En medio de un contexto cada vez más globalizado, se necesita un tipo de profesional y líder capaz de comprender dónde están las diferencias culturales y cómo sortearlas, así como las consecuencias de sus acciones. Sepa qué puede aportar la diplomacia a la práctica de los negocios en ese sentido.
“You cannot lead unless you can listen”. No puedes liderar a menos que sepas cómo escuchar, dijo Benjamin Todd Jealous, presidente y CEO de la estadounidense Asociación Nacional para el Avance de la Población de Color –National Association for the Advancement of Color People’s- en una conferencia sobre liderazgo impartida a alumnos de la Escuela de Negocios de Wharton.
Escuchar parece instalarse entre las habilidades fundamentales para aquellos quienes planean asumir o han asumido el rol de liderazgo, si desean desempeñarse a la altura de los tiempos. El proceso de globalización avanza, y en medio del contexto actual los profesionales se ven empujados a una movilidad laboral y geográfica que los obliga a adaptarse constantemente a nuevos grupos, ciudades, trabajos y países.
Sin embargo, hay un grupo de profesionales que han hecho de establecerse en nuevos destinos y relacionarse con distintas culturas el núcleo de su carrera. Son los diplomáticos. Para transmitir a los estudiantes de MBA los secretos de adaptarse con éxito, de negociar con personas de otras culturas y países y de saber cómo generar relaciones fructíferas con distintas personalidades, muchas escuelas de negocios están buscando la asistencia de diplomáticos de carrera.
Comprender al otro
“A la hora de relacionarnos con otros, escuchar es lo primero y fundamental, es la vía para entender claramente qué le interesa más a la otra persona”, explica Patrick Duddy, anteriormente embajador estadounidense en Venezuela y ahora profesor de la materia de “Latin America Global Academic Travel Experience” en la Fuqua School of Business de la Duke University.
Duddy es el prototipo de profesional que, gracias a su carrera diplomática, buscan las escuelas de negocio globales para mostrar a los estudiantes MBA el tipo de experiencia que se gana luego de años de trabajo y vida en culturas distintas. Al igual que un emprendedor o manager, los diplomáticos deben muchas veces lograr tratados o acuerdos con personalidades que son ajenas a su cultura y valores, e incluso hostiles a la propuesta que llevan a la mesa de negociaciones.
Felicia Skira, directora asociada del Global EMBA de la española Esade, advierte que “la diplomacia es un elemento clave para cualquier programa MBA, teniendo en cuenta que actuar en la 'arena global' adquiere cada vez más importancia. Los líderes de negocios hoy tienen que mirar al mundo en su totalidad, entendiendo que cada cultura, entorno político o social, y organizacional, tienen un tipo distinto de estilo de comunicación. Es en este sentido que el saber aplicado en las relaciones internacionales tiene mucho valor”.
Una publicación del Centro para la Diplomacia Pública de la Annenberg School de la University of Southern California analiza las “cinco herramientas de la diplomacia corporativa”, que son el capital psicológico, el capital intelectual, el capital social, la pasión y la discreción. Entre las habilidades y características que agrupan estas herramientas resaltan “el entusiasmo por la diversidad y la disposición a asumir desafíos, la investigación y reconocimiento de distintos mercados, industrias, culturas y competidores, y por supuesto la habilidad de construir relaciones de confianza con personas de diversos lugares del mundo, lo cual facilita el networking, las negociaciones y el trabajo en equipos de composición diversa”.
Así, Fernando Zembroni, profesor de Dirección Comercial en la argentina IAE, reafirma que “la habilidad básica de la diplomacia es saber ponerse en el lugar del otro en términos culturales. Es un aspecto cada vez más útil para las empresas que amplían sus relaciones con clientes, proveedores, u otros tipos de stakeholders que radican en otros países”.
Por su parte, Karen Walch, profesora de Cross Cultural Negotiations y Global Negotiations en la estadounidense Thunderbird School of Global Management, define tres áreas básicas sobre las cuales debe soportarse la conducción de los negocios. “Primero se necesita conocer la parte funcional, es decir las distintas áreas como contabilidad, márketing, finanzas y demás. Lo segundo es tener una noción de la estructura política, legal y social donde se va a operar. Y en tercer lugar es necesario entender cómo influye la mentalidad cultural y lingüística, y los valores. Es en este tercer punto donde las habilidades diplomáticas son cruciales”.
