La falta de una mayor e intensa actividad de investigación y desarrollo se ve reflejada en un menor dinamismo de registro de nuevos inventos, marcas o modelos de utilidad que pueden lograr un impacto positivo en la productividad de las empresas y en la economías latinoamericanas. No obstante, la región no cuenta con condiciones e incentivos adecuados que fomenten la protección de la propiedad intelectual.
Ubicada en el centro de Perú, la ciudad de Huancayo vio nacer a Agrobot Robotics, un robot autónomo de cabeza móvil intercambiable con visión artificial y realidad aumentada capaz de trabajar en condiciones extremas propias de la zona, como heladas y plagas. A miles de metros sobre el nivel del mar, el robot puede realizar actividades de cuidado de vegetales, siembra, riego, podado, cosecha, electro nebulización y fumigación.
Este invento, que fue desarrollado por docentes de la Universidad Nacional del Centro del Perú, recibió a mediados de junio el registro de patente de parte de Indecopi, organismo gubernamental que vela por la defensa del consumidor y la propiedad intelectual en Perú.
No obstante, pese a que el país sudamericano es considerado como uno de los más emprendedores del mundo, este espíritu no se ve reflejado en un mayor volumen de inventos y patentes registrados por empresas locales. Y es que más allá de cumplir con registrar una patente, una marca o un diseño industrial, los derechos de propiedad intelectual son una base fundamental para el desarrollo de las actividades de emprendimiento, innovación, ciencia, tecnología e industrias creativas.
De acuerdo con el estudio “La Contribución Económica de la Propiedad Intelectual en Perú, realizado por el proyecto europeo IP Key América Latina e Indecopi, de las 1.472 patentes que se concedieron entre 2015 y 2018, solo el 3% correspondió a personas o empresas nacionales y el 97% a extranjeros.
“No hay registros de patentes porque no hay más innovación de tipo tecnológico local y porque posiblemente la innovación, que puede venir de empresas extranjeras que hacen investigación y desarrollo y quieren registrar sus patentes en el país, no están encontrando los incentivos adecuados para hacerlo”, dice Enrique Cavero, socio del estudio peruano Hernández & Cía. Abogados.
Según Cavero, otro factor para la baja tasa de registro de patentes en Perú es el territorial. “Inscribir una patente en México o en Brasil es más rentable por kilómetro cuadrado porque son mercados más grandes que el peruano. Hay excepciones, como Argentina, que a pesar de ser un país grande, tiene un pésimo con un enforceability (exigibilidad) y cada vez respeta menos la propiedad intelectual. Lo otro son los riesgos operativos que dependen de cada patente”, dice.
En general, la región latinoamericana no sobresale por tener una dinámica actividad de derechos de propiedad intelectual. Recientemente, Property Rights Alliance publicó el Índice Internacional de Marcas y Patentes que evalúa la calidad y el nivel de protección de marcas y patentes en cada país y en el que las naciones latinoamericanas obtuvieron puntuaciones más bajas que otros mercados del mundo en cuanto a protección de derechos de propiedad intelectual.
El listado, que establece una escala de puntaje final desde 0 a 1, sitúa a México, Brasil y Uruguay como los tres países con mejor puntaje en la protección de marcas en la región con 0,69; 0,60 y 0,59, respectivamente. En tanto, El top cinco de países con la mejor calificación en protección de marcas está conformado por Estados Unidos, país que obtuvo una puntuación de 0,87 y es considerado el país con la legislación más completa, seguido de China con un score de 0,86 y Austria, Italia y Reino Unido con 0,73 cada uno.
En el caso específico de patentes, el ranking delimitó una medición en una escala de 0 a 6 y ubica a Chile, México y Perú en los tres primeros lugares con puntajes de 4,63; 4,18 y 3,63, respectivamente.
Los resultados del estudio demuestran que el bajo nivel de desarrollo de conocimiento e investigación le está jugando una mala pasada a los países latinoamericanos no solo en materia de derechos de propiedad intelectual, sino también económicos.
Por ejemplo, en el caso de Perú, según el estudio de IP Key América Latina e Indecopi, los sectores intensivos en derechos de propiedad industrial relacionados con la protección de productos, o innovaciones en general, por medio de patentes, modelos de utilidad, diseños industriales y marcas, generaron un valor promedio agregado anual de S/. 338.754 millones (US$ 85.170 millones, aproximadamente), lo que representó el 55% del PIB de la economía peruana, habiendo empleado a unos 5,6 millones de trabajadores (33% del empleo total), en el periodo 2015-2018.
Asimismo, en el periodo analizado las empresas que hacen uso intensivo de la propiedad industrial ofrecieron remuneraciones 32% más altas que el promedio, mientras que el aporte al PIB por trabajador, fue 66% mayor que el promedio.
En México, por su lado, IP Key América Latina también realizó un estudio y determinó que entre 2010 y 2019 el aporte de las empresas que protegieron sus activos intangibles como marcas, patentes, modelos de utilidad, entre otros, fue de casi el 50% del PIB. En tanto, dichas empresas representaron más del 70% en la exportación e importación de mercancías.
“Esto resulta especialmente importante para entender la contribución de este sistema en indicadores macroeconómicos clave como el PIB, empleo, importaciones, exportaciones y remuneraciones per cápita; pero también para construir políticas públicas desde los diferentes sectores del gobierno central, regional y local que permitan una mayor y mejor explotación de la propiedad intelectual en áreas con mayor impacto potencial para el país”, dijo Hania Pérez de Cuéllar, presidenta ejecutiva de Indecopi, tras la difusión del informe.
Negocios online e industrias culturales con marcas registradas
Si bien la falta de mayor desarrollo y promoción para que innovadores y científicos investiguen e impulsen el desarrollo de diversas industrias y la economía en general, es una barrera para tener más marcas y patentes registradas, para Enrique Cavero este proceso no requiere de grandes disrupciones.
“A veces la innovación de tecnología no tiene que ser con grandes descubrimientos, invenciones o breakthroughs. Con la misma tecnología se pueden dar mejoras de otras cosas. El concepto de las apps que existen actualmente es muestra de esto. Es tecnología de software que soporta algún tipo de idea de negocio o emprendimiento y que calza muy bien con ese sentido de emprender que hay en Perú y otros países de la región”, dice. “Ese emprendedurismo puede ser más tecnológico si hubiera una app detrás de un negocio de desarrollo. Hay que volver los negocios online. Mucha gente está operando vía WhatsApp porque no conoce otra forma mejor. Las app se desarrollan a la par de los emprendimientos. No tenemos más apps porque no tenemos más emprendimientos o porque los que tenemos no están conectados a este factor tecnológico. Seguimos literalmente en el siglo pasado”.
Las industrias creativas son otra área en el que América Latina puede destacar en el ámbito de propiedad intelectual. “Esta economía naranja, como la llaman los colombianos, puede mover millones. La música, libros, cine, moda, los contenidos en internet como los podcasts y hasta un TikTok van a seguir evolucionando y ser más novedosos y tienen derechos de autor o propiedad intelectual”, dice Cavero.
Así, los países latinoamericanos tienen el reto de implementar reglas de juego que incentiven y fomenten mayor desarrollo e investigación, pero que a la vez protejan esta innovación y cuenten con procesos sencillos que garanticen el acceso a los derechos de propiedad intelectual a personas y empresas en beneficio de sus economías.