es otra herramienta también importante cuando estamos hablando de un MDR.
- En el caso de Chile, ¿qué brechas se reconocían y cómo las están viendo? Los temas como la fuerza del trabajo escapan del ámbito de la SUBREI.
Existe una mesa de trabajo que lleva el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE), que, justamente, participó en estos talleres donde está todo el ecosistema público privado en torno al futuro del trabajo y el tema que se repite es la automatización. Un país que tiene un perfil productivo como el de Chile qué va a necesitar, en qué se va a transformar productivamente. Por ejemplo, la minería se está automatizado mucho, se están incrementando las operaciones a distancia. Pero eso, al mismo tiempo requiere de otro tipo de trabajadores que nosotros tenemos que saber calificar. Por ejemplo, a propósito de infraestructura física, tenemos el desafío de ‘iluminar’ a Chile con 5G y eso tiene un foco productivo importante en las bases de licitación.
- Eso con miras a modernizar la industria, propiciar un entorno B2B…
Exacto, el 5G no está orientado al usuario de celulares hoy, porque la verdad es que el 5G actual no tiene mucha diferencia con el 4G actual. Es algo más vinculado a Internet of Things (IoT). (Se trata de) que los clusters de producción tengan efectivamente acceso a esta tecnología para que las máquinas conversen entre sí. Pero hay un tema importante que tiene que ver también con la proyección natural de la Alianza del Pacífico con el Asia Pacífico, lo que hemos hecho con el DEPA y también en el vínculo de la infraestructura, que es el cable transpacífico de fibra óptica, que va a ir desde Australia y nueva Zelandia hacia Chile de forma submarina. Eso va a permitir también pavimentar a Chile como plataforma digital para la región, porque va a ser la primera conexión que va a tener Sudamérica con el Asia, a través de Australia, a distintos puntos de la China, India, Japón y en general del sudeste asiático. Y nosotros, en esa línea, estamos convencidos de que la política comercial tiene que dar un salto importante en su adaptación hacia lo digital y eso, para nosotros, significa tener y negociar las reglas que permitan que nuestro comercio de productos digitales, a través de plataformas digitales, y el comercio de servicios, pueda fluir sin barreras.
- ¿Existe un estimado de las horas-hombre, de recursos, de los montos que están invirtiendo todas estas líneas de trabajo y cuál sería el posible retorno para las empresas o para el país?
No, porque hoy es la proyección de crecimiento del comercio es difícil siempre aventurar el número o en qué se va a convertir, porque las proyecciones siempre se han quedado cortas. Nosotros sí tenemos estimaciones de crecimiento de, por ejemplo, la industria de servicios tradicionales y no tradicionales. Pero la verdad es que el potencial es infinito y muchas veces lo que nos han mostrado los acuerdos de libre comercio es que, en el fondo, el modelar un acuerdo desde el comienzo muchas veces supera la realidad.
NUEVO SET DE REGLAS DE ORIGEN
- ¿Con qué metas están trabajando? Perú prepara ya sus elecciones de abril y Colombia entra en periodo preelectoral, lo mismo Chile.
El objetivo principal es posicionar a la alianza en un ámbito digital de vanguardia. Y eso va a ser el lanzamiento del Mercado Regional Digital. Pero en segundo lugar también esta adaptación del comercio debe tener un foco inclusivo y sustentable y por eso vamos a lanzar una declaración de presidentes y una hoja de ruta en el ámbito de la mujer y su incorporación al comercio en la alianza. Y eso significa que a partir de enero del próximo año ya vamos a estarla implementando.
En tercer lugar, también está el plan de acción de plástico y eliminación de desechos plásticos y en cuarto lugar una gobernanza 2.0 que fue uno de los principales objetivos que el presidente Piñera planteó al asumir la presidencia pro témpore: ordenar la casa hacer un diagnóstico de la gobernanza donde nos apoyamos con el BID y un experto en Delivery Units (agencias de trabajo especializado para temas puntuales de gobierno) del Reino Unido, para poder también pensar en una metodología más consistente a la hora de ponernos metas.