En el caso de Thunderbird, Walch explica que estos componentes se integran a la hora de analizar casos o preparar proyectos. “Por ejemplo, para impulsar una campaña de márketing en un país específico es necesario mirar a lo que normalmente se hace allí, qué imágenes, palabras, rituales o símbolos pueden ofender a nivel de moral y valores”.
Estrategias de las Escuelas
Para exponer a los estudiantes a ambientes internacionales y modos diversos de conducir negocios y establecer relaciones, las escuelas implementan variadas iniciativas. Por ejemplo, en Fuqua se viene desarrollando desde 2004 el Global Academic Travel Experience o GATE, en el cual se facilita que los estudiantes MBA se dividan en grupos que viajen por distintos países de distintas regiones del planeta, y luego compartan las experiencias y conocimientos adquiridos.
De este proyecto participó Duddy, quien asumió precisamente el acercamiento a las culturas latinoamericanas.“Para realmente alcanzar una comprensión profunda de cómo es el ámbito en el cual se pretende hacer negocios, el emprendedor o el inversionista debe comprender la cultura. En mi caso, para ilustrar cuestiones relacionadas con el ambiente latinoamericano, traté de abordar por un lado las tendencias macroeconómicas y del otro, elementos de la dinámica política, y también elementos culturales autóctonos. El contexto para hacer negocios nunca es exclusivamente económico o político, sino que política y economía se afectan mutuamente”.
Otra estrategia que aplican algunas escuelas es establecer alianzas con otras instituciones reconocidas por un trabajo sostenido en el tema de las relaciones internacionales. Es el caso de Esade y la Georgetown’s McDonough School of Business, según Skira, quien señala que el programa Global Executive MBA combina la experiencia de la primera que aporta su conocimiento sobre negocios internacionales, mientras la segunda es líder en la enseñanza interdisciplinaria de las relaciones internacionales.
Mientras, en IAE, el enfoque no apunta a incluir cursos o seminarios sobre habilidades diplomáticas, sino hacer que la práctica de estas habilidades se inserte en el resto de las materias. Según Zembroni, “IAE tiene la suerte de que su MBA es internacional y siempre hay muchas nacionalidades representadas, es posible entonces que los estudiantes trabajen en equipos diversos, aprendiendo cómo reaccionan, reflexionan, se comportan y qué valores aprecian personas de culturas distintas”. Igualmente, se hace énfasis en facilitar intercambios estudiantiles con escuelas de otros países, como otra forma de que el estudiante tenga una experiencia de adaptación a un entorno internacional.
En la Thunderbird School of Global Management, en EE.UU., se aplica una metodología mixta. Karen Walch indica que “primero se enseña el conocimiento intelectual acerca de las técnicas y mejores prácticas en la conducción de negocios internacionales, lo mismo que sobre el trabajo en equipos multiculturales. Pero al mismo tiempo les pedimos a los estudiantes que vayan reflexionando sobre sus sentimientos y pensamientos a la hora de interactuar con un colega de otra cultura, para hacerlos percatarse de forma consciente de las diferencias, y cómo logran rebasarlas y encontrar terreno común. A esto se suma que estimulamos la participación en pasantías y colaboraciones con empresas extranjeras y en ONGs”.
Liderazgo globalizado
Duddy se refiere a que “en Fuqua se maneja el concepto de liderazgo de consecuencia, que consiste en entrenar líderes que no sólo tengan la capacidad de dirigir, sino una conciencia ética. Quienes realmente comprenden más ampliamente el mundo tienden a entender los desafíos que enfrenta este, y por ende los temas relevantes a la agenda social son también relevantes para estos líderes”.
Por su lado, en su valoración del tipo de líder que suele ser el latinoamericano, Zembroni advierte que “aunque son escasas las compañías latinas que son multinacionales en toda regla, y son escasas las ocasiones en que un líder de una compañía latina tiene que manejar problemas regionales, sí hay muchos latinos trabajando en compañías relevantes a nivel global. En estos casos, creo que los latinos tienen la ventaja de ser menos rígidos, y por tanto más adaptables, para desempeñarse bien en un contexto desafiante e incierto como el de hoy”.