Esta movida empresarial se traduciría en la fusión de Telefónica (Movistar) y Tigo, así como el control de Millicom sobre Tigo Une.
Este miércoles se dio el primer paso para capitalizar al operador. Millicom y EPM anunciaron que cada parte aportará US$ 71 millones.
Millicom y UNE, los accionistas mayoritarios del operador, tenían hasta el 11 de octubre para encontrar una solución a la crisis financiera de Tigo. En este punto, la reorganización es el desenlace más probable.
Su aprobación está sujeta a unas condiciones orientadas a evitar afectaciones en mercados mayoristas o a la cobertura y garantizar la separación de núcleos de red y el cumplimiento de los principios de libre competencia.
Millicom quiere que Empresas Públicas de Medellín (EPM) le ayude a recapitalizar la empresa, aunque bajo otros plazos.
Para mitigar el riesgo de que Tigo UNE se declare en quiebra, Millicom hace una nueva propuesta que, aseguran, no pone en riesgo el peso accionario que hoy representa EPM en la compañía.
En la empresa tiene participación Empresas Públicas de Medellín (EPM) y el alcalde de la ciudad colombiana, Daniel Quintero, dijo que está en rojo y en peligro la continuidad del servicio a los usuarios.
El objetivo de este acuerdo para desarrollar una red compartida de acceso móvil es hacer más eficiente la gestión de las redes actuales y que la nueva empresa se convierta en un vehículo de despliegue de nuevas tecnologías como el 5G.
El país centroamericano obtuvo US$ 49,8 millones por la concesión de 2,5 GHz a Tigo, del grupo Millicom International Cellular y al operador Claro de América Móvil.
La nación centroamericana le sigue los pasos a Brasil, Chile, Uruguay y la República Dominicana, mercados que han lanzado licitaciones para la red de quinta generación.
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