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Complejidad en los negocios: una forma de navegar en ultramar
Mié, 09/05/2018 - 11:42

Esther Clark

¿Qué tienen en común la pesca y los negocios?
Esther Clark

Esther Clark es consultora internacional con experiencia en temas de estrategia y corporate governance. Su empresa, Hipona Consulting, trabaja con clientes en América Latina, EE.UU., Canada y la UE.

Cuando tenía diez años, crucé el océano Pacífico en un barco de vela, saliendo de la costa oeste de Canadá hasta Australia y el sur Pacífico. No apreciaba lo complejo que era hasta años después; la navegación en ultra mar contempla un sinnúmero de elementos interactivos, interdependientes y diversos.  Existen patrones. Por ejemplo, las corrientes son predecibles y grabadas a través de los años por navegadores y científicos, sin embargo, las interacciones entre corrientes y elementos de mar y de tierra, y de tripulación de barco, pueden variar de manera importante. Ahí yace la complejidad. Ahí nace el buen líder que, junto con su tripulación, destaca por su audacia, su perspicacia y su tolerancia a la ambigüedad. 

Alan Perlis, científico de la computación, decía que los tontos ignoran la complejidad, los pragmáticos sufren la complejidad, muy pocos logran escapar de la complejidad y los genios la hacen desparecer. En los negocios y en el mundo del emprendimiento en América Latina, ¿qué función juega la complejidad? ¿Es catalizador o catástrofe? ¿Se usa para fomentar empresas y equipos líderes que abrazan la ambigüedad para formar nuevos sistemas, equipos, ideas y productos?

La complejidad no es simplemente “complicación”. Sistemas complicados tienen muchas partes en movimiento, pero operan según un patrón con datos predecibles. En cambio, los sistemas complejos están imbuidos de características que pueden operar de formas modeladas, pero cuyas interacciones cambian constantemente.

La “disrupción” se ha vuelta una palabra de moda, pero la esencia de la teoría de Clayton Christensen explica cómo una empresa “insignificante” puede convertirse en un líder por ofrecer algo -en forma o función- totalmente diferente. La innovación no es un fin en sí mismo, sino un proceso, un viaje y una manera de “hacer desparecer” la complejidad, ofreciendo algo que traspasa las reglas del juego, los prototipos y los modelos mentales que tenemos. Jeff Bezos sostiene que su empresa Amazon actúa como si fuera “Day 1” o el primer día para fracasar y crear algo nuevo. La innovación une ideas de una forma distinta y presenta una nueva interacción frente a cambios o ambigüedad.

La complejidad existe y existirá. Los navegantes en el ultramar forjan nuevos caminos precisamente por estos cambios y conexiones inesperadas. La complejidad representa una oportunidad catalizadora para que los procesos, sistemas y organización reflejen nuevas realidades, ambigüedades e ideas. En América Latina, la complejidad y las oportunidades están presentes en abundancia. La clave es reconocer el tipo de complejidad y si existe la capacidad y el anhelo dentro –o fuera– de la organización para gestionar activamente elementos asociados con la complejidad. Hoy puede ser la oportunidad de “hacer desaparecer” la complejidad y navegar en ultramar, cruzando fronteras mentales y físicas para lograr algo nuevo.

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