La firma sostiene que sus productos de software y servicios en las áreas de automatización industrial y gestión de la energía ayudan a las empresas, industrias, gestores de edificios y hogares a descarbonizar y digitalizar su uso de la energía. Para Chile, además, prevé grandes oportunidades con las ERNC y el hidrogeno verde.
Fue en pleno Davos, durante la segunda quincena de enero este año, que Schneider Electric hizo un llamado urgente a gobiernos y empresas de todo el mundo para que aceleren sus acciones de sostenibilidad e incrementen sus inversiones en tecnologías que les ayuden a reducir sus emisiones de carbono y a reforzar su seguridad energética.
Este llamado a la acción, según explicó la compañía, se produce en un contexto de aumento de los precios de la energía, crisis del suministro energético y aceleración del cambio climático, que plantean importantes retos para las empresas, las economías y las sociedades de todo el mundo.
La premisa es que se sabe que el 38% de las emisiones globales de CO2 proceden del entorno construido, y otro 32% viene de la industria y que, ante eso, los productos software y servicios de Schneider Electric en las áreas de automatización industrial y gestión de la energía ayudan a las empresas, industrias, gestores de edificios y hogares a descarbonizar y digitalizar su uso de la energía.
También la firma- de casi 187 años, ya que fue fundada en 1836- ofrece información detallada sobre las tendencias y soluciones de descarbonización, a través de encuestas, investigaciones e informes detallados elaborados por el Instituto de Investigación sobre Sostenibilidad de Schneider Electric.
Con ese panorama es que Mario Velázquez, Presidente de Schneider Electric Chile, nos dio esta entrevista. Su trayectoria en el mundo energético inició desde que estudió ingeniería eléctrica en la Universidad del Valle, de México. Ha pasado por las operaciones de Schneider para la región andina, que abarcan Venezuela, Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador. Desde esa posición, Velásquez tuvo un doble rol en donde estuve dirigiendo el segmento de minería, aunque antes trabajó en dos empresas multinacionales, también en temas de procesos, automatización y gestión.
SCHNEIDER Y LA ESG
¿Cómo evalúan su operación chilena?
A nivel de Chile, hemos logrado varios objetivos que nos habíamos trazado y dentro de estos nosotros hicimos algunos compromisos de manera global y otros de manera local en torno a ESG y Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) de la ONU.
Como firma, nos comprometimos a tener una operación que fuera neto cero, o cero emisiones de CO2. Y en noviembre de 2022 logramos ese objetivo, haciendo economía circular: reutilizamos plásticos, las redes de pesca que están en el sur en alianza con otra empresa, Atando Cabos. Tenemos también el compromiso de reducir, por ejemplo, el consumo de agua que tenemos en la planta, en más de 40%. Hicimos contratos para que el suministro de nuestra energía eléctrica provenga 100% de fuentes renovables, y también hicimos compromisos de seguir ampliando nuestro impacto social: tenemos un programa en el cual damos empleo a personas que están privadas de la libertad, quienes trabajan en pequeñas líneas de ensamblaje para algunos de nuestros productos.
Hablando de género, lanzamos en asociación con otras empresas la iniciativa Red Maestra, pues vimos que en la industria de la construcción no había mujeres electricistas, y, en base a esta alianza, empezamos a invertir para ayudar a estas mujeres, cabeza de familia, en darles educación para que puedan certificarse como electricistas. Ya tuvimos la primer generación de graduadas, ahora vamos a ir por una segunda generación y lo vamos a amplificar.
¿Y qué logros han existido en la consultoría energética?
En 2022 hicimos un programa, dentro de nuestro compromiso de influenciar nuestro ecosistema, para una mejor gestión de la energía. Ahí hicimos alianzas con nuestros distribuidores y los hemos hecho parte de este ejercicio, y, de hecho, hay uno de ellos que está implementando ya una solución basada en una de nuestras herramientas de software que se llama EcoStruxture, para poder hacer el monitoreo de los consumos de su energía y por lo tanto poder hacer compromisos de la reducción de energía y de compra de energía renovable, para poder ir reduciendo su huella de carbono, lo que incluye inversiones en electrificar la última milla.
Nosotros también iniciamos así, con pequeñas vans, pequeños carritos para hacer distribución de lo que producimos en la planta. Y ahora dimos un paso más y contamos con un camión eléctrico, y eso es lo que estamos replicando con nuestros distribuidores y a la par también vamos ayudando a nuestros clientes cada vez con más servicios de consultoría, denominado sustainability business, donde los ayudamos a hacer contratos para tener suministro de energía eléctrica de fuentes renovables no convencionales.
Ahora, yo creo que podemos presionar mucho más para que el ecosistema que nosotros de alguna manera influenciamos, acelere sus inversiones y haga compromisos más agresivos desde el punto de vista de la descarbonización. La manera de hacer esto, creo, es a través de más alianzas, para que eso se expanda; nuestra ambición en el 2023 está muy enfocada en alianzas.
Cuando hacen consultoría, ¿cuáles son los dolores y errores más frecuentes de las empresas y cómo se solucionan?