Los mandatos presidenciales de esta cumbre por primera vez van a tener una metodología detrás y todas las medidas y gestiones y mandatos de la Alianza van a pasar a una plataforma digital que va a tener visibilidad y reportería para todos los niveles de la alianza, desde los presidentes hacia abajo. Esa es la AP-NET donde queremos instalar también un sistema de gestión 2.0 que venimos trabajando desde hace años y que será vital para la modernización de la Alianza del Pacífico, porque permite contar con un sistema de seguimiento constante, estableciendo plazos, rigurosidad y funcionalidad en todas las dimensiones y espacio de trabajo del bloque. Ese era un tema clave, desde la presidencia pro témpore del Perú.
¿Cuál es la relevancia de eso? Que están al alero de un tratado internacional y, por lo tanto, las conclusiones y los acuerdos que ahí se generen van a ser vinculantes. Lo otro es que, también desde un punto de vista más político, esperamos también dar noticias de avances importantes en el proceso de incorporación de asociados a la Alianza y en los procesos hacia el futuro, especialmente pensando en candidatos a integrarse a la AP, como Ecuador o Corea del Sur.
- Hay una serie de temas que han sido promesas de la Alianza: la integración financiera de las bolsas de los países del bloque, las cadenas de valor, comercio interregional… ¿cómo evalúan que han funcionado?
El comercio intra-Alianza siempre ha sido bajo y eso, justamente hace, o nos obliga, a pensar por qué se está dando eso. Una de las respuestas a ese diagnóstico es que tenemos que trabajar en serio en un nuevo set de reglas de origen para podernos integrar mejor. Las reglas de origen en general tanto de la Alianza, del protocolo del Alianza, como los acuerdos bilaterales, no tienen la flexibilidad suficiente como para integrarnos, como tampoco las tienen las reglas de nuestros acuerdos, como el Mercosur. Hay que abrir en serio una discusión sobre las reglas de origen, lo que significa obviamente vencer ciertas tentaciones proteccionistas.
- ¿Están pensando en nuevas reglas de origen, entonces?
[Es que] eso te da más flexibilidad para integrarte. Y eso es una discusión central que, en el fondo, hay que tener a nivel de la Alianza y a nivel regional: en la ELADI, en el Mercosur, entre bloques y que requiere mucha voluntad política. Y por eso acuerdos como el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) tienen un sistema de acumulación de [reglas de] origen muy sofisticado, y permiten, justamente, jugar a incorporar a Chile en cadenas de valor de otras partes, ya no solamente de la región. Y, en el fondo, el estándar en el que debiésemos avanzar es ese. Y cuando pensamos en otras regiones, bueno, evidentemente que, en el comercio de bienes, Chile tiene que saber reaccionar con herramientas a lo que está pasando en el comercio mundial que es este desacople y una reconfiguración de las cadenas de valor globales, regionales, en que las fábricas se estén moviendo de China al sudeste asiático, o de China a Estados Unidos, o a alguna otra región de Latinoamérica. De hecho, está el caso de un par de fábricas canadienses que se están relocalizando desde Asia a Chile para, justamente, empezar a exportar a Canadá desde acá. Por ejemplo, una es de alimentos de mascotas. Es un fenómeno del que Chile tiene que hacerse cargo y reaccionar con su política comercial, y eso lo va a lograr con mejores y más flexibles reglas y sistemas de acumulación de origen.
Pero tampoco hay que olvidar que, pese al COVID-19, el comercio exterior de Chile en los primeros 10 meses de este año cayó 1,7%. Chile está en recesión técnica por tener dos trimestres seguidos de crecimiento negativo y el comercio ha caído, pero porque las importaciones han bajado. Las exportaciones, que son un cuarto de nuestra economía-- y ese cuarto tiene empleos, pymes que son proveedores, etcétera− se han mantenido prácticamente estables. Por eso es tan importante apostar por el comercio exterior, porque hemos probado que aún en las condiciones más difíciles, en la crisis más importante que hemos tenido en décadas, el comercio se ha convertido en un puntal de reactivación económica y eso queremos que se mantenga. Por ello estamos profundizando en nuestro comercio la diversificación y resiliencia, avanzando en este ámbito de lo digital, de los servicios, pero también en sectores geográficos donde no existimos. Por ejemplo, en Medio Oriente que creció un 28% en octubre, pero también en Eurasia, en el Sudeste Asiático, en la India, y seguiremos apostando por nuestra vocación internacional.
