La compañía sumó este año a Mexicana de Aviación como nuevo cliente-embajador de marca de sus equipos E2.
La cultura corporativa de Embraer (el tercer fabricante de aviones a nivel mundial, luego de Boeing y Airbus) es contundente: todos los colaboradores forman parte del mismo equipo para atender las necesidades de sus clientes. Todos lo saben y todos actúan en consecuencia.
Con esa filosofía, en su negocio de aviación comercial sumaron este año a Mexicana de Aviación como nuevo cliente-embajador de marca de sus equipos E2.
En tiempos de intensa reflexión sobre el comportamiento de algunos participantes en la industria de fabricación de aeronaves resultan relevantes los primeros tres valores que se pueden leer en un letrero ubicado en la entrada de su planta principal en Sao José dos Campos, municipio de Sao Paulo, en Brasil: la ética y la integridad están en todo lo que hacemos, nuestra gente es lo que nos hace volar y existimos para servir a nuestros clientes.
Dicen que existen para innovar y sumar aliados, entre ellos Toyota, que les ayudó a implementar un sistema de producción con cultura japonesa, y SAP, quien brinda su conocimiento para emprender acciones en diversos procesos administrativos.
En la empresa existe la certeza de que hay que reconocer a sus pioneros y por ello se hizo un atractivo mural en una de las paredes de la fábrica con el rostro sonriente del ingeniero Ozires Silva, fundador de la empresa, que ya es un ícono de la marca brasileña y también fue visto por la delegación de mexicanos que visitó el lugar antes de cerrar la compra de 20 aviones.
Dentro de las instalaciones trabajan con la dedicación necesaria el equipo de expertos que fabrica aviones que permiten a la gente volar por negocios, turismo, estudios, cuestiones de salud y demás. En algunas etapas se auxilian de robots que ensamblan partes y en otras el trabajo es necesariamente manual.
Como en cualquier otra fábrica, hay procesos que se protegen estrictamente, por lo que no se pueden tomar fotografías ni videos. Solamente los ojos pueden captar esas minuciosas labores realizadas en espacios en donde el orden y la limpieza son prioridad. Ahí nace el sueño de volar.
Un espacio que es una delicia para los visitantes es el centro de experiencias al cliente, en donde se seduce a los visitantes con tecnología y un buen discurso transmitido por los guías, en playeras con la bandera de Brasil.