Principalmente trabajamos con empresas electro-intensivas, donde tenemos segmentos como la minería, que consumen mucha electricidad, pero también tenemos otros, Consumer Packed Goods (CPG), y dentro de esto hay un segmento que es alimentos y bebidas. Entonces ahí hemos hecho estos ejercicios de consultoría, en empresas que son altos consumidores de energía y las empresas que producen bienes de consumo, ahí es donde nos estamos moviendo. Ya iniciamos también conversaciones es con las empresas de data centers, que son los servidores de la nube.
A pesar de ese halagüeño panorama que han visto estos años y los avances logrados, ¿cuáles son los principales retos por alcanzar?
Los dividiría en dos, básicamente. El primero es que [las empresas] no son conscientes, y para eso tenemos que hacer lo invisible, visible ¿y a qué me refiero con esto? que la mayoría de las empresas tiene muchos datos, producen mucha información, pero esa información si no se pone en un contexto, primero, no sirve mucho para generar insights, para generar valor. Esa es la primera dolencia, y yo diría que el 80% [de las compañías] la tiene, si no es que más. O sea, la información está, pero no la interpretan, no la saben poner en un marco de referencia.
Pero pensemos que ya pasaron esa fase, que la ponen en un marco de referencia y la pueden interpretar. El segundo reto es ¿con quién me comparo? ¿Cuál es la mejor práctica en mi segmento o en el mercado, en la industria, en el país o a nivel mundial? Ahí la comparación se tiene que hacer con las mejores prácticas a nivel mundial, entonces, después de hacer esta parte debo de irme a generar una ambición, una meta. Y eso significa poner objetivos bien claros, bien específicos, con un marco de referencia.
¿Cuál es el rol de Schneider en ese proceso de ponerse objetivos o metas?
Vamos a ponerlo así: para producir un kilo de jamón una empresa necesita cinco kilowatt hora, y probablemente eso es claro para ellos, pero no saben exactamente en qué parte [del proceso] lo están consumiendo y cómo lo pueden optimizar. Entonces, primero tienen que levantar los datos, identificar en qué parte del proceso se está consumiendo y una vez que tienen esto buscar cuáles son las mejores prácticas para optimizar esa parte del proceso y reducir el consumo de energía eléctrica, y ahí es donde nosotros obviamente hacemos nuestra llegada para poder ayudar, y adicionalmente eso es la parte de consultoría.
Tradicionalmente nosotros producimos tecnología, tanto hardware como software, para generar las eficiencias dentro de la industria, y EcoStruxture es agnóstico, no es una tecnología cerrada a un protocolo de comunicación de IoT o a un tipo de base de datos, es completamente abierta y puede conversar con una plataforma de hace diez, quince años, o con una plataforma actual.
Y por el otro lado también nosotros tenemos la parte gestión de la energía, donde podemos ayudar en el proceso, automatizando y optimizando el proceso. Te damos una prescripción, por así llamarlo, que te ayuda a hacer más con menos, y al final del día esto significa beneficios desde el punto de vista de la huella de carbono, definitivamente, porque consumes menos electricidad o energía para producir; tus costos se reducen, te vuelves más competitiva.
Respecto de la energía limpia, el eterno problema de las ERNC son las intermitencias que tienen. ¿Cómo ve Schneider el tema de las acumulaciones como una forma de salvar ese problema que aún persiste?
Yo creo que para evitar la intermitencia que tiene la energía eólica o la energía solar, hay diferentes formas de resolverlo. Un ejemplo es el proyecto Cerro Dominador, que tiene nuestra tecnología. Esa es una forma de solucionar [la intermitencia], porque al final del día, a través de espejos, calientas una caldera de agua con sal, es una salmuera que puede llegar a los 500, 600 grados centígrados; la pones en un depósito y ahí se conserva la temperatura del agua hasta 300 °C.
Entonces, cuando hay sol yo puedo producir energía. Puedo calentar y producir vapor y después meterlo a un turbogenerador y como una [planta] térmica, genero electricidad sin mayor problema. El dilema de este tipo de plantas es que cuando no hay sol, los espejos no me sirven de nada, porque no calientan la caldera, pero ¿qué pasa si yo puedo calentar suficiente agua para generar en el día y la puedo almacenar? Eso pasa en Cerro Dominador: caliento esta salmuera, la consumo para producir en el día, y en la noche, toda esta agua que quedó caliente, que se mantiene a 300 grados, la puedo utilizar para generar vapor.
Así, Cerro Dominador produce energía eléctrica las 24 horas, con capacidad de 2GW. Si eso lo pudiéramos poner en baterías serían cantidades monstruosas. Eso ya está probado en Chile que es pionero en Latinoamérica en estas tecnologías, entonces ahí se producen 120 mega watts, lo cual es bastante bueno y potente para poder alimentar a una ciudad pequeña.
Ahora, en hidrógeno verde, Chile se perfila como el mejor país para producir el hidrógeno verde por los costos y esto es por las características geográficas: mucho sol en el norte, durante mucho tiempo, con pocas nubes y, por lo tanto, puede capturar mucho calor. y genera electricidad. Por el otro lado, en el sur hay mucho viento; pero, de nuevo, está el tema de la intermitencia…
¿Qué es lo que necesita suceder?
