Entre los peticionarios está la Asociación Nacional de Cultivadores de Maíz (NCGA, por su sigla en inglés) y otras 23 asociaciones estatales.
Un total de 24 asociaciones relacionadas con la producción de maíz en Estados Unidos pidieron al presidente Joe Biden que impida cualquier restricción a las importaciones de maíz transgénico a México, incluida la variedad blanca (para consumo humano).
Entre los peticionarios está la Asociación Nacional de Cultivadores de Maíz (NCGA, por su sigla en inglés) y otras 23 asociaciones estatales.
Los representantes de las organizaciones pusieron esta introducción en una carta a Biden, fechada el 14 de diciembre: “Como líderes de los productores de maíz de Estados Unidos, le escribimos para expresar nuestra preocupación por la amenaza del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador de poner fin a las importaciones de maíz biotecnológico, la principal exportación agrícola de Estados Unidos a México”.
La semana pasada, Raquel Buenrostro, secretaria de Economía de México, aclaró que el gobierno está restringiendo únicamente a los transgénicos en el uso de maíz para consumo humano, no así para el maíz de uso pecuario o para otros usos industriales.
En su misiva, las organizaciones piden a Biden que haga de este tema una parte fundamental de su reunión del 9 de enero con López Obrador y el primer ministro Justin Trudeau.
También solicitaron que Biden autorice a la representante comercial de la Casa Blanca, Katherine Tai, a trabajar con el secretario de agricultura, Tom Vilsack, para establecer “un calendario firme y rápido” con México para retirar el decreto o iniciar un caso de solución de controversias en virtud de las disposiciones sobre biotecnología del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y que “lo haga sin acordar una prohibición de cualquier forma de maíz biotecnológico, incluido el maíz blanco que se utiliza para el consumo humano”.
El 31 de diciembre de 2020, México publicó un decreto en el Diario Oficial de la Federación (DOF) en el que se pide la eliminación progresiva del uso del glifosato y el maíz transgénico para el consumo humano en México. Al respecto, igualmente la semana pasada, Buenrostro dijo que el gobierno mexicano está trabajando para modificar este decreto, con el fin de aclarar aspectos preocupantes para Estados Unidos.
“Los agricultores de maíz están en este momento en el proceso de tomar decisiones de siembra para la próxima primavera, y cualquier incertidumbre adicional en el mercado afecta su capacidad para responder adecuadamente a las múltiples señales del mercado”, añadieron las organizaciones.
Seguidamente, pidieron que si el decreto no se retira completamente, la administración de Biden inicie un caso en el marco del T-MEC.
“Un embargo comercial sobre el maíz biotecnológico ignoraría la ciencia y daría marcha atrás a un cuarto de siglo de avances medioambientales. Décadas de ciencia demuestran que el maíz biotecnológico es seguro para nosotros”, argumentaron.
Los cultivadores plantan maíz biotecnológico, revisado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos y por agencias reguladoras de todo el mundo, porque ahorra dinero, reduce el uso de insecticidas y disminuye las emisiones de carbono.
Esta tecnología también permite a los cultivadores de maíz plantar semillas resistentes a condiciones meteorológicas severas causadas por el cambio climático.
La prohibición de cualquier forma de maíz biotecnológico supondría un gran coste para los cultivadores de maíz de Estados Unidos.
“Incluso hoy en día, las solicitudes de exportación de alimentos y piensos biotecnológicos están siendo retrasadas o directamente rechazadas por las autoridades reguladoras mexicanas”, reclamaron.
También arguyeron que este sistema regulador que no funciona retrasa perpetuamente la comercialización de cultivos biotecnológicos más nuevos y sostenibles desde el punto de vista medioambiental, negando a los agricultores el acceso a nuevas tecnologías y a ganancias de productividad muy necesarias dada la guerra en Ucrania.