La razón es que los tradicionales salarios bajos en el país han representando una de las principales ventajas comparativas que le han permitido convertirse en una "potencia industrial", explicó el economista para México y Canadá de Bank of America Merrill Lynch (BofAML), Carlos Capistrán.
Ciudad de México. La recién aprobada reforma laboral de México como un requisito para avanzar en la ratificación del acuerdo de libre comercio para Norteamérica, podría restar competitividad al país si no se aplican correctamente las mejoras salariales, consideró este miércoles el Bank of America Merrill Lynch (BofAML).
En su reporte "México, poder a la gente trabajadora", el economista para México y Canadá de la institución, Carlos Capistrán, dijo que la introducción del nuevo marco laboral no está libre de riesgos en el futuro.
La razón es que los tradicionales salarios bajos en el país han representando una de las principales ventajas comparativas que le han permitido convertirse en una "potencia industrial", explicó.
"Los salarios más altos podrían socavar esa ventaja y también podrían ejercer presión sobre la inflación, en particular la inflación de servicios, que recientemente se ha mantenido obstinadamente por encima del objetivo del 3% del banco central, a pesar de una desaceleración de la actividad económica", afirmó.
"Si los salarios más altos reflejan ganancias de productividad, esos riesgos se reducirán", agregó.
No obstante, aclaró que las mejoras salariales establecidas en la reforma se sumarán al aumento al salario mínimo del 16% establecido por la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, a partir de este año, lo que podría elevar los riesgos incluso para la creación de empleos.
Capistrán indicó que la reforma laboral, aprobada por la Cámara de Diputados el jueves pasado, tiene el propósito de alinearse al acuerdo 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así como con el anexo 23 del Acuerdo México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) de libre comercio.
Los cambios laborales se dieron de una forma "precipitada", según el economista, debido a que la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la demócrata Nancy Pelosi, advirtió que los legisladores estadounidenses no deberían respaldar el T-MEC, a menos de que México aprobara una ley para proteger los derechos laborales.
"Aunque aún no está claro si las enmiendas serán suficientes para satisfacer al Congreso de los Estados Unidos, al menos muestra buena voluntad del lado mexicano para avanzar en el proceso de ratificación del T-MEC", explicó Capistrán.
El nuevo pacto fue firmado en noviembre después de largas negociaciones que se prolongaron por más de un año, pero todavía debe obtener el aval de los congresos de los tres países para entrar en vigor y reemplazar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que ha estado vigente desde 1994.