La máquina fue diseñada, desarrollada y fabricada íntegramente en el país austral, mediante una alianza público-privada y su inversión superó los US$ 800.000.
Las flotas de buses eléctricos ya son comunes en el transporte público de México y Chile, a pesar de los desafíos en infraestructura y logística. ¿Cuál es el rol que juegan firmas chinas como BYD en este modelo aparentemente exitoso en estas capitales latinoamericanas?
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