Con una fortuna estimada en 84.100 millones de dólares, Warren Buffett es uno de los hombres más ricos del mundo, y el magnate ha construido su cuantiosa fortuna en base a su extraordinaria capacidad para tomar decisiones de inversión en los mercados financieros.
Además, Buffett cuenta con una habilidad excepcional para explicar conceptos importantes en forma simple y efectiva, de forma que todos puedan entender sus consejos. A continuación, tres consejos simples y efectivos del también conocido como “Oráculo de Omaha” para invertir con éxito.
“Sé temeroso cuando los demás son codiciosos y sé codicioso cuando los demás son temerosos”
Los precios de los activos financieros no siempre reflejan un estimado racional sobre su verdadero valor fundamental. Las emociones y la psicología de masas juegan un rol central en los movimientos de precios de los activos, y muchas veces generan oscilaciones de precios que resultan excesivas.
En un contexto de optimismo generalizado en los mercados, es altamente probable que los precios de los activos resulten demasiado elevados. Por lo tanto, es conveniente que el inversor mantenga la cabeza fría y sea cauteloso a la hora de tomar posiciones de compra.
Por el contrario, cuando el pesimismo y el temor son las emociones dominantes en el mercado financiero, entonces probablemente los precios de los activos presenten valuaciones de oportunidad. En este contexto, el inversor debe ser agresivo y capitalizar las oportunidades de compra que puedan presentarse.
En general, existe un amplio consenso al respecto de que, desde una perspectiva de largo plazo, los mercados bajistas profundos suelen ser grandes oportunidades de compra. Sin embargo, comprender intelectualmente este concepto no es lo mismo que tener la fortaleza de carácter necesaria para aprovechar las oportunidades de compra en un mercado bajista de magnitud. Cuando los precios están cayendo sin pausa y las perspectivas de mercado están en franco deterioro, resulta difícil poder comprar en forma agresiva.
Si bien la idea de comprar durante las caídas de precios es bastante simple de entender, la implementación de esta estrategia implica una capacidad excepcional. Al respecto, Warren Buffett publicó en Octubre de 2008 –en el peor momento de la crisis subprime en los Estados Unidos– una carta abierta en el New York Times con el título: “Compra Estados Unidos, Yo Lo Estoy Haciendo”.
En plena crisis de mercado, Buffett anunciaba con bombos y platillos su decisión de capitalizar agresivamente las oportunidades de compra en el mercado. Sin embargo, la gran mayoría de los inversores no tuvieron en ese momento la perspectiva de largo plazo necesaria para seguir sus consejos. Queda claro, en base a esta experiencia, que el intelecto a veces no es suficiente para tomar buenas decisiones de inversión, ya que se necesita para eso un carácter firme y un férreo control de las emociones.
“Cuando invertimos en compañías extraordinarias con un horizonte extraordinario, nuestro horizonte de inversión es para siempre”.
Buffett mantiene un horizonte de inversión de largo plazo, y muchas de sus inversiones más importantes han estado en su portafolio durante décadas. Esto está relacionado con la calidad de las compañías en las cuales invierte Buffett, ya que generalmente se trata de negocios con fortalezas extraordinarias.
Mientras mayor es la calidad del negocio, mayores son las probabilidades de que sus ventas y ganancias evolucionen favorablemente en el tiempo, y por lo tanto, más conveniente resulta tener un horizonte de inversión de largo plazo. En palabras de Buffett una vez más: “El tiempo es amigo de los negocios maravillosos y enemigo de los negocios mediocres”.
Incluso para inversionistas de corto y mediano plazo, tener una mirada de largo plazo resulta fundamental. Todas las estrategias de inversión atraviesan períodos buenos y malos. Un error muy habitual es cambiar de estrategia cuando los resultados no son lo suficientemente atractivos en el corto plazo. Esto muchas veces conduce a resultados decepcionantes, ya que es habitual que el operador abandone la estrategia precisamente cuando los resultados están a punto de revertirse.
El punto central es que tener una mirada de largo plazo es un factor de éxito fundamental, no solo para inversores de largo plazo como Buffett, sino también para operadores de corto y mediano plazo que necesitan poder evaluar los resultados de la estrategia con una mirada amplia.
“Parece que existe una perversa característica humana que consiste en hacer lo simple complejo”
A menudo, los errores más costosos que suelen cometer los inversionistas tienen que ver con operaciones demasiado complejas y sofisticadas. Sin ir más lejos, buena parte de los problemas derivados de la crisis financiera de 2008-2009 tuvo que ver con un proceso de compleja ingeniería financiera aplicada al mercado de bienes raíces e hipotecas en los Estados Unidos. Muchos de los inversores que compraron los activos hipotecarios tóxicos no comprendían el sofisticado funcionamiento de los mismos, por lo cual no es de extrañar que el resultado de esas inversiones haya sido desastroso.
Lamentablemente, muchas veces las corporaciones en el mercado financiero buscan generar un grado de complejidad innecesario en las estrategias de inversión. Mientras más elaborado y sofisticado es el plan de inversiones, mayores posibilidades tiene el banco de cobrar comisiones excesivas por un servicio de calidad mediocre. Desde este punto de vista, la complejidad innecesaria favorece a los intermediarios y perjudica al inversionista.
En este sentido, el consejo de Buffett está en la misma línea de lo que piensa otro de los más exitosos gestores de fondos de inversión, Peter Lynch. El punto de vista de Lynch no puede ser más contundente al respecto: “Nunca inviertas en una idea que no puedas ilustrar con un crayón”.
*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.com.