América Latina está en un punto de inflexión que va a requerir de un salto cualitativo en las estrategias de crecimiento económico de la última década. Ese cambio implica un mayor crecimiento basado en aumentos de la productividad y no solo en mejoras en los términos de intercambio que se han visto apalancados por incrementos históricamente altos de los precios internacionales de nuestras exportaciones tradicionales.
Uno de los mecanismos que pueden permitir modificar estos patrones es aprovechar el surgimiento de las empresas multinacionales latinoamericanas (multilatinas) como vehículo para promover la innovación, ampliar mercados y atraer nuevo capital a la región.
Vale la pena resaltar que la expansión de las multilatinas ha registrado distintos patrones de internacionalización dentro y fuera del continente. Algunas empresas como Brightstar (Bolivia) o Impsa (Argentina) han ampliado sus mercados gracias a un gran esfuerzo de innovación a nivel de productos y tecnología.
Otras empresas como Vale (Brasil) o Petrobras (Brasil) lo han hecho ampliando su acceso directo a recursos naturales en otros mercados, pero apoyándose en su fortaleza tecnológica y gerencial. Cemex (México) e Isa (Colombia) han aprovechado sus ventajas invirtiendo directamente en otras naciones, no solo basadas en el liderazgo en sus respectivas industrias, sino también conceptualizando la internacionalización como una nueva oportunidad para reinventar radicalmente su modelo de negocio.
Finalmente, Concha y Toro (Chile) y Bimbo (México) han utilizado su estrategia de inversión fuera de sus países de origen como un mecanismo comercial para construir verdaderas marcas globales.
CAF ha venido no solo financiando el esfuerzo de estas multilatinas, sino también invirtiendo en empresas de mediano tamaño que apuestan por su internacionalización.
Sin embargo, la realidad de las multilatinas sigue siendo muy acotada. De las cien principales multilatinas, 38% provienen de Brasil, 21% de México y 18% de Chile. Otros países como Argentina y Colombia apenas representan combinadamente el 12% de ellas. En países como Venezuela, empresas emblemáticas como Farmatodo, Banesco o Empresas Polar han comenzado a avanzar en esta dirección. En Panamá, Copa Airlines ha consolidado de forma acelerada su estrategia de regionalización. En el Perú, Ajegroup, Graña y Montero o Interbank se vienen expandiendo de forma interesante. Este proceso de internacionalización requiere ser multiplicado.
Otros datos también resultan reveladores. De las principales multilatinas, 95% son privadas, 3% de propiedad mixta y 2% estatales. Asimismo, 81% de estas empresas cotizan en los mercados de capitales: 68% de ellas en las bolsas locales y 75% en bolsas extranjeras. Las principales multilatinas están bastante diversificadas: 55% se encuentran en el sector de manufactura, 25% en servicios, 12% en recursos naturales y 8% en construcción. Sin embargo, las multilatinas del sector construcción en promedio operan en 24 países, lo cual es un número mucho más alto que el número de mercados en las que operan las multilatinas en servicios, recursos naturales o manufacturas (alrededor de 15 países).
La inversión extranjera originada dentro de la misma región puede llegar a convertirse en un novedoso mecanismo de integración regional. Los esquemas de integración tradicionales de América Latina atraviesan dificultades y, frente a esta situación, se debe optar por avanzar en una integración pragmática, de abajo hacia arriba. Esta tendencia pudiese ser una avenida de gran velocidad para articular cadenas de valor regionales integradas competitivamente a los mercados globales. Quizás las multiltalinas puedan convertirse en ese gran eslabón que impulse la internacionalización de otras empresas de menor tamaño, que muchas veces son sus suplidoras.
El efecto de esta integración productiva sería notable, pues las multilatinas serían no solo nuestros nuevos embajadores a nivel mundial, sino también una fuente permanente para la internacionalización de la pequeña y mediana empresa, la innovación empresarial y el aumento de la productividad.