Si yo puedo generar en el día - cuando hay sol y cuando hay aire- pero en la noche no ¿cuál es el reto? El almacenamiento. ¿Cómo almaceno tanta energía en el día para poderla utilizar en la noche? Una forma es el hidrógeno verde.
LA PROMESA DEL HIDRÓGENO VERDE
Justo durante este Día de San Valentín, la oficina chilena encargada de las inversiones internacionales en suelo local, Invest Chile, destacó la existencia de una cartera de casi US$ 30.000 millones en ese país, solo por hidrógeno verde
En un medio local, la directora ejecutiva de InvestChile, Karla Flores, puntualizó que “Chile se muestra como un polo muy interesante. Porque tenemos energías limpias, por como nuestros minerales críticos pueden tener una huella verde”.
La premisa del hidrógeno verde es que se trata de un combustible más limpio que se puede generar con impacto cero a partir de energías renovables no convencionales, que tienen el problema de la intermitencia. Y ese hidrógeno verde, que es un combustible como el diésel, permite un suministro continuo mediante las mismas redes de distribución que ya están instaladas para el diésel y la gasolina. ¿Es esa la promesa?
Es más, o menos así. Obviamente las máquinas de combustión son diferentes, porque necesitan otras presiones, pero en general, la idea es tal cual la acabas de describir, ya que yo hago licuefacción del hidrógeno y, al hacerlo líquido lo puedo almacenar tal como si fuera un combustible. Ahí Chile, como en las ERNC, también es pionero.
¿Cuál es la ventaja de Chile respecto a cualquier otro país del mundo si el hidrógeno está en la atmósfera, en todo lugar?
Las condiciones geográficas: la irradiación solar en el norte, por metro cuadrado es sustancialmente mayor. Eso significa que por un metro cuadrado de fotoceldas yo puedo producir mucho más energía eléctrica constante, por lo tanto, mi retorno de inversión es más alto. Por ende, el costo de producción de electricidad es más bajo, entonces si yo tengo un costo de producción de electricidad más bajo y el principal insumo para la electrólisis, para separar el hidrógeno del oxígeno es la electricidad. Si yo quiero producir electricidad a costos muy bajos para hacer la electrólisis, puedo producir hidrógeno verde a precios muy bajos, de hecho, se considera que Chile sería el primero o el segundo [país del mundo] en posibilidades de producir hidrógeno verde, a precio muy competitivo.
Entonces, todas las zonas del mundo ya identificadas como de alto potencial para energía fotovoltaica tienen el mismo nivel de potencial que Chile, quizás, para hidrógeno verde.
Tiene que ver con el sol, pero también tiene que ver con los ángulos y con las condensaciones. Todos sabemos que el desierto Atacama es el más árido del mundo, no hay humedad, no hay condición similar que pueda existir en ninguna otra parte del mundo, es el que tiene la mejor condición. Desde el punto de vista medio ambiente, esto es bien importante, no afecta ni la flora ni la fauna porque no hay vida, en cambio en España o en Marruecos o en otras regiones sí hay vida, sí hay flora y fauna, entonces es una condición muy particular de Chile.
Usted decía que el hidrógeno también ayudaría a descentralizar lla generación, ¿cómo?
La forma en que lo hemos hecho hasta ahora como sociedad es: ‘produzco en una generadora muy grande y después de ahí transmito la energía eléctrica y luego la distribuyo’. Pero ¿qué pasaría si podemos hacer pequeñas plantas de hidrógeno? Podemos descentralizar la generación energética y tener menos impacto ambiental, porque no necesitarías cortar cerros para hacer los trazos de la transmisión, e inclusive utilizaría menos cobre, menos aluminio, y lo podría hacer mucho más rápido. Entonces, no solamente es energía limpia, sino que ayuda a la descentralización de la producción y, por lo tanto, genera mucho mayor resiliencia en la infraestructura del país porque no va a estar tan expuesta a cortes debido a una catástrofe. Creo que la solución ideal sería buscar que la producción local estuviera cerca del consumo. Yo pensaría que así debería ser, descentralizado.
Si Chile llega a ser un productor relevante en hidrógeno verde, ¿se transforma en un exportador para países desarrollados de este combustible?
Esto abre un potencial extraordinario para Chile porque esto implica que se volvería un exportador de energía. Recordemos que Chile hoy depende de los fósiles para lo que es el transporte o la generación y la industria. El hidrógeno verde cortaría la dependencia del exterior y, aparte, le daría la oportunidad de volverse un país que no solamente exporta cobre, sino que también exportaría energía eléctrica, o en este caso energía en hidrógeno, es un universo diferente, un escenario muy prometedor para Chile. Por eso el país está apostando tanto al hidrógeno verde, por eso Chile está siendo visto como un punto de referencia en cuanto a sus políticas, en cuanto a los compromisos que se están haciendo desde el punto de vista de descarbonizar la economía. Le conviene a la economía del país, reduce la dependencia del exterior y le da la oportunidad de masificar y abrir una avenida de crecimiento muy grande como un exportador de energía.