Surrealista ha sido nombrada la palabra del año por el diccionario Merriam-Webster. Esto por la cantidad de veces que la gente buscó la definición de la palabra y el diccionario lo asocia con los eventos tan surrealistas que han marcado el 2016 en el mundo.
Desde el voto para que Gran Bretaña saliera de la Unión Europea, el Brexit; el ascenso de Marine Le Pen en la política en Francia; los ataques terroristas en Niza; el intento de golpe de Estado en Turquía y, evidentemente el triunfo de Donald Trump. Todos estos acontecimiento hicieron que la gente acudiera a buscar el significado de surrealista en tantas ocasiones que Merriam-Webster decidió que fuera su palabra del año.
¿Y cuál fue la segunda más buscada? Fascismo. Un paso adelante de la más buscada en el 2015 que fue socialismo, por el asenso de Bernie Sanders como figura política en Estados Unidos.
Surrealista ha sido este 2016, sin duda. En el mundo y México no ha sido la excepción. Pero en estos renglones quisiera enfocarme, por el lugar que ocupa mi columna, en los temas internacionales.
Más allá de lo surrealista que resultó el triunfo de Donald Trump, surrealista —absurdo o sin sentido— ha sido ver la respuesta tan agresiva del electorado en los países que dieron un giro inesperado. Cuando menos así se sintió en un primer momento aunque luego han venido las explicaciones.
Fue el caso primero con el Brexit que hasta el propio impulsor de esa medida, Nigel Farage, no creía que esto se fuese a dar y una vez que el resultado de la votación fue por la salida de la Unión Europea él también decidió salirse del UKIP, el partido desde el cual postuló la medida, para así poder lavarse las manos en liderear los pasos siguientes.
Lo mismo fue el resultado en Colombia en donde los electores dieron el NO al proceso de paz impulsado por el presidente Juan Manuel Santos para acabar con la guerra en contra de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC.
También le ocurrió al ahora exprimer ministro de Italia, Matteo Renzi, quien quiso hacer cambios constitucionales pensando en disminuir el poder del Senado. Perdió el referéndum y eso ha fortalecido a políticos populistas como Beppe Grillo que de ganar el poder serían impulsores del Italexit.
Y más allá de esos cuatro procesos en los que las encuestas decían una cosa y arrojaron otros resultados, surrealista ha sido ver el recrudecimiento de la situación en Siria, concretamente en Alepo, sin que la comunidad internacional actúe enérgicamente para terminar con la masacre de Bashar al-Assad.
Pero es que este evento surrealista se da en medio de otro más: el fortalecimiento de Rusia y concretamente de Vladimir Putin en un momento en que Estados Unidos ha estado ensimismado primero en su propio proceso electoral y ahora en la transición.
Una transición en la que el principal actor, el presidente electo Donald Trump, es a su vez no sólo surrealista sino impredecible. De hecho la palabra que quizás no fue tan buscada, pero que me parece define con precisión el año 2016 en cuanto a eventos ocurridos en la escena internacional es impredecible.
Estamos concluyendo el 2016 y nadie sabe cómo serán los primeros cien días del futuro inquilino de La Casa Blanca. Bueno, tan impredecible es Donald Trump que ¡ni siquiera sabemos si va o no a vivir en la Casa Blanca!
Cierra pues este 2016 tan surrealista...y el 2017 se anticipa arrancará cuando menos en esos términos, pero con la fuerte posibilidad de que a este adjetivo se sumen otros como: inestabilidad, xenofobia, desigualdad...
*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.