- ¿Están cuantificados de alguna forma los beneficios que ha tenido, hasta ahora, Chile por estar en la Alianza del Pacífico?
A lo mejor no se traducen en un crecimiento del comercio intra-Alianza, pero sí desde un punto de vista de los grupos técnicos y lo que han obtenido. Hoy tienes un sistema de interoperabilidad de ventanillas únicas. Tienes también en materias sanitarias y fitosanitarias una serie cosas que son técnicas, el tema de las visas de trabajo, becas estudiantiles, de integración, más que de comercio puro. Y eso ha demostrado que, en el fondo, ha sido un ejercicio importante de integración, en un continente donde es difícil a veces ponerse de acuerdo. Esperamos en diciembre, por ejemplo, cerrar algunos anexos regulatorios que nos venían pidiendo las industrias y avanzar en esta armonización de ir capitalizando que tres de los cuatro países somos miembros de La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y, por ende, tenemos mejores estándares.
- Con respecto al Acuerdo de Asociación de Economía Digital (DEPA), es bastante reciente, pero aún no está vigente…
El acuerdo está firmado, pero está pendiente de ratificación por parte de Chile, ya que debe ser aprobado por el Congreso para ser ley. En el caso de Nueva Zelandia eso será el 7 de enero próximo. Ahí justamente el tema es hacerte cargo de, no solamente facilitar el comercio a través de plataformas digitales, sino también de las reglas de los productos digitales, propiamente tales. De los temas de identidad digital, las personas, temas de interoperabilidad, la firma electrónica, la interoperabilidad de los pagos electrónicos. Por ejemplo, que ciertos principios como que los datos fluyan libremente a través de las fronteras, que nadie te los pueda parar en frontera. Y eso significa pensar en una internet también abierta, ¿y cómo se concreta? Por ejemplo, gracias al DEPA, un creador audiovisual chileno no estará obligado a tener un servidor, si es que quieren hacer negocios y tener su empresa allá en Singapur o Nueva Zelandia. Y pueden integrarse más naciones, porque la idea es que esto esté abierto a terceros países, existe interés de Uruguay, de Colombia.
- ¿Y qué pasó, en ese sentido, con los impuestos digitales?
Este acuerdo establece una moratoria de imponer aranceles a las transmisiones digitales. Ahora, ¿eso significa, por ejemplo, que no se pueden imponer impuestos locales? no. Hoy en Chile tenemos el Impuesto al Valor Agregado (IVA), pero otra cosa es el arancel y, de hecho, eso es una fórmula que se permite, y creemos que no es una barrera; estamos dando el mismo tratamiento que se les da a otros productos o servicios. Un ejemplo es que esta investigación que se abrió en Estados Unidos a varios países no incorpora a Chile sobre el tema impuestos digitales, porque nosotros aplicamos un IVA, no un impuesto específico a un arancel. En eso, en los países del DEPA, hay una moratoria.
- También está pendiente también la ratificación por parte del Congreso chileno del CPTPP ¿cómo lo están abordando?
El canciller Andrés Allamand habló recientemente de esto. Él cree que este es un acuerdo donde hay que alcanzar los consensos para que se apruebe. Pero va a depender de si existe la mayoría en el senado o no. Este es un acuerdo que se aprobó por las comisiones de Relaciones Exteriores y de Hacienda del Senado. Está en tabla y ahí va a depender de si se logran los consensos para avanzar. Pero la verdad es que la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), por ejemplo, es un recordatorio de a dónde están apostando los países del Asia Pacífico. Es el sector más dinámico de crecimiento en el mundo y países como Vietnam que se han visto muy beneficiados de la coyuntura de la pandemia, de esta reconfiguración de cadenas de valor, están creciendo a tasas muy altas, y nosotros tenemos que estar ahí.