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Los mandalas, la estafa piramidal que se expande por América Latina
Lunes, Octubre 10, 2016 - 14:55

Engaño condimentado por promesas de amor, poder, confianza y multiplicación de la riqueza hoy crece a través de WhatsApp.

El Observador | "Bienvenida, mujer hermosa. Si estás recibiendo esta grabación es porque una mujer muy maravillosa y poderosa está pensando en ti, está confiando en ti, está viendo todo tu potencial, todo tu poder, todo tu amor, todas tus cualidades maravillosas que son fundamentales para participar en este trabajo que estamos haciendo, en este colectivo de mujeres en el cual estamos todas formando parte".

La voz que suena en el celular es dulce, tierna, pero promueve una estafa internacional que llegó en los últimos meses a Uruguay, y que crece desde el este del país como los hongos después de la tormenta. Los mandalas son un engaño condimentado por promesas de amor, poder, confianza y multiplicación de la riqueza. "Somos mujeres empoderándonos unas a otras", anuncia la voz en el mensaje de WhatsApp.

"Una amiga me propuso entrar, me dijo que con poner US$ 1.400 ganaría en un mes US$ 11 mil, y entré", contó una profesional que vive en La Paloma. Como ella, cientos de mujeres mordieron el anzuelo y quedaron con las manos vacías. "La estafa no es nueva, pero se sigue extendiendo por América Latina, desde Argentina hasta México, Chile, Colombia, Uruguay o Ecuador", informó BBC.

¿Cómo funciona? Cada grupo se inicia con ocho nuevos integrantes, llamados fuegos, que deben aportar un monto determinado de dinero y se suman a un grupo de WhatsApp. Ese fondo es cobrado por una sola mujer, que está en un nivel superior, en el centro, en el lugar del agua. Luego de pagar, cada nuevo integrante debe conseguir dos personas más para reproducir el sistema. Si se consiguen nuevos interesados de forma continua, el sistema se multiplica y crece, hasta que aquellos que comenzaron como fuego avanzan de nivel, se convierten en agua y reciben ocho veces lo que aportaron, sin firmas ni documentos.

Aunque la cifra con la que se ingresa y el nombre del grupo puede variar (flor de la abundancia o fractal), la promesa siempre es la misma: en un mes cobrarás ocho veces lo que "regalaste". Para ingresar a los mandala que llegaron a La Paloma, ciudad balneario del departamento uruguayo de Rocha, hay que "dar" US$ 1.400. La integración puede ser cara a cara, en ceremonias, donde los fuegos entregan su dinero al agua, pero también por otras vías. Las teleconferencias por Skype son una de ellas.

Cada integrante tiene un rol que se define por el nivel en el que está. El fuego debe dar; el viento, atraer nuevos fuegos para que el sistema se reproduzca; la tierra, apoyar a vientos y fuegos; y el agua, recibir. Una vez que los fuegos suman nuevos integrantes, se convierten en viento; y los vientos en tierras y las tierras en agua. Cuando se completa el ciclo, los mandalas pueden "reciclarse" y el agua convertirse otra vez en fuego. "Suena maravilloso, es muy fácil", promete la voz.

Los problemas comienzan cuando las mujeres que entraron en el mandala no consiguen dos interesados más que permitan que el sistema siga creciendo. En ese momento, el mandala se corta y la estafa se concreta: ocho pagaron y cobró una sola.

En La Paloma, algunas mujeres cobraron y el rumor se expandió en semanas. Sin embargo, decenas pusieron su parte y no lograron convertirse en agua para cobrar. Por esta tranca, surgieron otros mandalas más accesibles, de US$ 190, $ 5.000 y $ 1.000, que aceptan a hombres y dejan de lado los sueños de unión y rebelión femenina.

La expansión de la estafa explica los inusuales movimientos financieros desde La Paloma y desde la ciudad de Rocha hacia Estados Unidos y Alemania por estos montos. En los asados y comercios del balneario y la ciudad, los comentarios sobre los mandalas son moneda corriente. Decenas de hombres y mujeres piden préstamos para formar parte del negocio del siglo sin saber que caen en una estafa internacional reproducida por víctimas que buscan en amigos y conocidos nuevos fuegos.

Este tipo de estafa, conocida como piramidal a gran escala, fue creada hace un siglo por Carlo Ponzi, un inmigrante italiano que vivía en Estados Unidos. ¿Por qué es una estafa? Porque en algún momento la cadena de reproducción se corta y entonces por cada mil personas que cobraron, 8.000 quedan con las manos vacías. La búsqueda de nuevos fuegos ya se expandió desde el este hacia Montevideo y otras partes del país.

Fuentes policiales informaron a El Observador que la maniobra puede considerarse un delito o no, dependiendo del juez, quien debe valorar si existieron "estratagemas o engaños artificiosos" que induzcan "en error a alguna persona" (artículo 347 del Código Penal). Llegar a la punta de la madeja, al creador de la estafa, parece hoy una utopía. En esta pirámide florida, las víctimas son victimarios en potencia.

Autores

El Observador