En estos días de conflicto han surgido movimientos sociales, cabildos autoconvocados y diversos ejercicios de participación y discusión, señaló el docente del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.
Santiago.- La ciudadanía chilena se ha ido empoderando durante la crisis que cumple su octava semana de protestas por mejoras sociales, afirmó el académico de la Universidad de Chile, Octavio Avendaño.
El estallido social "ha estado marcado por un empoderamiento, una mayor participación de gran parte de la ciudadanía, sobre todo aquella conformada por los sectores medios y algunos sectores populares, los jóvenes y un importante movimiento feminista", aseguró Avendaño en una entrevista con Xinhua.
En estos días de conflicto han surgido movimientos sociales, cabildos autoconvocados y diversos ejercicios de participación y discusión, señaló el docente del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.
El 18 de octubre pasado se inició en Chile la crisis social más grave desde el retorno a la democracia, en 1990, en contra de la desigualdad y el encarecimiento del costo de la vida.
Protestas en todo el territorio por mejoras a los salarios y las pensiones, por el alto precio de los servicios básicos y por la calidad de la salud y la educación se originaron luego de que el gobierno elevó la tarifa del transporte público.
"Esta crisis es el resultado de una acumulación de tensiones no resueltas durante bastantes años", explicó el doctor en Ciencia Política en referencia a factores como el endeudamiento, la discriminación económica y el aumento de la desigualdad.
"Se fue incubando una sensación de malestar en gran parte de la población chilena, debido a los efectos que estaba generando la mercantilización de diversos ámbitos de la vida cotidiana y la profundización del modelo neoliberal", agregó.
Esto, sumado "a otra serie de situaciones deficitarias, que afectan sin duda las posibilidades de resolución de una crisis que se va incubando desde el punto de vista estructural", en medio de la cual se ha "debilitado el gobierno, el liderazgo presidencial, con la figura de un presidente prácticamente inexistente o ausente", abundó.
Al respecto, Avendaño dijo que se trata de "un problema estructural mucho más profundo" en un régimen presidencialista como el chileno, en el que "si falla la figura del presidente, estamos frente a un problema bastante severo desde el punto de vista del manejo institucional en general".
Recordó que la desaprobación ciudadana sobre el desempeño del mandatario chileno ha alcanzado niveles históricos estas semanas, según las encuestas, ante lo cual algunos políticos y movimientos ciudadanos han pedido su renuncia y criticado los proyectos de ley que la Presidencia ha enviado al Congreso.
El académico calificó la respuesta del Ejecutivo de "muy poco eficaz", apostando "al desgaste de la movilización" y con soluciones "que no son satisfactorias" para las personas.
"Lo que se esperaba es que el gobierno diera señales de iniciar un proceso de reforma estructural, además de un proceso de modificar aquella institucionalidad política que, precisamente, se ve sobrepasada y no es capaz de canalizar de manera adecuada las situaciones de conflicto", apuntó Avendaño.
Pero lo que anunció una semana después de iniciadas las protestas de octubre fueron "una serie de medidas que fueron consideradas paliativas, que no resolvían el problema de fondo, que es bastante profundo, y que incluso, según estudios, generaron mayor indignación en el conjunto de la población", explicó.
Una de las grandes preocupaciones en medio de esta crisis es la concreción del acuerdo firmado entre el oficialismo y la oposición para redactar una nueva Constitución, que viene a satisfacer una de las más importantes demandas de la sociedad chilena, añadió el académico.
En el marco del plebiscito fijado por el gobierno para abril próximo, en el que los chilenos están llamados a votar para elegir si desean o no renovar su Constitución y a través de qué mecanismo: convención mixta que incluya legisladores y ciudadanos, o una convención constituyente (asamblea constituyente).
Para Avendaño, esta crisis mantiene "un escenario abierto, con distintas alternativas o resultados", más aún "de no existir respuestas concretas y satisfactorias sobre el proceso constituyente y las demandas económico sociales que dieron origen a la movilización".
En su opinión, marzo próximo "será un mes conflictivo, con la agudización de la crisis económica" y los problemas originados desde 2018, lo cual supone "un escenario bastante desfavorable para el manejo de la gobernabilidad y bastante propicio para que el conflicto se agudice".