La disputa, en la que Bolivia expulsó a la embajadora mexicana en La Paz, generó un enfrentamiento incómodo para López Obrador, quien ha tratado de no inmiscuirse en líos foráneos y parece tener poco que ganar con una disputa prolongada.
Ciudad de México. Un impasse entre México y Bolivia creó un dolor de cabeza de año nuevo para el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, exponiéndolo a ataques de la oposición y poniendo a prueba la credibilidad de su promesa de mantenerse al margen de los asuntos de otros países.
La disputa, en la que Bolivia expulsó a la embajadora mexicana en La Paz, generó un enfrentamiento incómodo para López Obrador, quien ha tratado de no inmiscuirse en líos foráneos y parece tener poco que ganar con una disputa prolongada.
"Pelearse con un país 'pequeño' no le da; al contrario, se ve gandalla (abusivo)", dijo Roy Campos, jefe de la encuestadora Consulta Mitofsky.
Bolivia dio el lunes a la embajadora mexicana 72 horas para abandonar el país, aupando las tensiones luego de que el Gobierno mexicano denunció que autoridades bolivianas retuvieron los automóviles de funcionarios españoles que visitaron su residencia diplomática en La Paz.
Las relaciones han sido difíciles entre el izquierdista López Obrador y el gobierno conservador en La Paz, encabezado por la presidenta interina Jeanine Añez, desde que México le dio asilo al exmandatario boliviano, el socialista Evo Morales, y a nueve aliados suyos.
El país norteamericano tomó esa decisión como un gesto de principios en nombre de las personas en riesgo de persecución política, y ha acusado al gobierno boliviano de acosar e intimidar a su personal diplomático en La Paz.
La administración de Añez, que se está preparando para las elecciones presidenciales, ha comparado la actitud de México con la de un señor colonial entrometiéndose en la política interna de Bolivia.
Aunque la economía se ha estancado y la violencia ha alcanzado niveles récord con López Obrador, el mandatario sigue siendo popular tras un año en el cargo. El veterano político ha culpado a las administraciones anteriores por los problemas locales y dice que le llevará tiempo transformar el país después de años de corrupción y mala gestión económica.
Sin embargo, la estadía de Morales en México fue en última instancia negativa para la popularidad del presidente, dijo Campos de Mitofsky.
México trató de contener las tensiones el lunes, diciendo que actualmente no tenía la intención de romper lazos con Bolivia, incluso cuando España, que se vio envuelta en la disputa, expulsó a tres diplomáticos bolivianos.
Morales renunció bajo presión de las Fuerzas Armadas de Bolivia después de una elección presidencial que, según la Organización de Estados Americanos (OEA) fue fraudulenta.
Contradicciones. La retahíla desde Bolivia ha ofendido a sectores de México, incluso a los críticos de Morales, quien ignoró los resultados de un referéndum de 2016 para postularse a un cuarto mandato consecutivo.
"El actual gobierno boliviano es tan indefendible como el intento de perpetuación de Evo", opinó Agustín Basave, exlíder del opositor PRD. "Es un gobierno torpe, grosero, sin la menor noción de lo que es diplomacia".
López Obrador reconoció el mes pasado que la llegada a México de Morales, quien ahora está en Argentina, creó una crisis para su Gobierno. Pero ha defendido el derecho de México a ofrecer asilos y dijo que no será provocado por los insultos.
Sus críticos dicen que su apoyo a Morales no sólo debilitó su compromiso de no intervenir en los asuntos de otros países, sino también su promesa de austeridad desde el sector público.
Con la decisión de enviar un avión para traer a Morales de Bolivia, no pareciera que México se mantuvo neutral, aseguró Víctor Giorgana, del opositor PRI y expresidente de la comisión de Relaciones Exteriores en la Cámara baja. Según el diario El Universal, el periplo de Morales le costó a México unos US$100.000.
El Gobierno tampoco lucía creíble al enfrentarse a la administración de Añez después de haber aceptado dócilmente las demandas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para fortalecer sus fronteras y frenar el flujo de migrantes, dijo Giorgana.
Aún así, Heriberto Galindo, exembajador de México en Cuba y miembro del PRI, dijo que López Obrador había mantenido una orgullosa tradición al dar asilo a Morales y sus aliados.
Fue Morales, dijo Galindo, quien agravó las tensiones al continuar los ataques contra sus adversarios bolivianos desde México.