Las probabilidades de que la candidata heredera de López Obrador llegue a ser la primera mujer presidenta de México este domingo son altísimas. También lo es la incertidumbre sobre cómo será su comportamiento en política exterior respecto del avance de tratados comerciales y su participación en bloques regionales, como la Alianza del Pacífico.
“La mejor política exterior es la interior”. La frase de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un buen ejemplo de que el presidente mexicano aún en ejercicio no demostró gran interés en la arena internacional y que, cuando lo tuvo, en general desató cierta polémica con sus dichos.
Pero las mega elecciones de este domingo 2 de junio dan por ganadora con un rango de 11 a 22 puntos de ventaja a su heredera política, Claudia Sheinbaum, lo que justifica preguntarse cómo podría ser la política exterior de la nueva mandataria.
Por un lado, AMLO deja un historial de polémicas y de omisiones en ese aspecto.
“La política exterior del presidente López Obrador no ha sido particularmente activa, y ha tenido que enfrentar la migración y el crimen organizado, prioritariamente. Claramente, la integración regional no es uno de sus pilares, ha habido crisis con algunos países”, explica a AméricaEconomía Dorotea López Giral, analista internacional y directora del Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de la Universidad de Chile.
Pero lo cierto es que ella tiene poca experiencia en esas lides.
“Ella fue gobernadora de la Ciudad de México y eso no te da particularmente roce internacional. Pero fue parte del panel intergubernamental sobre cambio climático de la ONU, [puesto en el que] tiene que rendir cuentas a jefes de gobierno y tiene que tener tacto suficiente como para que sus conclusiones sean aceptadas por esa clientela”, comenta Farid Kahhat, profesor de la Universidad Católica de Lima.
“NO SOY UNA COPIA DE AMLO”
Claudia Sheinbaum Pardo es licenciada en física de la UNAM, tiene un doctorado en ingeniería energética y durante parte del mandato de AMLO como alcalde de la Ciudad de México, ella sirvió en su gabinete como secretaria de Medio Ambiente. En 2015, Sheinbaum, fue elegida alcaldesa de un distrito de la Ciudad de México y ganó la carrera por la alcaldía de la Ciudad de México en 2018 con el 48%, de los votos.
Su estrecha asociación con AMLO y las mejoras en la seguridad de la capital mexicana contribuyeron a darle ventaja en las encuestas, por sobre el otro posible candidato, que era el canciller Marcelo Ebrard.
Sheinbaum se postula como parte de una coalición entre Morena, que incluye principalmente votantes de bajos ingresos, así como algunos progresistas sociales el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
“Claudia Sheinbaum es una mujer muy preparada académicamente, con una trayectoria política destacada, fundadora del partido Morena, siempre muy cercana desde el principio a López Obrador y en especial partícipe de la cuarta transformación (la promesa de cambio histórico, en pos de la justicia social, que lo llevó a ganar en 2018)”, añade Dorotea López.
Pero si la victoria este domingo parece fácil, gracias a la sombra de su mentor y actual mandatario, el país que Sheinbaum heredaría es un escenario de grandes desafíos económicos, sociales y ambientales.
El 2023 México creció menos de lo esperado y las perspectivas con la desaceleración de Estados Unidos para el 2025 hacen que el FMI haya reducido la expectativa de crecimiento a 2,4% para 2024, el gasto en los programas sociales ha sido muy alto, y no se espera un aumento en la recaudación impositiva.
Además, los medios han recordado la vieja máxima mexicana: en año electoral, la inversión pública sube, en el primer año del nuevo mandato baja. Esto, porque la realidad supera siempre a las promesas de campaña, y porque la caja fiscal inicia con una merma debido a ese gasto que "preparó el camino"..
De acuerdo con un análisis del medio especializado Americas Quarterly, Sheinbaum ha prometido mantener la “austeridad republicana” de AMLO, pero al mismo tiempo ampliar los programas básicos de bienestar social y promover la inversión en infraestructura estratégica y el nearshoring. Invertiría US$ 13.600 millones en nuevos proyectos de energía renovable, y su programa gubernamental incluye planes para apoyar a las empresas energéticas estatales de México centradas en los combustibles fósiles.
“Hay un desafío energético para poder enfrentar el nearshoring (la relocalización de cadenas de suministro hacia México) que podría fortalecerse, ella ha propuesto la búsqueda e implementación de energías renovables consistente con su formación ambientalista. La salud y el agua son otros dos frentes que a nivel nacional serán parte de su mandato. Y el desafío de ser la primera mujer no es menor”, dice Dorotea López.
