La amenaza del presidente Donald Trump de imponer nuevos aranceles a productos importados chinos se encontró con una respuesta que sacudió a los mercados. Pekín permitió que su moneda se debilitara más allá de 7 unidades por dólar por primera vez en una década.
Santiago. Los movimientos de ajedrez entre las dos mayores economías del mundo en medio de su guerra comercial seguirán siendo el principal foco de atención para los mercados y las autoridades, tanto fiscales como de política monetaria, tras una semana frenética en las plazas financieras.
Una amenaza del presidente Donald Trump de imponer aranceles a productos importados chinos por valor de US$300.000 millones se encontró con una respuesta que sacudió a los mercados. Pekín permitió que su moneda se debilitara más allá del nivel de 7 unidades por dólar por primera vez desde la crisis hace más de una década.
La medida en Pekín generó el peor día para las acciones mundiales en más de un año. Los temores a una recesión, agravados por la tensión comercial, provocaron una fuerte liquidación en las bolsas y avivaron un mayor interés por los bonos, el yen, el oro y otros activos considerados seguros.
La contramedida de Washington fue designar a China como "manipulador de monedas", abriendo un nuevo frente en la guerra comercial que ya suma un año y ha desestabilizado no sólo a los mercados, sino también a las cadenas de suministro globales y desacelerado la economía mundial.
Pero Europa también concentrará las miradas en medio de los problemas políticos y de deuda en la región, comenzando por el Brexit y sus consecuencias, a menos de tres meses para que Gran Bretaña abandone la Unión Europea.
Los enfrentamientos dentro de la coalición de gobierno de Italia también generan ruido, mientras la tercera mayor economía de la zona euro sufre por una alta deuda gubernamental que la tiene enfrentada con la UE.
Datos económicos de Alemania también figuran dentro de la larga lista de eventos que los analistas esperan para tener una visión más completa de la situación mundial, en un contexto también donde los bancos centrales comienzan a tener un sesgo expansivo en sus políticas monetarias.
Esta semana, "aterradoras" cifras de producción industrial alemana avivaron los temores de una recesión. La mayor economía europea, además, analiza efectuar un giro en su política fiscal y abandonar su largamente preciado equilibrio presupuestario al emitir nueva deuda para financiar un costoso paquete de protección climática, según una fuente gubernamental.