Protestas contra gobiernos en Hong Kong, Chile, Bolivia, El Líbano y otros países en los últimos meses han resultado tan intensas y prolongadas como repentinas y sorpresivas. La situación ha provocado el temor a que la salida de miles de millones de dólares de inversión exacerbe los problemas locales.
Londres. Una ola de malestar social en los países en desarrollo este año sorprendió desprevenidos a muchos inversores y está desafiando los modelos diseñados para evaluar el riesgo político, lo que ha llevado a que algunos retiren su dinero desde esas economías.
Una situación que ha provocado el temor a que la salida de miles de millones de dólares desde portafolios de inversión exacerbe los problemas económicos locales y genere aun mayor malestar en las calles, debido a la escasez de fondos internacionales vitales para el crecimiento económico y del empleo.
Protestas contra gobiernos en Hong Kong, Chile, Bolivia, El Líbano y otros países en los últimos meses han resultado tan intensas y prolongadas como repentinas y sorpresivas.
La brusca reacción del mercado ha llevado a algunos experimentados administradores de fondos, que se enorgullecen de su capacidad de navegar los riesgos políticos inherentes a los mercados emergentes, a replantearse las cosas.
Muchos trabajan con analistas de riesgos internos o externos para seguir todo, desde cambios en los impuestos hasta las redes sociales para evaluar la amenaza de conflictos civiles, rebeliones o incluso la guerra.
Los disturbios confirmaron que las mediciones tradicionales de riesgo, como la voluntad de un soberano de pagar sus deudas o la estabilidad política, no siempre captan completamente las primeras señales de desorden y están acelerando un mayor interés en indicadores más amplios, que podrían incluir la libertad de internet e incluso la equidad de género en las aulas escolares.
Algunos precios de activos han experimentado un fuerte colapso. Los bonos de El Líbano cotizan a menos de la mitad de su valor nominal, las acciones de Hong Kong han caído alrededor de un 13% desde abril y el peso chileno se derrumbó a mínimos históricos.
El descontento popular en Chile, que ha disfrutado de un crecimiento económico constante y una prosperidad creciente durante años, fue una sorpresa particular. Los indicadores diseñados para avisar de esa posibilidad fueron considerados deficientes luego de que estallaron los disturbios en octubre.
Con sólidas calificaciones crediticias, Chile ocupó el puesto 18 entre 60 países en el Índice de Riesgo Soberano de BlackRock, que mide factores como los niveles de deuda y la fortaleza del sector financiero.
"Por supuesto, inmediatamente nos preguntamos '¿Qué nos decía nuestra IA (Inteligencia artifical)?', especialmente porque este era un país muy sólido donde las instituciones son muy fuertes", dijo Sergio Trigo Paz, jefe de renta fija de mercados emergentes en BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo.
Chile fue una excepción en el patrón reciente de disturbios, que tiende a ocurrir en países que son semiautocráticos o democracias débiles, dijo James Lockhart Smith, jefe de riesgo del sector financiero en Verisk Maplecroft.
Pembroke Emerging Markets recortó sus inversiones en Chile este mes, luego de que tomó posiciones cortas en minoristas con la expectativa de que el gasto del consumidor disminuyera debido a los precios más bajos del cobre, su principal exportación.
Rasgos comunes. Los inversores buscan rasgos comunes entre las protestas, como la disparidad de la riqueza, el desempleo y la falta de voz política, para ayudar a identificar países que pueden ser vulnerables a una inestabilidad similar.
Allianz redujo su exposición a Colombia antes de que comenzaran las recientes huelgas.
BNP Paribas Asset Management, con 436.000 millones de euros en activos bajo administración, ya había salido casi por completo de Bolivia y Venezuela antes de que los eventos se intensificaran gracias a su propia matriz de evaluación, dijo Bryan Carter, jefe de renta fija de mercados emergentes.
"¿Podemos imaginar que las dictaduras militares vuelvan a América Latina o se regrese a las décadas de 1980 y 1990? Eso es completamente inimaginable en un país como Chile, de ninguna manera. Pero en Bolivia, no sé si diría eso tan rápido", comentó Carter.
Aún no está claro si los disturbios han provocado resguardos generalizados. Chile tuvo salidas de capital de US$24,2 millones en octubre, pero un repunte parcial en el mes hasta el 22 de noviembre.
Los fondos de renta variable de mercados emergentes perdieron US$3.200 millones en octubre cuando estallaron las protestas en Ecuador, Bolivia y El Líbano, pero desde entonces ha regresado casi la mitad.
Los disturbios han elevado el escrutinio a países con altos niveles de violencia, discriminación contra las mujeres, corrupción o debilidad del Estado de derecho, que están entre los reclamos de los manifestantes.