En materia de innovación financiera y tecnologías de vanguardia en el mercado, el tema de Bitcoin y otras criptomonedas es sin lugar a dudas uno de los puntos más interesantes para los inversionistas en todo el mundo. A continuación, una breve explicación sobre el funcionamiento de las criptomonedas, su potencial de largo plazo y los riesgos a tener en cuenta.
La revolución del Blockchain
El Blockchain (o cadena de bloques) es la base tecnológica del funcionamiento del Bitcoin y otras criptomonedas. Podría decirse que básicamente se trata de una base de datos compartida que funciona en forma similar a un registro o libro contable; puede imaginarse por ejemplo un archivo de Excel compartido por una gran cantidad de usuarios. Existen copias del registro en la red y en los ordenadores de cada participante en la creación y modificación de ese archivo. Esto presenta ventajas fundamentales en términos de seguridad y evitar manipulaciones, fraudes, confiscaciones y robos.
Más allá de los detalles sobre el funcionamiento tecnológico de estos instrumentos, es importante comprender qué es lo que aportan las criptomonedas en términos de innovación. En esencia, estos instrumentos crean activos digitales con valor y escasos, y además lo hacen en forma descentralizada.
En el modelo tradicional de Internet, lo más habitual es que se transfieran copias de archivos. Por ejemplo, si compramos una eBook en Amazon, recibiremos una copia de ese archivo.
Cuando se trata de transferir dinero online, la diferencia es central, ya que es importante que no exista duplicidad. Si A le transfiere dinero a B, necesitamos asegurarnos de que A no podrá disponer de una copia de ese dinero. La garantía al respecto corre tradicionalmente por parte de compañías como los grandes bancos y las tarjetas de crédito, las cuales operan dentro del mercado regulatorio establecido.
Cuando se utilizan aplicaciones de Blockchain desaparece la necesidad del intermediario, ya que el registro de la operación implica necesariamente que la salida y entrada del dinero de una cuenta a otra son en efecto una misma transacción. Esto implica beneficios considerables en cuanto a seguridad, ahorro de costos, velocidad y privacidad, evitando así problemas como robos y confiscaciones.
El nacimiento de Internet permitió intercambiar información digital en forma descentralizada y sin necesidad de intermediarios. Desde una perspectiva similar, Bitcoin y otras criptomonedas permiten intercambiar valor económico eliminando los intermediarios y las regulaciones, garantizando, además, el anonimato de los participantes en la operación.
Es importante tener en cuenta que actualmente apenas estamos viendo la punta del iceberg en lo que respecta al desarrollo de las criptomonedas. Así como a principios de la década del ‘90 hubiera sido muy complejo evaluar el potencial de Internet a largo plazo, hoy en día es complicado comprender el alcance de las tecnologías de Blockchain y criptomonedas en el largo plazo.
Un punto importante a tener en cuenta es que grandes jugadores como bancos de inversión, compañías financieras, firmas de capital de riesgo y emprendedores de alto nivel están apostando fuertemente a estos tipos de desarrollos.
En algún sentido, esta clase de procesos funciona como una profecía autocumplida. En la medida en que se vuelcan grandes sumas de capital financiero y humano al desarrollo de tecnologías de Blockchain, esto incrementa también las posibilidades de que estas tecnologías tengan desarrollos atractivos en el tiempo.
No perder los riesgos de vista
Las tecnologías de Blockchain y los activos basados en éstas ofrecen un potencial más que interesante. De hecho, probablemente es demasiado temprano para comprender el potencial de estas herramientas y cuáles podrían ser las implicancias en los próximos años y décadas.
Por otro lado, esto no justifica por sí mismo una tesis de inversión en criptomonedas, especialmente teniendo en cuenta que los precios de muchos de estos instrumentos han subido exponencialmente en los últimos meses.
No es sencillo calcular cuál es un precio razonable para pagar por un activo de este tipo. A nivel intuitivo se comprende que mientras más utilizado sea el instrumento, mayor debería ser su demanda y, por lo tanto, también su precio de mercado. Sin embargo, a diferencia de una acción o un bono, no existen herramientas de valuación bien establecidas que nos permitan calcular si un activo en particular se encuentra sobre-valuado o sub-valuado.
La comparación con la revolución tecnológica que implicó Internet parece tener bastante sentido. Nadie duda de que la red de redes transformó radicalmente nuestras vidas, y muchos de los negocios más exitosos en este rubro han generado ganancias extraordinarias para los inversionistas: de hecho, buena parte de las compañías más valiosas en el mercado operan en internet y tecnologías relacionadas.
Por otro lado, sobran los ejemplos de negocios que fracasaron estrepitosamente en el mundo de internet, especialmente entre las primeras empresas que salieron al mercado durante los tiempos de la burbuja de acciones tecnológicas. Amazon (AMZN) generó ganancias espectaculares en el mercado de ecommerce a largo plazo, aunque muchos de los primeros jugadores en el mercado terminaron en la quiebra, y los accionistas en estas firmas perdieron prácticamente la totalidad del capital invertido.
Quienes desprecian al Blockchain, al Bitcoin y otras critpomonedas como una moda o un simple juguete están perdiendo de vista el potencial transformador de estas tecnologías a largo plazo. Por otro lado, comprar a cualquier precio con expectativas desmedidas de ganancias implica perder de vista los enormes riesgos que conlleva invertir en una herramienta tan innovadora. Las reglas de juego en el mercado de criptomonedas aún se están escribiendo, por lo tanto, operar con cautela y precaución es una estrategia inteligente.
A la hora de asignar capital a estas clases de activos, conviene tener en cuenta que son enormemente volátiles e inestables, por lo tanto, conviene ser selectivos e invertir en forma paciente y pausada, tomando posiciones parciales en la medida en que los precios resulten atractivos.
*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.com.