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Reforma a la OMC: desafíos y oportunidades
Mié, 27/03/2019 - 10:07

Rodolfo Vilches

Brasil, socio fundamental en el desarrollo de Chile y la región
Rodolfo Vilches

Rodolfo Vilches es socio y fundador de "Velasco, Rioseco & Asociados", y exnegociador de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales de Chile.

Desde que la mayor economía del mundo, EE.UU., comenzara a poner en marcha sus promesas de campaña en materia de política comercial, han comenzado a brotar con mayor fuerza múltiples críticas al funcionamiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la necesidad de su reformulación, adecuándola por cierto a las nuevas exigencias de la economía global.

Las acciones de EE.UU. que han desatado los cuestionamientos han sido su salida del CPTPP, la renegociación de sus TLC con Corea, el Nafta, sumado a la aplicación de la Sección 232 para imponer medidas comerciales. Todas han provocado cuestionamientos a la OMC y a su Órgano de Apelación y sus resultados, sumado a la sensación de que el organismo también es incapaz de controlar y fiscalizar a China y sus practicas comerciales. 

La Comisión Europea envió a su Comité de Política Comercial un dossier con algunas propuestas para la modernización de la OMC. El documento abarcaba asuntos sobre creación de reglas, la regulación de subvenciones, servicios y de inversión (ejemplo: transferencia forzada de tecnología); el trabajo permanente de la organización, su transparencia y una reforma al mecanismo de solución de diferencias, entre otras.

Así, comienza a ser evidente que el sistema multilateral de comercio, particularmente, a través de la OMC, no está siendo capaz de dar soluciones y estar a la altura de los desafíos económicos y comerciales del siglo XXI, que incluyen, entre otros, el cambio y desarrollo tecnológico, las cadenas de valor, la participación de las pymes, el desarrollo e influencia de China, la abundancia y proliferación de acuerdos comerciales bilaterales, el comercio digital y sustentable, el proteccionismo y la imposición unilateral de aranceles.

Hoy la discusión se ha centrado principalmente en creación de reglas, el trabajo permanente de la OMC y el mecanismo de solución de diferencias, cuestión que responde más bien a resolver intereses coyunturales. Esto ultimo, no es menor. El Órgano de Apelación, que por norma debe contar con siete jueces permanentes (actualmente con tres miembros, mínimo exigido para que cada recurso de apelación pueda ser resuelto), en 2019 podría no tener la cantidad mínima de jueces, dado el bloqueo que ha llevado a cabo EE.UU., desde mediados de 2017, al proceso de elección, que requiere del consenso de todos los miembros para ser iniciado. La sola impugnación o negación de uno de los miembros de la OMC es suficiente para paralizar la iniciación de este proceso, caso que ocurre hoy.

El 10 de diciembre de este año, termina el periodo formal de dos de los tres jueces actuales, quedando en ejercicio solo uno. ¿Qué significa esto para la OMC? Básicamente, que el Órgano de Apelación no podrá seguir actuando. Así, dada la estructura del mecanismo, este será inoficioso y cuando una parte pierda, esta podrá eventualmente bloquear la resolución práctica de un caso. En otras palabras, si una de las partes de un caso ejerce su derecho de apelación, pero no hay un órgano para acoger dicho caso, la adopción del reporte del panel quedaría suspendido hasta que se pueda zanjar el recurso impuesto. Es decir, suspendida la adopción del reporte, la obligatoriedad del mismo también lo queda.

Lo anterior no es menor. El Mecanisno de Solución de Diferencias (MSD) es un pilar central de la OMC que ha dado seguridad al sistema multilateral de comercio y es un referente en Derecho Público Internacional, con un grado de cumplimiento de las resoluciones cercano al 85%. Por tanto, más allá de los variados aspectos que por cierto debe reformular la OMC para mejorar su funcionamiento actual, este año será clave para el futuro del mecanismo.

Pero las mejoras deben responder a cuestiones mas profundas y acordes a los desafíos comerciales, y deberían incluir una reformulación de mayor alcance en áreas como monitoreo y transparencia real de las medidas comerciales, cooperación internacional, prácticas anti competitivas llevadas a cabo por empresas estatales y privadas; acceso a mercados agrícolas, eliminación de subsidios, comercio electrónico, etc. 

El desafío de modernizar y reformar la OMC requiere de la voluntad de todos sus miembros. Si bien China ha establecido que "apoyará los principios de la OMC y promoverá una economía global abierta, así como a un desarrollo inclusivo, equilibrado y mutuamente beneficioso de la economía mundial", sería iluso desconocer que la segunda economía mundial, primer exportador y segundo importador global, no hará valer estos pergaminos ante cualquier decisión que se tome en el marco de estas reformas y que implique un cambio a su modelo de desarrollo y a la interoperatividad que existe entre su sistema político y económico.

En el caso de Chile, hemos participado en una serie de iniciativas que impulsa la OMC, como es la internacionalización de las pymes y el intercambio de información y buenas prácticas, lo que nos entrega reconocimiento en el trabajo dentro de la organización. Dicho eso, el país con mas acuerdos comerciales en el mundo y que ha levantado la bandera y beneficios del libre comercio, como son bienestar y prosperidad, en todos lo foros internacionales, no puede sino tener un rol fundamental en este proceso. Así, su historia en la materia y el reconocimiento internacional, lo dejan en una situación privilegiada para estar en el grupo de países que lideren los cambios al marco regulatorio que rigen hoy el comercio global.

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