Además, Sheinbaum ha dicho que fortalecería la Guardia Nacional, que AMLO creó en 2019, y replicaría algunas de las estrategias de reducción del crimen que implementó en la Ciudad de México, mejorando la coordinación entre las autoridades estatales y federales, invirtiendo más en inteligencia e intentando abordar las causas fundamentales.
Ella misma ha dicho en una entrevista televisada que no es una copia de AMLO, “pero vamos a defender los mismos principios”.
Y en esa diferencia estriba el desafío.
“[Sheinbaum] no tiene el carisma de López Obrador. Y no me refiero a simpatía, sino tiene a un tipo de conexión con sectores populares que no sé si ella vaya a tener”, destaca Farid Kahhat, quien añade que “López Obrador deja un legado envenenado”.
Con ello, Kahhat se refiere a temas como la corrupción, señalada por el 80% de los mexicanos como un problema importante, además de la seguridad ciudadana y el narco fuera de control que han dejado 30.000 homicidios en 2023.
Al revés, hay cosas positivas, como la independencia del Banco Central para mantener la inflación dentro de un rango. “Y en general no han tenido un manejo fiscal irresponsable, López Obrador. Pueden cuestionarse sus prioridades de inversión pública, como el Tren Maya...Pero la economía ha funcionado relativamente bien también por un factor que no tiene nada que ver con López Obrador, que es el beneficio para México del conflicto comercial entre China y Estados Unidos”, detalla el académico.
Pero frente a un eventual próximo gobierno de Trump -desde enero de 2025- el T-MEC traerá reglas de origen más estrictas.
“Por un lado, a Trump le preocupan los déficits comerciales y el déficit comercial con México ha crecido. Y dos, y ahí sí que Trump puede tener un punto legítimo, México se beneficia del conflicto con China, pero China ha buscado entrar por la puerta [trasera mexicana]”, añade.
Así las cosas, Kahhat considera que con Trump en la presidencia podría ser discutible que empresas chinas inviertan en México para desde producción hecha en México y exportar a Estados Unidos acogiéndose al acuerdo comercial.
“Esos problemas no los tuvo López Obrador, pero los va a tener Sheinbaum”, destaca.
Otro problema emergente para la nueva administración es el complejo panorama hídrico, que golpea al país no solo con olas de calor y sequías, sino que puede tener duros efectos en la economía y en las migraciones dentro del suelo mexicano.
¿SOLO EL T-MEC?
El gusto por hablar en sus conferencias 'mañaneras' y su particular estilo entre relajado y desafiante, permitirían escribir un libro solamente sobre las opiniones de AMLO respecto de política exterior.
Lejos de la famosa 'Doctrina Estrada', (el nombre de un ideal central de la política exterior de México desde 1930 y aún en vigor, según el cual México no anuncia públicamente el reconocimiento diplomático de otros estados o gobiernos) un análisis reciente de la Agencia France Presse, califica el manejo internacional de AMLO entre la negligencia y los intereses propios.
"El gran problema es que Andrés Manuel tiene esta idea de que lo más inmediato para resolver, él lo puede resolver, como si estuviéramos aislados del mundo, y eso ha provocado que México haya tenido una época en que, con muy pocas excepciones, no haya tenido una presencia internacional importante, por el contrario", apuntó José Luis García Aguilar, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana Puebla, en France 24.
Desde el desencuentro con el Gobierno español encabezado por Pedro Sánchez, exigiendo que pidiera perdón por el pasado colonial hasta el más reciente escándalo diplomático con el Gobierno de Daniel Noboa en Ecuador, AMLO tendría “un historial de desentendidos internacionales durante su periodo”.
“López Obrador también es un tipo con un gran ego. No noto eso en Sheinbaum. Es más dialogante y menos preocupada. Eso es algo que yo recuerdo mucho de Angela Merkel. Ella podía ser insultada y decía, ‘Bueno, los intereses de Alemania están por encima de mi ego. Voy a ignorar el insulto y tratar de lidiar con el tema de la mejor manera posible para los intereses de Alemania’. Yo creo que Sheinbaum se parece más a Merkel que, por suerte, a [Marcelo] Ebrard o López Obrador. Y aunque viene de la izquierda, finalmente creo que ya es más pragmática que López Obrador”, enfatiza.
Kahhat sí hace una salvedad y es que se vio un cambio en la política exterior mexicana desde que entró como canciller otra mujer, Alicia Bárcena, la exsecretaria ejecutiva de la Cepal, a gestionar la política exterior mexicana.
Pero es difícil que haya una continuidad de Bárcena en el nuevo gobierno.
