La mayoría de los veteranos pro-europeos de Bruselas lo aplauden: "¡Emmanuel Macron es un regalo del cielo!". En la sede central de la UE se está muy satisfecho con el nuevo impulso que podría traer a una Europa en horas bajas el nuevo presidente francés. Hay un cierto entusiasmo porque al fin, un jefe de Estado quiere luchar con pasión por una Unión Europea que con demasiada frecuencia sirve de chivo expiatorio cuando hay dificultades internas.
La canciller alemana Angela Merkel parece estar dispuesta a comprometerse con este nuevo impulso. Si bien, en dosis bajas. El consejo de ministros franco-alemán de París era una especie de visto bueno para un nuevo comienzo en la UE. Una nueva era, bautizada ya como 'Mercron' (acrónimo de "Merkel" y "Macron").
Fondos de Merkel, pero tras las elecciones
Las dos partes han acordado un primer acuerdo de cooperación en áreas que están fuera de discusión entre París y Berlín: defensa europea, lucha contra el terrorismo, compromiso en la política exterior con el Sahel y en Mali y mayor promoción de inversiones en Alemania y Francia. La señora Merkel y el señor Macron tienen mucho en común políticamente: la actitud a la protección del clima a escala global, la política de refugiados... Un tándem ideal para un nuevo comienzo: por un lado, la experiencia y el saber hacer de la canciller, por otro, el ímpetu del fascinante recién llegado. Si ambos quisieran, podrían volver a poner en movimiento el corazón de Europa. ¿Pero qué es lo que quieren realmente?
Mientras Macron empuja, Merkel vacila. Primero quiere ganar las elecciones parlamentarias de septiembre y, sólo después, estará preparada para abordar la transformación de la Unión Europea y las propuestas de reforma francesas. El consejo franco-alemán de ministros dejó en suspenso todo lo que pudiera costar dinero a los contribuyentes alemanes. Sobre un presupuesto común para los 19 países de la moneda única, un ministro de Finanzas europeo y una flexibilización del pacto de estabilidad se podrá hablar en otoño. El presidente Macron ya ha cedido en algo y renuncia a la exigencia de emitir "Eurobonos", es decir, emisiones de deuda en común de los países de la zona euro.
Tan pronto implemente Emmanuel Macron sus reformas del mercado de trabajo en Francia y busque la manera de reducir el déficit público, excesivo durante diez años, Angela Merkel tendrá que ceder. ¿Será francés el nuevo comisario de finanzas del Eurogrupo o el jefe del Banco Central Europeo? Sería una clara señal de Berlín. No debe dejarse languidecer a quienes confían en la UE por las medidas de austeridad alemana. Eso sería desastroso.
Un nuevo tándem podría aliviar a Merkel
Es el cuarto presidente francés para la canciller Merkel. Ella sabrá cómo aprovechar las dinámicas franco alemanas en la UE. Sin embargo, debe estar atenta, porque una relajación del pacto de estabilidad y sus teóricamente estrictos límites de déficit podría abrir la caja de Pandora. El posible próximo primer ministro italiano, Matteo Renzi, ataca con toda su artillería al pacto de estabilidad, al que considera una herramienta de tortura de los alemanes para mantener a los italianos subyugados. Otros países podrían seguirle, mientras Merkel en su país persigue el "cero negro", es decir, unos presupuestos sin déficit ni nuevo endeudamiento.
El entusiasmo de Emmanuel Macron con la Unión Europea, como muestra su primera reunión de trabajo con la canciller, va en serio. El desarrollo económico de la zona euro es positivo. Las arcas alemanas se llenan. Este momento se debe aprovechar. Alemania y Francia deben mostrar el camino porque nadie más lo puede hacer. Alemania, el "líder en contra de su voluntad" de nuevo tiene un socio francés, que quiere estar al mismo nivel. Los reproches de que "la Merkel" era la culpable de todos los problemas financieros en Europa y de la crisis de refugiados podrían por tanto por fin acabar.