No existe una relación directa entre crecimiento y desarrollo económico, mucho menos entre crecimiento económico y desarrollo humano. El gran reto de la sociedad mundial es crear un vínculo efectivo entre crecimiento económico, desarrollo económico y desarrollo humano, en regiones con rezagos históricos en estos conceptos, como es el caso particular de América Latina.
El crecimiento económico sostenible ha sido tradicionalmente uno de los principales objetivos en la agenda de los países de América Latina, porque representa la principal fuente de financiamiento del desarrollo económico. El crecimiento económico consiste en el mayor aprovechamiento de los recursos disponibles. No obstante, no existe crecimiento económico sostenible sin factores productivos desarrollados. De modo que la relación no es lineal, sino que se trata de términos que se retroalimentan en un proceso dinámico.
El crecimiento económico sostenible es determinado por los mercados y las instituciones sociales en eficiente funcionamiento. Es decir, el crecimiento económico es un medio para el desarrollo humano, no un fin en sí mismo, pues depende de ciertas condiciones para convertirse en tendencia permanente. Por otra parte, las sociedades no detienen su nivel de desarrollo económico y humano, el desarrollo no es una meta fija, es una condición dinámica que exige la mejora continua del bienestar y calidad de vida de los individuos que viven en sociedad.
El crecimiento económico impulsa materialmente el desarrollo humano en la medida que amplía el estado de condiciones de producción y factores productivos (desarrollo económico); pero mientras mayor es el desarrollo humano, más sostenible es el crecimiento y desarrollo económico. Sin duda existe una relación muy estrecha entre todos estos términos, pero son esencialmente diferentes. El desarrollo humano exige crecimiento económico, libertad política, desarrollo económico, equidad social, participación comunitaria, sostenibilidad ambiental y seguridad humana. El problema de viabilidad del bienestar colectivo surge cuando se afirma contar con desarrollo humano y no se obtienen resultados tangibles en términos de crecimiento y desarrollo económico.
Para que haya crecimiento económico sustentable, que financie el desarrollo económico y el desarrollo humano inter-generacional, es necesario que los excedentes obtenidos de la economía se destinen a la inversión productiva, fundamental para incrementar la productividad laboral y destinar recursos a acciones concretas de desarrollo humano. El gasto público productivo como medio de intervención del gobierno en la economía, debe dirigirse efectivamente a ofrecer bienes y servicios públicos de calidad, para mejorar la eficiencia, equidad, equilibrio y desarrollo material de las naciones. Por lo que resulta imperante, lograr el equilibrio de influencias entre el Estado en democracia y el mercado, entendidas como dos instituciones complementarias y no antagónicas en la sociedad.
La idea que el solo crecimiento económico pueda resolver los problemas sociales del mundo, es una falacia. Por esa razón, algunas concepciones alternativas han puesto énfasis en el bienestar humano, basadas en la equidad de la distribución de los recursos disponibles y la creación de oportunidades para todos. Una vez superadas las ideas simplistas de desarrollo económico como única forma de desarrollo, podemos llegar al concepto de desarrollo humano.
El término desarrollo humano sostenible, surge formalmente en los años noventa, cuando Mahbuh ul Haq estaba encargado del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y propuso un modelo alternativo basado en los aportes de economistas como Amartya Sen. Desde este modelo, el desarrollo es un estado complejo, consistente en la ampliación de oportunidades y opciones de la gente para lograr bienestar en un entorno democrático. Por lo tanto, es el resultado de un proceso que involucra factores sociales, económicos, demográficos, políticos, ambientales y culturales, con la plena participación de todos los individuos.
Desde la óptica de Amartya Sen, el desarrollo humano tiene como fin aumentar la libertad real de las personas. Según este enfoque, la expansión de la libertad es el medio y fin principal del desarrollo. El desarrollo humano consiste en la eliminación de controles a los tipos de libertad, que privan a los individuos de la posibilidad de aprovechar sus capacidades y oportunidades, y además, sin estas libertades no es sostenible ni sustentable el desarrollo. Pero, para garantizar libertades fundamentales en la sociedad, deben existir instituciones económicas y sociales sólidas que impidan que se desmorone el pacto social.
Amartya Sen afirma que el desarrollo humano exige la eliminación de las principales fuentes de privación de libertad: la pobreza y la tiranía, la escasez de oportunidades económicas, la escasez de bienes y servicios públicos y la intolerancia o el exceso de intervención de Estados represivos. Por ese motivo, si nos guiamos solamente por el número que nos indica el Índice de Desarrollo Humano (IDH), resulta que países de América Latina donde actualmente no son totalmente tangibles estas libertades (como el caso de Venezuela) aparecen como de desarrollo humano alto. Recordemos que el Índice de Desarrollo Humano considera la esperanza de vida, el logro educativo (alfabetismo y matrícula escolar) y el ingreso per cápita como principales factores de desarrollo; pero lamentablemente estas variables son numéricamente influidas por políticas de masificación, que dejan de lado otros factores determinantes.
El índice de desarrollo humano omite ciertas condiciones que ponen en riesgo directo de vulnerabilidad a los individuos, como la inseguridad, el estrés, pérdida de libertades políticas, sociales y económicas, y toda falla institucional que amenace el desarrollo individual y colectivo. De acuerdo al último informe sobre el Desarrollo Humano del PNUD 2014, el progreso humano depende de la disminución de las vulnerabilidades que atentan contra el bienestar integral de individuos y sociedades, lo que incluye por supuesto vulnerabilidades económicas.
Aunque un país muestre un alto índice de desarrollo humano, ese indicador no será sustentable si en la práctica no se observan resultados notorios de crecimiento económico, desarrollo económico, estabilidad institucional y libertades garantizadas. Crecimiento económico, desarrollo económico y desarrollo humano son complementarios, pero no significan lo mismo, pues la falla de cualquiera de ellos compromete la sostenibilidad de los otros. No porque un país tenga crecimiento económico significa que tenga desarrollo económico y no todo país con alto IDH significa que efectivamente tenga desarrollo sostenible. Es importante no confundir los conceptos.
Fuentes consultadas:
1. Amartya Sen (2000). Desarrollo y libertad. Editorial Planeta, Buenos Aires.
2. Flores Nayezkha y Rafael Rodríguez. Crecimiento económico y desarrollo humano. En Observatorio Laboral Revista Venezolana. Vol 4, N° 7, enero- junio 2011
3. Hernández Andrés (1998). Amartya Sen. Ética y economía. Cuadernos de economía, Bogotá.
4. Parra Luzardo Gastón (2001). Condiciones y perspectivas de crecimiento económico en Venezuela. Colección Ediciones Especiales BCV.
5. PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2013. El ascenso del sur, progreso humano en un mundo diverso.
6. PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2014. Sostener el progreso humano: reducir vulnerabilidades y construir resiliencia.