“El nombre de Juan Ramón de la Fuente ha sido mencionado en diversas ocasiones para ocupar el Ministerio [de relaciones Exteriores mexicano], además se ha encargado de los diálogos de la transformación con el cuerpo diplomático”, acota Dorotea López.
Nuestra revista tomó contacto con el comando de Sheinbaum para conocer en detalle sus posturas, sin embargo, se excusaron de participar debido a la proximidad del cierre de campaña.
En su programa de gobierno, de unas 380 páginas, Sheinbaum solamente dedica ocho al tema internacional.
En el documento, llamado ‘100 pasos para la transformación’, menciona que buscará fortalecer el papel de liderazgo de México, extendiendo su influencia globalmente, con Presencia en Foros Multilaterales, así como la protección de mexicanos en el exterior y el apoyo en los temas migratorios.
No existe mención a tratados comerciales ni a sectores específicos en ese acápite de su programa.
Sin embargo, a fines de esta semana ya hay muchas más luces sobre los movimientos internacionales de la futura presidenta Sheinbaum. Y la noticia es que México “dará prioridad a la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) sobre otros acuerdos comerciales a negociar”, destacó Rafael Nava, coordinador de obstáculos técnicos al comercio del denominado Cuarto de Junto, un brazo negociador del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
En general, la administración AMLO heredará a Sheinbaum una serie de negociaciones inconclusas o por iniciar de acuerdos comerciales bilaterales de México con Corea del Sur, Ecuador, Brasil, Argentina y Reino Unido.
El énfasis estará puesto en el T-MEC que durante 2026 debe actualizarse. Lo que parece lógico, ya que casi el 82% de las exportaciones mexicanas van a sus vecinos de Estados Unidos y Canadá.
“Las elecciones en EE.UU., además, son muy determinantes para la política exterior mexicana, recordemos que hay más de 30 millones de mexicanos en ese país y que es una prioridad las remesas y los flujos permanentes [que llegan a México gracias a eso]”, advierte Dorotea Giral.
Ya tendrán que esperar, por ende, el cierre de las negociaciones correspondientes a la adhesión de Canadá, Nueva Zelanda y Australia a la llamada Alianza del Pacífico, de la que también forman parte Chile, Perú y Colombia.
En parte, también por la confrontación que significó al fallido golpe de Estado en Perú y el posterior comportamiento de AMLO con quien asumiera la presidencia peruana, Dina Boluarte.
“López Obrador tuvo una actitud francamente deplorable frente a Perú, no solo por el estilo de (…) escarmiento a tu rival político, a través de los medios de comunicación, sino porque además lo que dijo no era cierto: dijo que hubo un golpe de Estado contra Castillo cuando quien intentó dar un golpe del cual nunca hicieron mención ni AMLO ni Petro; fue Castillo", recuerda Kahhat.
La queja del académico es que existe una cláusula democrática en la Alianza del Pacífico a la que se podía recurrir. “Pero en lugar de invocarla para juzgar la conducta de Boluarte en el gobierno, inventó un golpe en contra de Castillo, ignorando el golpe que intentó Castillo. (…) En ese sentido, el problema con AMLO tenía que ver con su estilo político, populista y confrontacional, y dado que Sheinbaum es, al menos en parte, distinta, esperaría que la relación mejore”, enfatiza Kahhat.
Lo mismo considera la académica de origen mexicano, López Giral.
“Con Perú ha sido complicada la relación, y claramente la AP no es prioritaria para México y tampoco supera las prioridades políticas para dar paso a las económicas, como en algún momento se pensó para la Alianza”, detalla. “Creo que no será prioritaria la AP, porque tiene el país una serie de retos más relevantes, además hay que ver cómo va a ir evolucionando la renegociación del T-MEC y el nearshoring, así como las relaciones chino-norteamericanas”.
Aún así, para la directora del IEI México debería seguir permanentemente haciendo esfuerzos que le permitan diversificarse de Estados Unidos. “La independencia tanto en productos como en destinos es indispensable para el desarrollo de largo plazo de un país”, releva.
Con la premisa de estos factores en contra, Kahhat también considera que el gobierno de Sheinbaum podría no ser tan exitoso como ha sido hasta ahora el de AMLO.
“Ella no tiene el respaldo popular que tuvo AMLO y no tiene la personalidad de AMLO. Yo pensaría que ella no va a tener éxito ahí donde no lo tuvo López Obrador. Y al revés, yo esperaría que Sheinbaum o no lo intente o no tenga éxito ahí donde el propio AMLO fracasó”, concluye el académico peruano.