La amenaza de una guerra entre Irán e Israel, así como la incertidumbre sobre la reducción de las tasas de interés en EE.UU. modifican las perspectivas en torno a un alza del Bitcoin a US$ 100.000.
Con la inminencia de la llegada del cuarto halving de bitcoin, los inversores y usuarios de la popular criptomoneda se frotan las manos ante una posible alza histórica. Durante la semana pasada, las predicciones no conocieron límites: el analista criptográfico Plan B declaró a través de su cuenta de X que el bitcoin alcanzaría un valor de US$ 100.000 para después saltar a los US$ 200.000. Si bien existen dudas sobre estas proyecciones, lo cierto es que reflejan la naturaleza impredecible del halving.
Se trata de un evento programado que ocurre usualmente cada cuatro años. Cuando se produce, la cantidad de nuevos bitcoins que se pueden generar o “minar” a diario, se reduce a la mitad. Este fenómeno se produce gracias a que las reglas de bitcoin están diseñadas para limitar la cantidad total de criptodivisas en circulación, que actualmente son 21 millones.
Debido a que el halving reduce a la mitad las recompensas recibidas por los “mineros” de bitcoin, se vuelve más difícil y costoso producir nuevas divisas. Un evento disruptivo como tal genera especulación en el mercado, pues influye en el equilibrio de la oferta y demanda de esta criptomoneda. Y en última instancia, se provoca un aumento considerable en su precio. Pero como todas las experiencias son únicas, conviene preguntarse qué sucederá con el halving en el contexto actual. Al respecto, AméricaEconomía tuvo la oportunidad de dialogar con Agostina Colaizzo, experta en criptomonedas y Banking & Investments Manager de Mercado Pago.
“El bitcoin ha sido muy inestable desde siempre, pero este año particularmente, hay mucha incertidumbre con el riesgo geopolítico y el entendimiento de lo que va a pasar. Por ejemplo, si la Reserva Federal de Estados Unidos va a bajar o no las tasas de interés y, de aprobarlo, cuando lo hará. Eso también efectivamente impacta en el precio del bitcoin”, resalta Colaizzo.
Aunque es consciente que ante el alza de la demanda en detrimento de la oferta, el Bitcoin subirá de precio, la especialista no comparte necesariamente que se alcancen valores de US$ 100.000 por divisa. Sin embargo, Colaizzo resalta que estas predicciones se basan principalmente en estimaciones sobre el precio de minar una bitcoin después del halving.
Si se aplica ese criterio, se produciría un alza de entre US$ 30.000 y US$ 40.000 más de lo que cuesta ahora. “Esto efectivamente posicionaría el valor de extraer un Bitcoin a un punto cercano a los US$ 90.000. Con lo cual podría servir como referencia para entender si es que tiene o no sentido que valga US$ 100.000 según algunos analistas”.
En el plano de los hechos, el gran alza pronosticado sufrió un revés luego de que este 17 de abril, el bitcoin cayó a valores menores a US$ 60.000. Para comparar, previamente, su valor mínimo en 2024 había sido US$ 61.000 el pasado 26 de febrero. Pese a que varios analistas responsabilizan al efecto pre-halving por esta caída, Colaizzo sostiene que el gran causante fue el ataque bélico de Irán a Israel.
“Aunque si uno se basara un poco en la historia del bitcoin, anticiparía que todavía hay lugar para que vuelva a crecer incluso antes del halving. Pero la realidad es que cerca a esta fecha, siempre se produce más volatilidad. Y también hay una parte muy sesgada por lo que pasa a nivel trading (compra y venta de bitcoins)”, sostiene Colaizzo.
¿LA INESTABILIDAD COMO OPORTUNIDAD PARA EL BITCOIN?
Por otro lado, la ejecutiva de Mercado Pago reconoce que las criptomonedas se han vuelto muy solicitadas en países latinoamericanos con divisas inestables, como Venezuela y Argentina. En este último país, pese a que el dólar ha sido la alternativa tradicional al peso, lo cierto es que las limitaciones al acceso de monedas extranjeras durante el gobierno de Alberto Fernández posicionaron al Bitcoin como una tercera alternativa.
No obstante, al contrario de lo que afirman empresas promotoras de la criptomoneda, Colaizzo se muestra algo escéptica. “No creo que este hecho sirva necesariamente para que el Bitcoin o las criptomonedas por sí mismas sean un resguardo de valor. Pero sí pueden cumplir una función adicional, sobre todo porque hoy son más accesibles a través de varias fintech y el lanzamiento de los ETF”.
Ante la política favorable que ha tenido la administración de Javier Milei al uso de criptomonedas, Colaizzo opina que no implica necesariamente un boom para el bitcoin. Porque ante la liberalización de la economía, las otras alternativas para resguardar ahorros como las divisas extranjeras, se vuelven más alcanzables.
“Además, al final hay muchas personas que accedieron a criptomonedas sin haber nunca dispuesto de otro instrumento financiero. Esas personas no están pensando en un portafolio (colección de criptomonedas) a largo plazo, sino en soluciones del momento. Si el Bitcoin baja de precio drásticamente, su portafolio se volverá más inestable y podría dejar de invertir”, advierte Colaizzo. Dada esta volatilidad, la especialista tampoco considera realista la idea de introducir el bitcoin como moneda cooficial en los países de la región, tal como lo hiciera Nayib Bukele en El Salvador.
“Quizás puede darse en el largo plazo, pero deberían cambiar muchos paradigmas para que se dé. El hecho que ahora sea más accesible y empiece a tomar fuerza como instrumento de inversión le va a dar mucha más estabilidad y eso le quitará un poco de volatilidad. Justamente porque como cualquier activo financiero tradicional, si los que invierten en esa moneda lo tienen como parte de un portafolio más mediano o largo plazo, eso le termina dando más robustez y no termina siendo solo una herramienta de intercambio especulativa”, explica Colaizzo.