Las altas tarifas de estas maestrías y una aparición masiva de ofertas más económicas contrasta con su prestigio y exclusividad en el mercado laboral.
Abrir puertas profesionales, aprender habilidades blandas, asumir responsabilidades de líder empresarial, son algunos de los atributos que evocamos a la hora de hablar sobre la posibilidad de estudiar un Master of Business Administration (MBA). Como vimos en anteriores artículos, estos programas de posgrado suelen marcar puntos de inflexión en las trayectorias de muchos profesionales, sin importar el campo laboral.
Sin embargo, como es lógico, el beneficio profesional no es el único factor en la ecuación. Pues muchas veces el alto costo de estos programas puede disuadir de tomarlos en primera instancia. Esta es una realidad que podemos apreciar a lo largo de Latinoamérica.
Por ejemplo, en Chile, la matrícula en un Advanced MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez cuesta 70 unidades de fomento (UF) o $ 2.631.538 (US$ 2.819). Mientras tanto, un certificado en Global Management del Global MBA a cargo de la Universidad de Chile y la Universidad de Columbia Británica (Canadá) cuesta US$ 26.500. Colombia experimenta un panorama similar con los casos de la Universidad de los Andes y la Javeriana, que ofrecen MBAs a $ 152 millones (US$ 37.271) y $ 163,5 millones (US$ 40.091) respectivamente.
Estas tarifas elevadas y el aumento de ofertas educativas en la red como maestrías y cursos online levantan dudas en miles de profesionales que se debaten entre elegir los clásicos MBA u opciones más económicas, aunque menos sofisticadas. “Aproximadamente, un MBA cuesta un 5% más que una maestría especializada. Al compararlo con programas o certificaciones online, la diferencia en costo es mayor, ya que éstos pueden costar hasta 50% menos que un MBA clásico”, explicó Sonia Camacho, vicedecana académica de la Universidad Los Andes (Colombia) a AméricaEconomía.
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Es en este punto que el factor de las habilidades impartidas en los MBA entran a jugar como su carta principal, sobre todo en una determinada etapa de la carrera de un profesional.
“A medida que uno suma experiencia, ya sea en una corporación o emprendimiento, son distintos los skills o habilidades que uno tiene y debe utilizar. Entonces, el conocimiento más técnico, en general, es más demandado al inicio de la carrera. Y cuando uno se encuentra a mitad de carrera avanzando en posiciones senior, básicamente los skills que más se solicitan son: pensamiento estratégico y liderazgo”, declaró Alejo Rodríguez, director académico del MBA de la Universidad Torcuato di Tella (UTDT, Argentina) para AméricaEconomía.
Si se aplica esta lógica, un MBA es especialmente útil, cuando un profesional necesita diseñar la estrategia de expansión internacional de una compañía, estudiar el pensamiento de la competencia o definir si un negocio debe ser presencial u online. Para Rodríguez, debe partirse de la idea que a medida que alguien avanza en su carrera profesional, tarde o temprano llega la responsabilidad de liderar equipos.
En los hechos, esta visión de los programas de estudio se manifiesta en el perfil de sus estudiantes. La UTDT dicta un programa de MBA y otro de Executive MBA: en el primero, la edad promedio se sitúa entre 33 y 34 años y en el segundo, se alcanza los 40 años.
Por otro lado, cada profesional debería evaluar sus prioridades actuales. Así lo expone Fernando Sánchez, académico en Estrategia e Innovación de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile. “Cuando estudias un curso online, sueles buscar un conocimiento específico. En los másteres muchas veces vas a profundizar diferentes temas o áreas de una sola gran materia. En cambio, cuando llevas un MBA, unes estrategias de finanzas de marketing con habilidades de liderazgo y toma de decisiones”, sostuvo Sánchez a AméricaEconomía.
Sin embargo, el académico resalta que hoy en día, los MBA también se adaptan a las nuevas tendencias en herramientas y digitales y por ende, sus planes de estudios ahora incluyen temas como sustentabilidad, data analytics, innovación o nuevos negocios.
“No necesariamente se enfocan en enseñarte a levantar un emprendimiento, sino también a generar nuevas unidades de negocio dentro de una empresa. Hablamos de una currícula que combina las diferentes áreas de la empresa como gerencia o dirección estratégica, pero al mismo tiempo incluye problemáticas que afronta una empresa en la actualidad”, añade.
Asimismo, la posibilidad de ampliar las redes de networking también es un factor a considerar. “Cuanto más prestigio tiene la institución, obviamente el título valdrá más, pero además hay que considerar que tus compañeros serán tus colegas laborales. Y en general, las mejores universidades nuclean a los mejores candidatos. Entonces, creo que uno debe considerar la elección de una institución que atraiga a otros candidatos interesantes. Porque ese networking profesional es muy importante”, sostiene Alejo Rodríguez.
El docente utiliza como ejemplos a dos exalumnos de los MBA de la UTDT: por un lado, Cristian Von Schulz Hausmann, médico de profesión y hoy, CEO de Merck México. Por otro lado, Paula Altavilla, CEO de Schneider Electric y la primera mujer en presidir el Instituto para el Desarrollo Empresarial (IDEA), una de las mayores organizaciones empresariales de Argentina.
INGRESOS Y OPORTUNIDADES
En cuanto a las perspectivas salariales de los egresados de estos programas, Sonia Camacho destaca que según una encuesta realizada por el Graduate Management Admissions Council (GMAC) a los encargados de reclutamiento en corporaciones estadounidenses, el salario mediano de arranque para una persona egresada de una maestría especializada figura entre US$ 70.000 y US$ 80.000. En contraste, el sueldo de una persona egresada de un MBA asciende a US$ 120.000 anuales.
Pero esto tampoco quiere decir que los reclutadores únicamente se fijen en este perfil laboral. “Los empleadores indican que el MBA clásico sigue siendo un valor agregado para quienes decidan estudiarlo y reconocen el prestigio de instituciones bien establecidas. Sin embargo, en medio de una situación económica difícil, también están dispuestos a contratar personas sin esta formación o con una más accesible, pero con la experiencia laboral requerida”, sostiene Damián Rendón, director ejecutivo del programa MBA de la Universidad Los Andes (Colombia).
En la misma línea, Camacho agrega que “los empleadores a menudo valoran el equilibrio entre la formación académica rigurosa, la aplicabilidad práctica y las habilidades específicas. Por ello, es crucial para los candidatos demostrar cómo su formación se traduce en valor tangible para el rol o la industria en cuestión”.
Pero nuevamente, a largo plazo, las decisiones finales deben tomarse en torno al contexto de cada profesional. “No es que exista un programa bueno o malo, antiguo o nuevo: hay un programa que satisface a necesidades específicas. Por lo tanto, si tú estás desarrollando una carrera y te enfocas en un área, pero quieres tener una visión más estratégica, un MBA puede ser una excelente alternativa. Por otro lado, si estás en un área y quieres profundizar solamente un tipo de conocimiento en marketing o finanzas, quizás un máster es la mejor opción”, explica Fernando Sánchez.
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