Hace diez años estudié parte de mi maestría en el campus de Viña del Mar de la escuela de negocios de la Universidad de Adolfo Ibáñez. Fueron dos semestres fructíferos que me han marcado para siempre.

Esta semana una conversación me hizo pensar mucho en la viña, en Viña (del Mar) y cómo la empresa (u organización) es parecida a una viña -un conjunto de factores le hace crecer y sus frutos (agrios o dulces) dependen mucho del viñador y el equipo que cuida de su bienestar.

En cualquier organización hay complejidad dentro y fuera. El trabajo del viñador de una empresa es guardar el equilibrio entre cambio y tradición, acción y estrategia, elementos naturales y acciones humanas. El éxito no depende solamente de ventaja competitiva- sino de lo que uno hace con las ventajas que se tiene -los “frutos” de la viña o de la empresa.

Lo difícil, creo yo, no es descubrir los frutos, sino atreverse a buscar formas para sembrar más frutos o mejorar los frutos que tenemos. ¿Por qué cambiar cuando estamos “bien”?

El sentido de superación y mejoramiento continuo ha existido en nuestra sociedad por siglos. Este sentido también existe en nuestra competencia. Si no estamos mejorando la viña, buscando agua en una sequía, cortando las ramas que no produce frutos, otro viñador -empresa, competidor, producto, servicio- puede reemplazarnos fácilmente.

La próxima semana participaré nuevamente en el Foro Global de Peter Drucker en Viena, Austria. El tema de este foro es “la gran transformación” y exploraremos cómo manejamos una empresa hacia la prosperidad. Dentro de los presentadores están Clayton Christensen, Roger Martin, John Hagel III y Nilofer Merchant.

Si queremos dirigir una empresa, una organización o una viña hacia la prosperidad, ¿cómo hacemos? Hay principios que no salen de moda, principios que exponía Peter Drucker hace 20 años, como el enfoque hacia la persona (sea cliente interno o externo), la necesidad de la inversión en innovación y tecnología, y poner la mirada siempre a las futuras generaciones. También hay elementos nuevos que hay que considerar en la junta directiva, en las conversaciones de gerencia y en los proyectos de toda la empresa. Por esta razón, vuelvo a la metáfora de la viña porque los frutos vienen cuando hay equilibrio; no miramos solo a lo que funciona en el pasado, sino que hay que explorar, cuestionar nuestros perjuicios y proponer cambios en el ecosistema empresarial.

Los ganadores del premio Drucker están pensando en nuestro mundo, la tecnología y el “país de maravillas digitales”, y exponen sus ideas en los ensayos y videos disponibles en la página web del Foro Drucker.   

¿Sera tu empresa una viña que sigue dando frutos en diez años?