La implementación de programas digitales requieren de una mentalidad acorde, de lo contrario, probablemente fallen y tendrán resultados decepcionantes. Por eso, es necesario aplicar algunas tácticas específicas para crear y desarrollar esta nueva forma de pensar y lograr el éxito.
Evolucionar a lo largo del tiempo: la cultura empresarial es algo vivo que evoluciona como resultado natural de las actitudes, percepciones, principios y conciencia colectiva. Los ejecutivos no siempre pueden controlarla, pero pueden influir en ella y, además, se pueden ejercer acciones para capacitar, reforzar e incentivar comportamientos e implementar políticas que lleven a los empleados hacia el modelo.
Estar de acuerdo: los ejecutivos deben estar de acuerdo y tener una imagen clara de los valores que serán parte de la cultura de la organización, ya que las inconsistencias generarán confusión y serán contraproducentes.
Ser audaz: comprometerse con las nuevas ideas, con total entusiasmo y disposición de recursos, incluyendo fondos y personal. Los conceptos digitales disruptivos, especialmente las nuevas formas de facturación o nuevas ofertas de servicios requieren una mentalidad de compromiso.
Ser modelo: el liderazgo de la empresa establece el tono. Como dice el reporte sobre la creación de la cultura empresarial de McKinsey: "Desarrollar una cultura donde la gente se sienta cómoda intentando cosas que pueden fallar, comienza con la actitud de los líderes senior y con el modelo desarrollado. Deben romper el status quo de la toma de decisiones jerárquicas, superar el foco de optimizar, en lugar de innovar y festejar poder aprender de los errores".
Apoyar la toma de decisiones en primera línea: brindar a los empleados la información que necesitan para tomar decisiones basándose en datos en tiempo real. Por ejemplo, equipar a los empleados del call center con análisis en tiempo real de los perfiles de las cuentas o datos sobre el uso y la rentabilidad, de manera que puedan tomar pequeños riesgos al modificar órdenes y ajustar la oferta en tiempo real.
Probar y aprender: hay que probar nuevas ideas, aprender de las fallas y también de los éxitos. El aprendizaje continuo debe ser una prioridad instalada dentro del personal. A medida que las organizaciones aprenden cómo aplicar los datos recibidos de los sensores, la base de conocimiento de la organización irá creciendo.
Comunicación con los clientes: estar centrado en los clientes es ahora una necesidad. Acercarse al cliente ayudará a disminuir el riesgo de la experimentación, porque los clientes pueden colaborar con ideas y responder a las vistas de los productos, brindando a los diseñadores feedback valioso.
Unificar la empresa conforme al foco en el cliente: el foco en el cliente debe extenderse más allá de las ventas y el servicio. Debe ser un elemento cultural que unifique e impulse todas las decisiones principales en todas las áreas del negocio. Esto incluye todos los departamentos, el piso de planta, almacén y entrega, finanzas, y servicio post venta. El personal que no tiene relación con los clientes requiere otras formas de asimilar la perspectiva del cliente y alinearse con la estrategia centrada en el cliente.
Brindar capacitación: las nuevas maneras de hacer negocios requieren nuevas capacidades. Prepararse para capacitar a los empleados en todo tipo de funciones que incluyen trabajo en equipo, resolución de conflictos, resolución de problemas y cumplimiento de metas.
Crear un ambiente colaborativo: descubrir mecanismos, ya sean herramientas digitales o personales para que el personal aprenda de otros, compartan ideas y apliquen conceptos a problemas a medida que surgen. Las ideas pueden surgir de cualquier parte de la organización, si estamos atentos escuchando.
Festejar los éxitos: los éxitos pueden ser pequeños logros, como también metas importantes. El reconocimiento refuerza el comportamiento y solidifica el compromiso. El reconocimiento de las contribuciones realizadas por el personal como también el esfuerzo del equipo ayuda a crear modelos de comportamiento y actitud.