El conocimiento de la gestión de los flujos de trabajo en los centros médicos y la alta penetración de su equipamiento está impulsando a Philips hacia proyectos de consultoría integral, incluyendo la infraestructura de nuevas instalaciones. Samuel Shand, líder informático de la compañía para Chile y Perú, desvela estas estrategias.
Justo antes de que se decretara la pandemia a nivel global, en enero de 2020, Philips cambió su foco desde un proveedor clásico de equipamiento hogareño a un consolidado socio tecnológico para el cluster salud.
Impulsada por la evidente necesidad surgida desde la pandemia, la holandesa de 130 años aceleró estos planes y ha seguido concentrando esfuerzos en la informática de la salud, en conjunto con otras áreas como diagnóstico y tratamiento, imágenes, cuidado conectado y salud personal.
Sin embargo, la compañía no ha sido ajena a las presiones producto de las complicaciones logísticas y las cadenas de suministro global, que conllevaron un descenso en sus ventas del 7,6% en el tercer trimestre, con € 4.200 millones (unos US$ 4.740 millones).
Pese a esto, el año está bien encaminado. De acuerdo al reporte financiero de este período de 2021, sus ventas del año llegaban a € 12.212 millones (unos US$ 13.784 millones), consolidando una ganancia (o ingreso neto) de € 3.173 millones (US$ 3.581 millones), más que quintuplicando el registro para la misma parte del año en 2020 (€ 588 millones).
Esta estrategia y buenos resultados se reflejan también en América Latina, donde la empresa está registrando avances para impactar aún más con sus servicios, irrumpiendo con asesorías y consultorías desde la misma concepción de los centros de salud. Todo esto en el marco de favorecer los flujos de trabajo para todo el centro médico, repercutiendo directamente en su objetivo cuádruple: mejores resultados de salud, mejor experiencia del paciente, mejor experiencia del personal y menor costo de la atención.
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Se trata de una división llamada Solutions, que le permite a la empresa abordar proyectos de alta complejidad para la región, que puedan incluir infraestructura, equipamiento, informática y servicios.
Por ejemplo, en hospitales concesionados, y a partir del perfil del área o centro específico, inician un proceso de revisión con un equipo de acompañamiento para desarrollar el proyecto, partiendo desde el mismo diseño del hospital y los trabajos arquitectónicos, en virtud del conocimiento de los flujos para optimizar la gestión del hospital integralmente.
Aunque en este aspecto todavía no registran avances significativos en América Latina, Samuel Shand, Health Informatics business leader de Philips para Chile y Perú, revela que, si bien en Chile la construcción de clínicas sigue en manos de oficinas de ingenieros o arquitectos, ya participan en la asesoría inicial de las instituciones, pues, con la penetración que tiene su equipamiento, los mismos clientes solicitan apoyo para perfeccionar la gestión.
Para el desarrollo de este tipo de proyectos, no obstante, la situación varía mucho según el país y el modelo. “No participamos en ser concesionarios, pero sí estamos en contacto con ellos para participar de manera más activa e integral, que solamente proveer el equipamiento y software, e ir con el modelo completo. Tenemos conversaciones en América Latina por construcciones totales, pero es un trabajo en progreso”, comenta Shand.
El ejecutivo cuenta que en el caso del sector privado, todo va a depender de la adopción que hagan los inversionistas de las mejores prácticas de otros países. En esa línea, que clínicas internacionales como Bupa Santiago lleguen a Chile, con estándares internacionales, facilitará el proceso para elevar la calidad de las prestaciones en el sector.
EL FACTOR INFORMÁTICO
La optimización de los procesos informáticos y digitales es el pilar de la nueva propuesta de Philips. Samuel Shand, comenta: “La digitalización de los flujos de trabajo, los datos y el management de instituciones de salud presentan cambios sustanciales en resultados técnicos y financieros, ya que mejoran sustancialmente la eficiencia, seguridad y oportunidad de las atenciones de salud”.
Esto lo sustenta en iniciativas como la ficha clínica electrónica, que incluye todas las especialidades médicas, y ha permitido, según Shand, que sus clientes logren ahorros superiores al 15% de sus costos de atención. Esta integración de los procesos punto a punto, desde la llegada del paciente hasta el cierre contable, pasando por los sistemas de gestión administrativo-financiero y de atención médica, asoman como una de las claves para su expansión en más de mil instituciones de salud en el mundo.
“Sin temor a equivocarme, un médico que trabaja en una UCI o una urgencia hoy día en Chile, está perdiendo al menos siete horas a la semana en actividades que son administrativas [...]. Esto implica que, fácilmente, un profesional de salud en el área pública en Chile está gastando un 20% de su tiempo en actividades que no tienen que ver con el trabajo para el cual fue contratado”, enfatiza Shand.
El líder del negocio de informática de Philips agrega que, considerando el gasto de Chile en lo relacionado a recursos humanos para la salud pública -más de US$ 2.000 millones al año- si el gasto en otras actividades del personal de salud alcanzara solo el 10%, se estarían perdiendo cerca de US$ 200 millones al año en actividades administrativas que no agregan valor en torno al paciente.
Con estos significativos espacios de mejora que visualiza Shand, el reto para la empresa de aquí en más está en “convencer a las instituciones de salud para sentarse a rediseñar sus estrategias, planificando sin temor al cambio”.