"Prácticamente todos los países de la región -a excepción de Cuba- se han unido a la Convención de Otawa, que regula el empleo, almacenamiento, producción, venta y destrucción de minas antipersonales", manifestó Agnès Marcaillou, encargada del servicio de desminado de la ONU.
Ginebra, EFE. La directora del Servicio de las Naciones Unidas para Actividades relativas a las Minas (UNMAS), Agnès Marcaillou, afirmó este jueves que la región de Latinoamérica y el Caribe se encuentra "en el buen camino" para luchar contra las minas antipersonales.
"Prácticamente todos los países de la región (a excepción de Cuba) se han unido a la Convención de Otawa, que regula el empleo, almacenamiento, producción, venta y destrucción de minas antipersonales", manifestó Marcaillou con motivo del Día Internacional para la Concienciación sobre las Minas Antipersonales, que se celebra hoy.
La Convención de Ottawa, que entró en vigor en 1999 con el objetivo de que el mundo estuviera libre de estos artefactos en 2009, ha sido ratificada por 161 países.
Entre los gobiernos no firmantes se encuentran China, India, Rusia, Estados Unidos, Israel, Marruecos, Cuba o Singapur.
Marcaillou destacó el caso de Colombia, único país latinoamericano donde la UNMAS está llevando a cabo uno de los 18 programas que tiene puestos en marcha a nivel mundial para acabar con las minas antipersonales
"En Colombia, estamos realizando un programa en colaboración con el gobierno para que la sociedad civil contribuya al desminado de las tierras junto con el ejército", con el objetivo de que, una vez que esos terrenos estén libres de minas, "sean devueltos a las comunidades", aseguró la directora.
También agregó que para Colombia, que firmó la Convención de Otawa en el año 2000, este proyecto es muy importante ya que se enmarca en el contexto del proceso de paz entre el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Además, la directora de la UNMAS subrayó otros programas que se están llevando a cabo en países como Afganistán, Somalia y Libia.
En Afganistán, que recibió un total de US$21,8 millones (unos 17 millones de euros) para este tipo de actividades -el 38 por ciento de las donaciones a nivel global-, la UNMAS logró el desminado de 125 kilómetros cuadrados de terreno empleando a 13.500 afganos.
Por su parte, Somalia limpió trece kilómetros cuadrados del país y destruyó cerca de 15.000 artefactos sin explotar, con fondos de US$12 millones (9,3 millones de euros), un 20% del presupuesto total.
En Libia, la UNMAS logró destruir medio millón de restos explosivos de la guerra y educar a unas 200.000 personas en los riesgos que pueden suponer este tipo de armas, con un presupuesto de US$4,9 millones (unos 3,8 millones de euros), un ocho por ciento de las donaciones a nivel global.
Los mayores donantes en el mundo para las actividades contra las minas antipersonales son Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Australia y Holanda.
"Con la presencia de este tipo de armas un país no podrá lograr jamás la estabilidad, la seguridad, el desarrollo y la paz porque la población vive con miedo al correr el riesgo de ser víctimas de explosiones en el camino a la escuela o cuando van a buscar agua", declaró Marcaillou.
En todo el mundo, unos 59 países están afectados por la existencia de minas antipersonales y otros artefactos sin explotar; adicionalmente, doce estados son sospechosos de estar afectados por este tipo de armas o lo están de forma residual.
Por otro lado, unos doce países en todo el mundo producen o estarían capacitados para producir minas antipersonales, entre los que se encuentran Birmania, aunque no ha sido confirmado que ninguno de ellos haya comerciado o exportado este tipo de armas y sólo Siria hizo uso durante el año 2012 de este tipo de artefactos.